El director de Riesgos de Ebury atisba un próximo endurecimiento de la política monetaria británica, que favorecerá a la libra esterlina
MADRID. La libra esterlina fue la estrella en una semana bastante aburrida para el mercado de divisas. Hemos estado advirtiendo durante tiempo de la complacencia del mercado respecto al calendario de subidas del Banco de Inglaterra y estas preocupaciones fueron totalmente validadas la semana pasada. El Comité de Política Monetaria cambió su tono de forma decisiva y, cada vez, es más probable que haya una mayoría de miembros que voten por un alza en las tasas bancarias en la próxima reunión de noviembre. La libra disfrutó de su mejor rendimiento semanal en muchos años subiendo más de un 3% en términos de comercio ponderado.
A parte de la libra, los datos de inflación en EE UU sirvieron para consolidar rendimientos y la probabilidad de una subida de la Reserva Federal en diciembre lo que mantuvo al euro por debajo del nivel psicológico de 1,20 unidades.
Esta semana estará dominada por las reuniones de varios bancos centrales. Por supuesto, el evento clave es la reunión de la Reserva Federal el miércoles pero, por otro lado, el Banco de Japón, el Banco Norges, el Banco de Indonesia y el Consejo de la Reserva de Sudáfrica también estarán en el foco.
La única noticia de la semana pasada proveniente de la Eurozona fue un informe de producción industrial que salió ampliamente como se esperaba, mostrando así un crecimiento sostenido en el sector manufacturero europeo del 3,2% anual. La tranquila semana hacía que el euro comercializara sin grandes desarrollos tratando de romper el nivel de 1,20 frente al dólar, algo que no consiguió tras conocerse los datos de inflación en EE UU, los cuales fueron más fuertes de lo esperado.
Esta semana no debería ser diferente. La única noticia de relevancia se conocerá el viernes por la mañana con la publicación de los índices de actividad PMI en la Eurozona. Mucho más importante para la tendencia a medio plazo del euro serán las comunicaciones de la Reserva Federal el miércoles por la noche. Si el mapa de puntos continúa indicando aumentos graduales pero constantes durante los próximos dos años, el euro podría encontrarse bajo presión al final de la semana.
La clara inclinación optimista en la reunión del jueves del Comité de Política Monetaria fue confirmada por el discurso de uno de sus miembros, Vlieghe, quien declaró el viernes que la evolución de los datos “sugiere que nos estamos acercando al momento en el que la tasa de bancos puede necesitar subir”. Vlieghe fue uno de los miembros más pesimistas y su cambio hacia el optimismo es muy significante. Es muy probable que haya por lo menos cinco miembros votando por una subida en noviembre, lo que traería la primera alza de tipos en diez años.
La libra subió apoyándose en las noticias. Tenemos en cuenta que el mercado fijó precios considerando las posibilidades de un aumento en noviembre en alrededor de un 60%. Creemos que como ese numero se eleve al 100% y haya una subida eventual, hay más espacio para que la libra recorra, particularmente frente al euro.
Los datos mixtos de EE UU terminaron dejando el dólar aproximadamente donde había comenzado la semana. La inflación conocida el jueves, más fuerte de lo esperado, recordó a los mercados que una subida en diciembre sigue claramente encima de la mesa. Sin embargo, unos datos de ventas minoristas decisivamente débiles el viernes bajaron al dólar de vuelta al nivel en el que había empezado la semana. No está claro hasta qué punto esta debilidad se debe a la interrupción del huracán Harvey en Texas.
Esta semana, la reunión de la Reserva Federal es crítica, como siempre. No se esperan cambios en los tipos por parte de los mercados y la clave será determinar si los funcionarios de la Fed se agarran al rebote de la semana pasada en los datos de inflación y mantienen abierta la opción de una subida en diciembre.
Enrique Díaz-Álvarez es director de Riesgos de Ebury