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moción de censura de vox en el parlamento

El Congreso se asoma al túnel del tiempo en una moción sin cafeína de la que Sánchez sale indemne

Foto: EP/Eduardo Parra
22/03/2023 - 

VALÈNCIA. Este martes y miércoles se celebra en el Congreso el debate sobre la moción de censura presentada por Vox contra Pedro Sánchez y liderada por el catedrático y exmilitante del PCE Ramón Tamames, quien a sus 89 años ha decidido embarcarse en este reto para "rendir" uno de sus "últimos tributos en pro del futuro" de España, según el mismo describió ayer en su primera intervención.

Un servicio, no obstante, gris, cargado de nostalgia y miradas al pasado, con unas críticas sobre el Gobierno poco novedosas -tanto en la esencia como en el planteamiento- que dibujaron una moción de censura en líneas generales poco creíble y con argumentos, más allá de lo certero -o exagerado- de algunos de ellos, muy reiterados en los últimos tiempos desde las bancadas conservadoras.

La primera jornada puso de manifiesto la evidencia de que esta moción tiene una mera función de herramienta estratégica de Vox, que ha buscado en este caso la complicidad de un independiente como Tamames para tratar de situar al gobierno progresista frente a un incómodo espejo y, de paso -o quizá lo más importante-, diferenciarse así del PP que lidera Alberto Núñez Feijóo.

Con esta premisa, Santiago Abascal tomó la palabra para preparar el terreno para su candidato con tres intervenciones respondidas por Pedro Sánchez en las que combinó las críticas al Gobierno y la exigencia de elecciones anticipadas -algo que luego no propuso su candidato- con los ataques al PP de Feijóo, cuyo partido se abstendrá en la moción a la que no acudió el presidente de los populares.

El presidente del Gobierno, por su parte, se extendió ampliamente en las respuestas al líder de Vox, repartiendo casi hora y media de réplica repartida en tres intervenciones, donde destacó su balance sobre el papel que le atribuye al partido de Abascal en la sociedad española y en el Congreso: "En las calles agitación; en las tribunas, bronca e insultos; en el Parlamento, dos mociones estériles y en todas partes, odio", sentenció.


La entrada de Tamames tampoco aportó demasiada cafeína a la sesión. Su defensa de "una patria común e indivisible" resultó sincera pero manida y la originalidad a la hora de presentar los problemas teóricamente graves para proponer una moción de censura también brillaron por su ausencia. 

Así, con un tono sosegado, puso sobre la mesa la defensa del castellano en Cataluña; los problemas generados por el "partidismo" sobre la memoria histórica con cierto revisionismo sobre la guerra civil española; la "sobrerrepresentación" electoral del separatismo; la reforma del Código Penal sobre la sedición y la malversación hecha por el Gobierno; la "falta de respeto" de Sánchez a la separación de poderes; la polémica de la ley del 'sí es sí'; el abuso del Gobierno de los decretos ley (132 en esta legislatura); la tasa de paro; la falta de recuperación del PIB tras la pandemia; la okupación de viviendas... un 'totum revolutum' de críticas sobre los asuntos candentes de la agenda política en los últimos meses que, no obstante, no habían generado en la previa ni tampoco lo hicieron en la sesión, un clima lo suficientemente generalizado de indignación parlamentaria para que la moción de censura pudiera salir adelante. Sin sorpresas.

Precisamente por ello esta moción, como casi todas las que ha visto pasar el Congreso, ha tenido desde el principio un objetivo político central por parte de Vox de desgastar al presidente y asomar la cabeza frente al PP, dado que de antemano era conocido que no dispondría del apoyo suficiente para salir adelante. De hecho, de las seis mociones presentadas desde la llegada de la democracia (esta es la segunda de Vox), sólo resultó efectiva la promovida por Pedro Sánchez en 2018 frente a Mariano Rajoy, que estaba en una situación delicada tras la condena del PP por el caso Gürtel. 

En esta línea, esta última presentada por Vox y encabezada por Tamames, directamente no ha incluido un programa de Gobierno, algo que le afeó en la trona la vicepresidenta del Ejecutivo, Yolanda Díaz, quien acusó al catedrático de defender una iniciativa "destructiva".

En cuanto a Sánchez, subió a la trona para replicar a Tamames durante casi una hora y media, algo que molestó al defensor de la moción, que llegó a interrumpir al presidente del Gobierno para quejarse. 

El líder socialista, por su parte, acusó al veterano catedrático de convertirse en el candidato de "los herederos de Blas Piñar", y señaló que sus ideas parecían alinearse más con el PP de Rajoy o Feijóo y en un regreso a "la agenda antisocial de 2013" que con Vox. Además, subrayó que con el paso dado en esta iniciativa, Tamames contribuía a "blanquear" un partido que, según subrayó Sánchez, rechaza la igualdad entre hombres y mujeres, niega evidencia científica del cambio climático, está con los antivacunas, penaliza a los inmigrantes y apoya la ilegalización de partidos por ideas que no coinciden con las suyas.


Tamames, en una réplica que duró 14 minutos, se mostró molesto por la referencia a Piñar y por la extensión del discurso de Sánchez. "¿Por qué tenemos que hablar tanto?", se preguntó el candidato para incidir en que los discursos terminaban siendo "reiterativos" y en cambio no se respondía a los temas del debate, reprochando así a  Sánchez que hubiera recurrido a una intervención preparada de antemano y no le respondiera a muchos de los temas planteados. 

El catedrático reiteró sus críticas a la reforma sobre el Código Penal, insistió en modificar la ley electoral para acabar con la "sobrerrepresentación" que cree que tienen los partidos nacionalistas, repitió su defensa al uso del español en Cataluña, mencionó de nuevo la corrupción y apostó por un Gobierno "conciliador" que "se aleje de Frankestein". Pedro Sánchez tras sus réplicas y la intervención de su vicepresidenta, Yolanda Díaz, abandonó el Parlamento y no estuvo presente en la jornada vespertina.

Compromís dice a Tamames que un gobierno con Vox es de "Freddy Krueger"

Por su parte, el diputado de Compromís, Joan Baldoví, se refirió en su intervención precisamente a esa metáfora utilizada por Tamames para subrayar que un Gobierno de PP y Vox sería el de "Freddy Krueger", en referencia al afamado personaje de la película de terror Pesadilla en Elm Street.

En esta línea, Baldoví reprendió al catedrático con un tono duro por su "papelón" de prestar apoyo a Abascal pese a su discurso "decepcionante e incongruente" y le preguntó si cree que daría "la talla" como vicepresidente. "¿Por qué da la cara por esta indigencia intelectual, por este vacío democrático, por estas arengas vacuas?", inquirió el parlamentario de Compromís. 

Tamames decidió, por su parte, no responder a los grupos minoritarios de forma individual y se reservó para intervenir este miércoles antes de la votación.

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