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los modificados en mitad de la obra llevan a ambas partes a pactar una rescisión anticipada

El Consell rompe el contrato con Acciona para reformar la sede de la Conselleria de Hacienda

27/08/2019 - 

VALÈNCIA. La reforma del Palau de l'Almirall de València, sede la Conselleria de Hacienda en València, se prolongará varios meses más de lo previsto. El departamento que dirige Vicent Soler se ha visto obligado a pactar con Acciona Construcción la rescisión anticipada del contrato ante la imposibilidad de aceptar las modificaciones que pretendía introducir el contratista durante la ejecución de la obra.

Según explican fuentes de esta conselleria a Valencia Plaza, la ruptura del contrato ha sido acordado entre ambas partes porque las modificaciones que había planteado la empresa en la adecuación del inmueble, en el número 14 de la calle Palau, superan el 10% sobre el valor total del contrato, el límite que marcaba la Ley Reguladora de Contratos del Sector Público (TRLCAP) en el momento en el que se adjudicó la obra.

El contrato no preveía la posibilidad de modificados más allá de los ya previstos en esa ley, a pesar de que el carácter protegido y la propia naturaleza histórica del espacio hacían probable la aparición de elementos que añadieran complejidad a la obra. Fuentes de la empresa constructora consultadas por este periódico rechazaron realizar comentarios.

La Generalitat y la empresa, además, han acordado el pago de la indemnización y los gastos correspondientes según fija la mencionada Ley de Contratos del Sector Público.

La ruptura del contrato en mitad de la ejecución aboca a Hacienda a sacar una nueva licitación para terminar unas obras cuyo plazo estaba fijado inicialmente en doce meses.

Además, la reforma del edificio obligó a reubicar a 107 funcionarios de la Conselleria de Hacienda que deberán estar más tiempo del previsto en distintas dependencias de la Generalitat. Varias direcciones generales, como la de Presupuestos, la Intervención Delegada o Patrimonio permanecen desde entonces repartidas al completo en otros inmuebles públicos. 

Los técnicos de la Generalitat están aún trabajando para cuantificar el valor de la parte que queda por ejecutar para poder fijar el presupuesto de la nueva licitación, por lo que la terminación de la obra se retrasará probablemente varios meses.

En principio, la Conselleria estimó en 7,4 millones de euros el valor del primer contrato, pero Acciona se lo adjudicó en abril del año pasado por 5,05 millones de euros. La compañía de la familia Entrecanales se impuso en el proceso a otros 17 licitadores, pero a pesar de la fuerte rebaja planteada aún había ofertas económicas más bajas.

Cuatro meses más de trabajo

Las mismas fuentes explican que la ejecución de la primera fase, la que afecta a la parte del inmueble de mayor valor histórico y artístico, estaba bastante avanzada. Según los arquitectos de la Generalitat, el tiempo necesario para realizar los trabajos que han quedado pendientes rondaría los cuatro meses.

Sin embargo, la segunda fase, que comprende la adecuación del edificio administrativo anexo al Palau de l'Almirall ubicado en el numero 12, ni siquiera se ha iniciado.

La Generalitat es propietaria del Palau de l'Almirall desde agosto de 1985, momento en el que se decidió comprar el edificio, declarado monumento nacional en 1944, dentro de una estrategia de recuperación del patrimonio arquitectónico y por la la necesidad de habilitar nuevos espacios para servicios administrativos. Posteriormente fue rehabilitado y quedó adscrito a la Conselleria de Economía y Hacienda, que fijó allí su sede de València.

Desde entonces no se había realizado ninguna actuación más sobre este inmueble, un edifico gótico de principios del siglo XIV que aún conserva parte de la estructura y detalles arquitectónicos originales, pero que en los últimos años sufría problemas estructurales de filtraciones en la fachada o goteras.

También conserva una completa colección de artesonados policromados de tipo alfarje o techo plano con los escudos de armas de las familias que lo habitaron. Fue mansión de los almirantes de la Corona de Aragón tras la conquista de València por parte de Jaume I. Los que iniciaron el edificio original y primeros moradores fueron miembros de la familia Vila-rasa. También vivieron ahí los condes de Sinarcas, descendientes de los almirantes, así como las familias Cardona, Palafox, Llançol de Romaní o Borja, además de los marqueses de Guadalest y los de Ariza.

Actualmente se mantiene también el patio-zaguán, el único genuinamente gótico entre los edificios palaciegos de carácter privado de la ciudad.

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