VALÈNCIA. El Govern del Botànic, compuesto por PSPV-PSOE, Compromís y Unides Podem, vuelve a sobrevolar peligrosamente el incumplimiento de plazos para presentar los Presupuestos de 2023, algo que ya ocurrió el pasado año por primera vez desde que el bloque de izquierdas alcanzara la Generalitat en 2015.
Un calendario que está doblemente subrayado en el marco legislativo valenciano. El artículo 34 de la Ley 1/2015 de Hacienda Pública, del Sector Público Instrumental y de Subvenciones señala que el proyecto de ley de Presupuestos de la Generalitat "se remitirá a Les Corts antes del 1 de noviembre de cada año". Mientras el artículo 76.4 del Estatuto de Autonomía subraya que el presupuesto "debe ser presentado a Les Corts al menos con dos meses de antelación al comienzo del correspondiente ejercicio".
De esta manera, todo apunta al pleno del Consell del viernes 28 de octubre como fecha límite para presentar públicamente las cuentas con el correspondiente paso por Les Corts. En su defecto, el Gobierno valenciano debería reunirse de forma extraordinaria el lunes para cumplir, sobre la campana, con los plazos establecidos por ley.
Sin embargo, las negociaciones entre los socios del Ejecutivo sufren de un retraso que recuerda al del pasado año. A día de hoy, se han celebrado dos reuniones de la comisión política de Presupuestos, el órgano alumbrado el anterior ejercicio a petición de Mónica Oltra (Compromís) y Héctor Illueca (Unides Podem). Eso sí, este encuentro se convocó por parte del conseller de Hacienda con un retraso de dos semanas respecto a la primera cita del año pasado. Un hecho que, a pesar de parecer irrelevante, no lo es porque el calendario ahora para debatir los flecos de las cuentas de 2023 es más ajustado: apenas quedan nueve días. De las reuniones mantenidas, la única conclusión extraída es que las consellerias han solicitado en total 3.000 millones más respecto a las cuentas de este ejercicio.
Un excedente que el conseller de Hacienda, Arcadi España, no está dispuesto a asumir, especialmente cuando en ellas se volverán a incluir los 1.336 millones de euros "reivindicativos" -también conocidos como ficticios- correspondientes a la infrafinanciación. Para colmo, ahora los socios también discuten contrarreloj sobre la necesidad o no de incorporar los 1.000 millones de euros extra del fondo para paliar la situación generada por la covid que el Gobierno de España ya dijo que no iba a abonar en 2022. Compromís y Unides Podem buscan que así sea -ya sea bajo con la excusa de las consecuencias de la guerra de Ucrania u otra, según deslizaron en la Junta de Síndiques este martes-. Pero Hacienda, en manos del PSOE, ve poca justificación para hacerlo.
Así, el paso siguiente debe ser, tal y como ha pedido la Conselleria en manos de España, la contención por parte de las distintas consellerias -curiosamente las carteras en poder de los socialistas son las que más se han excedido tanto en términos porcentuales como absolutos-, aunque desde los distintos departamentos recalcan que no se ha especificado cuánto debe recortar cada uno. Además, en las distintas áreas subrayan que no disponen de una previsión de ingresos, con lo cual tampoco cuentan con datos suficientes para cuadrar las cuentas. Un relato que, de nuevo, recuerda al del pasado año.
Esta semana, de hecho, todavía no se ha convocado ninguna reunión para avanzar en los ajustes que sí o sí deberán acometerse por parte de las consellerias en su 'carta a los Reyes Magos' para rebajar sus expectativas. Más aún teniendo en cuenta que el presupuesto ya crecerá de por sí por dos factores que se escapan de la gestión del Consell: la subida salarial de los funcionarios aprobada por el Gobierno y que hará engordar el capítulo 1 de todos los departamentos, y la inflación, que aumentará los gastos corrientes de todas las carteras. Así, sin reunión a la vista y con todas estas cuestiones en el aire, los tiempos que se manejan comienzan a desesperar en Compromís.
El Botànic vuelve a correr peligro de no llegar a tiempo en la que es la primera negociación presupuestaria para el conseller de Hacienda, Arcadi España, y también para la vicepresidenta primera, Aitana Mas. Curiosamente, en el último Seminari de Govern celebrado en septiembre, se llegó a un acuerdo verbal de que la negociación del presupuesto fuera lo más sosegada posible para no repetir el pulso del pasado año. Una situación que los socialistas veían más factible con la ausencia de Mónica Oltra.
No obstante, desde la coalición recalcan que tampoco están dispuestos a dar luz verde a las cuentas "de cualquier manera" cuando podrían convertirse más adelante en los primeros presupuestos del Botànic III si las urnas les respaldan en las próximas elecciones. Por lo que en estos momentos, y apenas a ocho días de que llegue el tiempo de descuento, no descartan plantarse y que vuelvan a aprobarse fuera de tiempo.