La gamba roja de El Faralló representa (de verdad) todo lo creo en esto de la gastronomía. No hay más.
El templo de Javier Alguacil y Julia Lozano en Les Rotes donde se rinde pleitesía a ese Dios tan fugaz como verdadero: la gamba de Dénia. Casa también de grandes arroces, pulpo y clóchinas pero especialmente de esa gamba hervida que es una de las joyas de nuestra gastronomía.
No se pierdan el fantástico artículo que sobre El Faralló escribió Matoses en Metrópoli; y dejen de lado (por favor) esa tontería de que a Dénia solo hay que volver con la incandescencia del verano —a Dénia hay que volver todo el año. A Dénia hay que volver siempre.