VALÈNCIA. El Ayuntamiento de València ya prevé hacerse cargo de la gestión de La Marina una vez se consume la extinción del Consorcio Valencia 2007, que gestiona el espacio. De hecho, el gobierno municipal que dirige el alcalde, Joan Ribó, ya ha previsto en los presupuestos municipales del año que viene varias partidas relativas a la gestión directa del espacio.
Ribó así lo anunció este lunes en la presentación de los presupuestos locales para 2023, según los cuales el consistorio tendrá que hacer una "aportación municipal" de tres millones de euros. Un dinero que saldrá directamente de las arcas municipales y que permitirá al Ayuntamiento, junto a los ingresos patrimoniales derivados de concesiones, eventos y aparcamientos de La Marina -1,8 millones de euros-, gestionar el enclave.
Este era el marco en el que trabajaban desde hacía semanas en el gobierno municipal, tal como avanzó Valencia Plaza, para incluir en los presupustos del año próximo las partidas relativas a los ingresos y gastos vinculados a La Marina. De manera que el Ayuntamiento pueda dirigir el enclave cuando su actual gestor, el mencionado consorcio -en fase de liquidación-, deje de existir. Y hasta que un nuevo organismo público externo se haga cargo de esta zona, sita en la fachada marítima.
El Consorcio Valencia 2007, constituido por el Gobierno central, la Generalitat y el Ayuntamiento, entró en fase de liquidación hace más de un año con la condonación de la deuda de 400 millones de euros del ente por parte del Estado. Tras varias demoras, los liquidadores están ultimando el desmantelamiento, que pretende concluirse a final de año, pero el 'contenido' del Consorcio -instalaciones, concesiones, etc.-, pasará a manos del Ayuntamiento.
Entre los gastos que prevé el consistorio en sus cuentas para el año que viene se encuentra una partida de servicios y suministros, que asciende a 3,5 millones de euros. A la que hay que sumar los gastos de personal, también necesarios para el funcionamiento del enclave, que son cerca de 830.000 euros. Y además, se contempla otro medio millón de euros en materia de inversiones.
Tanto el alcalde de València, Joan Ribó, como el president de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, acordaron a principios de otoño un nuevo organismo en forma de fundación o empresa pública para suceder al actual consorcio. El problema está en los tiempos y, precisamente, en el desfase temporal si el consorcio se liquida antes de que el nuevo ente público esté creado y formalizado, algo que no se considera improbable, y por lo que el Ayuntamiento interviene.
Para alumbrar el nuevo organismo para La Marina, el alcalde considera imprescindible que el nuevo ente nazca con la gestión de todo el espacio de La Marina y no sólo del suelo propiedad del Ayuntamiento -La Marina norte-. Por ello, ya ha reclamado varias veces que el Puerto inicie los trámites para entregar a la ciudad también La Marina sur. Y Puig, por su parte, ha pedido algo similar con la lámina de agua, que no puede ser de competencia municipal.
Crear el nuevo organismo sin esos espacios es, para el primer edil, una situación indeseable. Estas conversaciones para el traspaso de espacios pueden llegar suponer un retraso en la constitución de la fundación o empresa y alargar más de lo previsible el ínterin desde la disolución del consorcio.
Mientras se trabaja en la liquidación del consorcio, el funcionamiento de La Marina ha variado ligeramente. Los empleados y directivos del organismo continúan tramitando los expedientes necesarios, pero la comisión liquidadora tiene la última palabra en autorizaciones o contratos. Y es el Ayuntamiento el que debe aprobar el aterrizaje de proyectos empresariales o de otra índole en terrenos de la fachada marítima. Pero durante este período, el consorcio no puede aprobar inversiones ni nuevas concesiones.