VALÈNCIA A TOTA VIROLLA

El caso Milena Villalba: el recorrido valenciano por 8 lugares arquitectónicos cuyo uso entra por el ojo

10/11/2018 - 

VALÈNCIA. Me cuenta Milena Villalba que, demasiadas veces, al plantear la arquitectura, el espacio, acaba teniendo más trascendencia la aparatosidad del lugar frente a su uso. Ese tipo de arquitectura alfa que prolonga la sensación que cada nueva aportación es un logro para el ego de quien la promovió. Frente a esa cara, la cotidianidad de lo que se usa con un fin.

Ella es una de las fotógrafas de arquitectura más reconocidas del país. Una especialización que comienza con la arquitectura y derivó en la fotografía, aunque da la impresión que una y otra cosa están desde el principio, ligadas irremediablemente. “Fue un proceso paulatino. Cuando estudiaba arquitectura, jamás pensé que sería fotógrafa de arquitectura. Acabé la carrera en plena crisis, y eso me proporcionó un período de tranquilidad. Me metí a estudiar fotografía artística en la EASD de València. No perseguía ningún objetivo con aquello, y descubrí la vertiente de la fotografía de arquitectura. No obstante no decides algo de golpe, llevaba muchos años proyectándome como arquitecta en mi cabeza. Pero cuando empecé a hacer fotos de arquitectura, aquello me atrapaba tanto que empecé a valorarlo como una opción, además de darme cuenta que era el campo donde jugaba con más ventaja. A día de hoy me siento muy feliz de haberme decantado por la fotografía”, cuenta Villalba.

Cuando entra en un espacio para sacarlo en fotos pareciera que el entorno inmediato se congela, listo para detenerse ante la imagen. La primera vez que la vi entrar en un edificio, sin todavía saber quién era, rápidamente comprobé que las dependencias estaban a punto de comprimirse. 

Pero a la fotógrafa Villalba, decíamos, no le basta con llegar, mirar y disparar. Tiene, tras el objetivo, el propósito de desencriptar el porqué de todo aquello. Una nueva obra, una reforma, unos retoques más allá… ¿qué pretenden? Fruto de ese espíritu, vuelva -volcará a continuación- una selección bajo el nombre de ‘El lugar de lo cotidiano’ que revelan arquetipos de la convivencia valenciana con la arquitectura, a las acciones nuevas y de siempre que nos relacionan con el entorno físico. 

Lo cotidiano. Paso a una pequeña selección editorial. Imágenes que pertenecen a encargos profesionales y con los que la autora pretende con esta selección “evocar una serie de vivencias y reflexiones en torno a la profesión y su representación, acotándolo en el lugar de lo cotidiano. ¿Por qué lo cotidiano? Dentro del marco de la representación arquitectónica, se le ha dejado siempre muy poco espacio, haciéndolo generalmente de una manera objetual, incluso cuando aparecían personas. Una buena pregunta podría ser, por qué este ámbito ha tenido tan poca representación, a pesar de ser el fin más común de la arquitectura. Y de otro lado, si este tipo de representaciones han podido tener influencia en la manera de entender y ejercer la propia profesión”.

Son también capturas de nuestra forma de convivir.

Seis verbos. Varias fotos. Lugares. Edificios a lo largo de una línea que circunda Requena, Alacant, València u Onda. 

Apropiarse

“...niños, ingenuidad, espontaneidad, curvas, exterior, sol, sombras, agua, movimiento, casa-juego, cuerpo, espacio, improvisación, apropiación…”


Compartir

“...empezar, cocinar, comer, compartir, núcleo, aprender, charlar, discurrir…”



Volver

“...herencia, pasado, ciclos, familia, ciudad-pueblo, recuperar, restauración, producción-venta, pequeño negocio, cercanía, raíces…”

Refugiarse

“...introspección, mimetización, contemplar, reflexionar, resguardarse, estar, coexistir…”



Hallarse

“...personas, lugares, albergar, vínculos, cuidados, afectos, hallarse, encontrarse…”



Recordar

“...evocación, tiempo, huella, reflejos, observar, especular, transformación, memoria, sumergirse..”

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