VALÈNCIA. (EP) El Banco de España conidera que el aumento de la inflación en los últimos meses, derivado del alza de los precios de la energía, será "transitorio" y tendrá efectos "limitados" de segunda ronda, si bien advierte de que no puede descartarse que la transmisión a los precios finales y los salarios acabe siendo "más elevada" "en función del grado de persistencia" de los efectos de segunda vuelta.
No obstante, afirma que la hipótesis de que la transmisión del repunte inflacionista a los crecimientos salariales será reducida se sustenta en el carácter plurianual de la negociación colectiva, de modo que la evolución de la inflación en un determinado período tiene la capacidad de influir sobre los incrementos salariales de solamente un tercio, aproximadamente, de los convenios, y en la escasa prevalencia de las cláusulas de salvaguarda.
En cambio, el Banco de España alerta de que, en sentido contrario, los mecanismos de carácter más o menos formal de indexación de las pensiones y los salarios públicos podrían ejercer un "cierto efecto imitación" sobre los salarios privados.
El director de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce, ha explicado que se prevé que se alcance la máxima tasa de inflación en noviembre y ha remarcado que la visión de la entidad sobre el incremento de la inflación que se está viviendo será un episodio "transitorio".
No obstante, ha advertido de que no se descarta que si perduran los 'cuellos de botella' en las cadenas globales de producción esas tasas elevadas del IPC se extenderán durante un periodo de tiempo mayor.
El Banco de España, que ha publicado este martes sus nuevas proyecciones macroeconómicas, afirma que el IAPC alcanzará su máximo en el tercer trimestre de 2022, reduciéndose, posteriormente, su impacto sobre la inflación de forma progresiva, dado que en el conjunto de 2022, la desaceleración de los precios energéticos compensaría "holgadamente" el repunte de la inflación en los servicios y en los bienes industriales no energéticos. Así, el IAPC general se moderará desde el 2,1% en 2021 hasta el 1,7% el año que viene. En 2023, se reduciría adicionalmente, hasta el 1,3%.
Por su parte, estima que la inflación subyacente se mantendría, a pesar de su esperado repunte, en niveles moderados a lo largo de todo el horizonte de proyección hasta alcanzar, en promedio, el 1,4% en 2023.
Según la institución, la trayectoria alcista del IAPC refleja, principalmente, la evolución del componente energético, condicionada "severamente" por los efectos base derivados de la pronunciada caída que los precios del petróleo presentaron durante la etapa inicial de la pandemia, pero también por su aumento posterior, así como por el
marcado incremento que han venido presentando los precios de la electricidad.
La evolución de esta última rúbrica se explica sobre todo, indica el Banco de España, por el impacto del encarecimiento del gas y, en menor medida, de los derechos de emisión de CO2 sobre los precios fijados en el mercado mayorista.
"En principio, cabe esperar que estas alzas de los precios de los bienes energéticos respondan a factores predominantemente transitorios, relacionados con ciertas dificultades en el suministro de algunas materias primas, que son especialmente relevantes en el mercado del gas, y el fuerte aumento de la demanda global tras la reapertura de las economías, una vez retiradas las medidas más severas de contención de la pandemia", subraya el organismo dirigido por Pablo Hernández de Cos.
En todo caso, destaca que estos encarecimientos de la energía no solo tienen un impacto directo sobre el coste de la cesta de consumo de los hogares, sino que además representan un aumento de los costes de producción de las empresas, que se suma al que resulta de los incrementos experimentados por los precios de diversas materias primas.
No osbtante, espera que tanto estos efectos, como los que se derivarían de que los trabajadores incorporaran a sus demandas salariales el repunte inflacionista reciente, tienen una magnitud "limitada", por lo que las alzas recientes de los precios de la energía y, en general, de las materias primas tendrían solamente un "efecto transitorio" sobre las tasas de variación de los precios de consumo.