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MADRIE. (EP) Una de las causas principales por las que la diabetes suele empeorar es el estrés, puesto que ambas tienen una relación "muy directa"; un hecho que cobra especial interés con la vuelta al trabajo y a la rutina diaria tras las vacaciones, según Serafín Murillo, investigador del Ciberdem-Idibaps, Hospital Clínic de Barcelona.
En contexto, estrés es la respuesta del organismo ante una situación que interpreta como amenazante o peligrosa y se prepara para afrontarla. Cuando se está bajo estrés, el cuerpo sufre una serie de cambios, como prepararse para estar aseguro de tener suficiente azúcar y energía disponible. Por ello, caen los de insulina y aumentan los niveles de glucosa. Además, se elevan los niveles de hormonas del estrés, lo que hace que los tejidos sean menos sensibles a la insulina. Como resultado, hay más glucosa disponible en la sangre.
De este modo, el estrés está asociado a un empeoramiento del control de la diabetes por parte del propio paciente, lo que puede producir un descontrol metabólico debido a la falta de adherencia al tratamiento. Según Murillo, "el estrés es un problema por partida doble para las personas con diabetes: no sólo libera glucosa en la sangre, sino que puede ser el causante de malos hábitos alimentarios y de la falta de autocuidado, lo que repercute negativamente en la calidad de vida del paciente".
"En pacientes de diabetes tipo 2 el estrés puede hacer que suba el azúcar en sangre y que se vuelva difícil de controlar. Sin embargo, en los pacientes del tipo 1 sus efectos son más variados ya que, aunque en la mayoría de ellos el nivel de glucosa aumenta, es posible también que disminuya", ha apuntado el experto.
Se debe "mantener a raya el estrés ya que, si es elevado y se presenta de forma repetitiva en personas con diabetes, puede contribuir a que se den complicaciones como daño renal, retinopatía diabética, dolor neuropático y ulceraciones en los pies".
Ante la falta de adherencia al tratamiento que presentan muchos pacientes de diabetes en situaciones de estrés, Murillo ha aconsejado la monitorización continua de glucosa, que permite conocer en tiempo real el nivel de azúcar y poder así prevenir situaciones de riesgo como una hipoglucemia.
De este modo, conocer los niveles de glucosa en sangre en cada momento permite un mejor control de los niveles de glucemia y facilita la adaptación a situaciones imprevistas como las que pueden producirse en situaciones de estrés.