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'el caso taula'

El caso Taula destapa que el asesino de Yolanda González sigue vivo y es perito judicial

La Fiscalía pedirá con el DNI del perito sus histórico de antecedentes penales para pedir la nulidad de su peritaje

9/11/2017 - 

VALÈNCIA. El caso Taula es el mayor caso de corrupción de la historia de la Comunitat Valenciana. Entre los papeles del inmenso sumario se ha colado una historia ajena, triste, asociada una época que mejor es olvidar. Casi dos años después de las primeras detenciones, el secuestro y asesinato de una cría de 18 años a manos de la extrema derecha en 1980 ha emergido entre las sombras de la corrupción. 

Todo lo instruido queda en nada comparado con aquella aberración que conmocionó a una España, la recién salida de la dictadura, que veía como unos sádicos lastrados en un pasado demasiado reciente decidían hacer de juez y verdugos a la vez.

Este miércoles, una pericial, la que debía determinar si la grabación realizada por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) a la exconcejal del PP de Valencia, María José Alcón, en la que ésta admitía haber blanqueado dinero, se había obtenido con todas las garantías legales o no se convirtió en una escena de una película basada en un libro de Le Carre.

Las caras de los letrados asistentes cambiaban de color al ver quién era el perito. El fiscal del caso no daba crédito y salía a comprobar una realidad soterrada. Los presentes se miraban circunspectos y sin pronunciar palabra. Un nombre planeaba sin ser pronunciado. Sí, era él. Pese a haberse cambiado el nombre y acudir a su trabajo como perito con un seudónimo todos sabían quién era. Sí, era él, era Emilio Hellín Moro, un ultraderechista que hace 37 años secuestró, torturó y asesinó a una joven de 18 años de edad. Su crimen, ser de izquierdas.

Y sí, es él, un hombre capaz de hacer algo tan execrable como secuestrar, torturar y asesinar a una chiquilla, quien se supone que debe decir si una grabación cumple con todas las garantías legales. Unas garantías de las que su víctima no pudo disfrutar tal y como explica la sentencia que le condenó a 43 años de prisión. Es por ello que desde la Fiscalía se solicitará todo el historial de este hombre para poder solicitar la nulidad de su peritaje.

En España, una vez cumplida la pena se considera que la deuda con la sociedad está pagada. Si Hellín hubiera cumplido su pena, 43 años, nadie diría nada pese a la rémora arrastrada. Sin embargo, no hace ni 37 años de su crimen. Y es esto, el tiempo transcurrido, y la magnitud de los hechos, lo que hacen sospechar al Ministerio Público que Hellín no puede tener credibilidad como perito. Pero con todo, hay un nombre que sobresale por encima de ‘Taula’, de ‘Hellín’ o incluso del letrado que le contrató, el cuñado de Rita Barberá, José maría Corbín y no es otro que Yolanda, la joven que murió en una circunstancias que es mucho mejor no redactar.

Yolanda

Yolanda tenía 18 años cuando fue secuestrada y asesinada. Era una joven de izquierdas militante del Partido Socialista de los trabajadores originaria de Bilbao que apenas unos meses antes de su asesinato se trasladó a Madrid para estudiar. Sin embargo, el 1 de febrero del 80, el ahora perito de Taula decidió secuestrarla en su casa de la calle Tembleque en el castizo barrio de Aluche. 

Para entrar en su casa, Emilio Hellín y su compinche utilizaron credenciales policiales falsas. No tuvieron problemas. Yolanda desapareció aquel día.

Aquella noche el novio de Yolanda volvió al piso que compartía con ella y con otra chica y no notó nada raro, pensó que chica estaba en una reunión política. No fue hasta la mañana siguiente que se fijó que su bolso y su DNI estaban en casa. Ahí comenzó la pesadilla.

Lo que el joven no podía imaginar es que la vigilancia del piso lo había realizado un policía nacional que, al saber de la aparición del cadáver, y convencido de que el ahora perito experto y su cómplice solo querían interrogar a la chica, decidió denunciar lo sucedido.

Hellín pertenecía a Fuerza Nueva, un partido de extrema derecha. Cuando secuestró a Yolanda junto a un amigo la metieron dentro de un coche. Mientras circulaban la torturaron mientras la interrogaban hasta que llegaron cerca de Alcorcón. Una vez allí, Emilio Hellín le disparó dos veces en la cabeza. Por si no había muerto, su compañero la remató con otro disparo. Sin embargo, y tal y como dice la sentencia, Yolanda era fuerte y aguantó con vida pese a las torturas y los disparos hasta que dos trabajadores la encontraron, pero las heridas eran demasiado graves y no aguantó.

El asesino

Quien sí siguió con su vida fue su asesino, y ahora perito en el ‘caso taula’, Emilio Hellín. En un principio fue condenado a 43 años de cárcel, pero tras un permiso carcelario tras siete años a la sombra se fugó con toda su familia a Paraguay, donde aprovechó para ayudar al gobierno de la época en materia de adecuación tecnológica de los sistemas policiales, algo que le sirvió años después.

Fue un medio de comunicación, la revista Interviú, la que le encontró y llevó a su extradición. Una vez en España, Hellín, cumplió otros seis años entre rejas. Un total de 13 de 43 debido a los beneficios que ofrecía el Código Penal del 73. A partir de ahí, cambió de nombre y utilizó sus conocimientos informáticos para trabajar como perito para la Guardia Civil y la Policía Nacional, tal y como informó El País. En su día, La Sexta dio la noticia: el asesino de Yolanda González sigue vivo y trabaja para las Fuerzas de seguridad del Estado, lo que provocó una investigación interna del Ministerio del Interior de la que nunca más se supo.

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