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Fórmulas para compartir el conocimiento con las que todos ganan 

El ecosistema empresarial inteligente

21/11/2016 - 

MADRID. Más allá de la configuración de equipos de profesionales sólidos dentro de la organización y el tradicional networking, empiezan a proliferar nuevas fórmulas de colaboración entre emprendedores que apuestan por lo que algunos llaman inteligencia colectiva y otros colaborativa (IC). Surge de la integración voluntaria en redes de individuos que se suman a la resolución conjunta de un problema o proyecto determinado. Se genera así un ecosistema empresarial inteligente donde se comparte conocimiento y ganan todos. 

La colaboración entre pares no es nueva, pero sí el esfuerzo por sistematizarla. Según el Innovation Center for Collaborative Intelligence la IC es “una deliberación ordenada, facilitada por tecnologías sociales y un mejor entendimiento del ser humano y de por dónde va el mundo, que permite a un conjunto de personas crear un mejor conocimiento compartido y tomar decisiones con mayores posibilidades de superar los retos y dificultades que plantean las distintas actividades humanas en un entorno cada vez más complejo y cambiante”. Vale tanto para retos globales como locales o individuales. 

Coworkings

Surgen así entornos físicos y virtuales donde establecer conexiones y sinergias en un mestizaje de conocimiento. Entre los primeros puede hablarse de los coworkings, espacios de trabajo compartido. Estos irrumpieron en España hace 6 años y, la aceptación fue tal, que somos ya la tercera potencia mundial, después de Estados Unidos y Alemania, en esta industria. Los hay públicos y privados y dan cabida a miles de profesionales independientes que “llegan huyendo del aislamiento”, declara Juanlu Blanco Pérez, gestor de Workcase, un espacio de coworking en Madrid.  

Son personas que prefieren pagar algo -la media está entre los 100 y 150 euros al mes- antes que pasar el día en el salón de su casa. “A cambio, reciben un espacio donde poder desarrollar su actividad profesional rodeados de otras personas en sus mismas circunstancias, pero con perfiles y disciplinas muy diferentes. Esta es una de las principales ventajas porque termina imponiéndose un ambiente de colaboración y complementándose entre ellos”, dice Juanlu Blanco. El acceso a talleres, conferencias o sesiones de networking son otros de los beneficios que encuentran sus usuarios.

Bancos de tiempo 

Pero la coincidencia en un mismo espacio propicia, además de sinergias, el juego del trueque”. Ana Luengo Añón, emprendedora y responsable de Citerea habla de los bancos de tiempo. “Aparecen en estos entornos colectivos de trabajo y consiste en un sistema de intercambio de servicios por un tiempo determinado. El tiempo se convierte en moneda de valor y la hora es la unidad de medida”. 

Existen bancos de tiempo especializados para emprendedores y startups. Uno de ellos es el que surgió en el Fablabcoworking de Pamplona, donde además de intercambiar habilidades como servicio aspiran a crear un banco del conocimiento “por el cual se podrán impartir talleres prácticos de habilidades” específicas con el compromiso de los beneficiarios asistentes de contribuir posteriormente otro taller formativo.

Coliving

Implica un paso más allá del coworking puesto que consiste en convivir las 24 horas del día con otros emprendedores en un espacio habilitado como casa de startups. Un ejemplo interesante es el de Freehouse, una sociedad cooperativa radicada en un chalet de Las Mazas, a las afueras de Oviedo, que hace las veces de incubadora, aceleradora, consultoría y empresa de servicios. Marina Vidiago, CEO de Freehouse, fue quien tuvo la ocurrencia de montar este servicio de “emprendedores ayudando a emprendedores”, que es como se autodefinen. Para su lanzamiento se alió con Daniel Suárez Sánchez, impulsor de varias startups y actualmente CEO de Blunder. 

“Si necesitas una empresa que no existe, te la montamos nosotros, porque esa misma debilidad que has detectado tú, seguro que la comparten otros”, dice Vidiago. Así empezó a fraguarse esta comunidad de emprendedores donde todos contribuyen al avance de todos los proyectos acogidos en la casa. Comparten, además del conocimiento, tareas de limpieza, cocina, mantenimiento de la casa y cuidado del huerto y la granja. Procedentes de distintas ciudades y partes del mundo, la comunidad la integra una media de 20 emprendedores, unos fijos pero, la mayoría ocasionales.  Para dinamizar la economía y el emprendimiento local, organizan hackathon de programadores, jornadas de startup weekend y otras actividades sociales.

Mastermind group 

Otra forma de asociación en auge que recoge el experto en marketing online Joan Boluda en su libro “En cien años todos muertos”, es el mastermind group. Consiste en la unión “de un grupo reducido de personas (suelen ser de 3 a 5) que se reúnen periódicamente (normalmente cada quince días) para intercambiar y compartir experiencias y conocimientos”. El mistermind group incluye brainstorming (tormenta de ideas), educación, rendimiento de cuentas y soporte mutuo, de manera que todos aportan inteligencia y todos ganan.

Para que sean eficaces, es necesario encontrar a las personas “ideales”, algo que, en opinión de Boluda, resulta “extremadamente difícil”. Deberá procurarse también el equilibrio de los componentes, para que todos puedan aprender del resto, y establecer sesiones periódicas coordinadas por un moderador. “En las sesiones se comparte toda la información necesaria. Y cuando digo toda me refiero a toda. Números, ingresos, pérdidas, clientes, sueldos, comisiones, márgenes deudas, deudores, financiación…”, dice Boluda.  La honestidad y la confidencialidad son, pues, requisitos imprescindibles, para formar parte de un grupo. Se trata de compartir los puntos fuertes de uno, para subsanar las debilidades de otro que rendirá cuentas a la comunidad de las acciones que acomete para corregirse. “Es como tener una junta de accionistas, un jefe, un consultor y varios mentores…todo en uno”, dice Boluda. 

La empresa del futuro

Rafael Mira, experto en inteligencia colaborativa y creador de la red social Dontknow declaraba recientemente en una jornada sobre inteligencia colaborativa de la Fundación Rafael del Pino que “la empresa del futuro o es colaborativa, o no será, porque estamos en un mundo de una complejidad y una incertidumbre crecientes en el que la transformación digital está acelerando el ritmo de cambio. Ese cambio afecta a todos los sectores y está modificando las reglas de juego. En una situación como esta es imposible que las empresas puedan identificar por sí solas el camino a seguir, por lo que resulta necesario apostar a la inteligencia colaborativa”.

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