La boyband de k-pop estrenó el miércoles su último documental, un film que se convierte en un evento cuando pone en contacto a una legión de fans que nunca les han visto en directo
VALÈNCIA. Para los lectores y lectoras que no conozcan aún las dimensiones del grupo de k-pop (pop coreano) BTS, aquí van algunos datos: sus videoclips se cuentan por cientos de millones de visualizaciones, las acciones de la compañía Mattel subieron un 8% en el mismo día cuando anunciaron una colaboración con el grupo, igualaron a The Beatles colándose tres veces en el número 1 de los Billboard el mismo año, y han igualado también a Drake y se calcula que el volumen de sus ventas ascienden a los 19 billones de dólares estadounidenses. Es un fenómeno fan a nivel mundial que llena estadios por todo Occidente después de coronarse como los reyes de la música en Oriente. Una banda para poder dominarlas a todas.
El miércoles se estrenó Bring The Soul: The Movie, la tercera película del grupo que relata sus giras mundiales como "regalo" a sus fans, que se llamar ARMY (las siglas de Adorable Representative M.C. for Youth, con el doble sentido -claro está- de ser un ejército de seguidoras y seguidores). La banda empezó a popularizarse en todo el mundo hace poco más de dos años y la gira que relata la película pasó por París, Berlín, Amsterdam y Londres, pero ni por Madrid ni por Barcelona. Esto es importante saberlo, porque el film en València adquiere una nueva dimensión: la de un evento que pone en contacto a una legión de fans que con toda probabilidad nunca les han visto en directo. Así que la proyección se preveía intensa.
El film se estrenaba como evento bajo la marca Versión Original (la misma que programa óperas en directo), así que la entrada costaba unos 11 euros, más que la media de los conciertos que hacen en València y de largo mucho menos de lo que cuesta realmente un concierto de BTS. En los cines Lys, donde se enmarca esta crónica, el ambiente era casi de concierto: las armys no escatimaron en merchandising ni ese nerviosismo de ver en directo a quién más te apetece. Había en la sala padres y/o madres con sus hijas, personas anónimas y solas, grupos de amigas, "parejas de concierto". Sin duda, se notaba que no iba a ser una proyección normal, algo que confirmó la primera imagen del film: uno de los chicos de la banda -disculpen la no identificación clara de cada uno de los siete, más por falta de capacidad que por desidia- hablaba a la cámara en una entrevista. La frase no se escuchó y los subtítulos sobraron, un grito casi mudo, como los que sueltan las grandes masas de gente cuando una persona sufre un accidente en sus narices y no quieren preocupar al resto del personal, inundó la sala. Así lo harían también con la cortinilla de la productora, que también aparece en los videoclips, y con cada primera aparición de cada uno de los chicos de BTS.
A nivel cinematográfico, el film deja experiencias más que dispares según el grado de conocimiento que tenga el espectador o la espectadora del grupo. Quién conozca la banda, asistirá a una colección de momentos inéditos y bromas que solo aparecen delante de una cámara en este tipo de trabajos documentales, una especie de confidencia entre ellos y tú, que aunque siempre es compartida, sabe a intimidad. Un evento emocionante para recordar toda la vida. Quien no lo conozca, asistirá a una especie de vídeo de viaje ajeno, plagado de un montón de bromas internas incomprensibles con el ritmo narrativo de un videoclip. Lo típico que evitaría cualquier persona de sus conocidos, pero de un grupo de k-pop que no conozcas en profundidad.
El documental no se esfuerza lo más mínimo en que conozcas ni el proceso creativo (este ocupa aproximadamente 90 segundos de metraje), ni las intenciones, orígenes, ambiciones del grupo... Solo algunas actuaciones de la gira, y sobre todo bromas y chascarrillos solo para los armys y problemas del primer mundo: uno de ellos explica, sentado en el coche, la diferencia de poder salir con tranquilidad a comprar comida con naturalidad en su Seúl natal y tener que ir acompañado de un guardaespaldas y su manager para ir buscando sitios en Berlín. En otros momentos, los componentes lloran porque no han dado lo mejor de sí o porque están exhaustos de la exigente gira mundial.
La realidad es que sí tienen capacidad para contar verdaderos dramas: el servicio militar, que es obligatorio en Corea del Norte, puede apartar temporalmente y de manera forzosa a varios miembros de la banda. Una tragedia que puede golpear fuerte a la dinámica del grupo, que encadena giras mundiales. Esta situación concreta, con la ayuda de las armys, ha llegado a abrir un debate real sobre el servicio militar en su Corea natal.
Sin embargo, el film prefiere ser lo que se denomina fan-service, es decir, un producto hecho a medida de sus seguidores, como un producto más de merchandising, sin profundidad, con continuas referencias a sus admiradores y admiradoras -"armys, sois lo mejor"-, y bromas y pequeños conflictos que refuerzan aquella parte de BTS que más atrae a su público.
El tour mundial de BTS, el que se muestra en la película, tiene como motivo la presentación de su triple EP, Love Yourself, que ha supuesto el salto definitivo a los mercados musicales de occidente. A lo largo del film se hace muchas referencias a este lema, que les ha acabado incluso llevando a la ONU para hacer un discurso.
Love Yourself apela directamente a una masa de jóvenes que sienten que son incomprendidos, incluso diferentes, y que, ante las dificultades que viven día a día para ser amados por un mundo hostil y una juventud cruel, han de empoderarse para amarse ellos mismos. En la película se refuerza constantemente ese aspecto: los armys son personas especiales que aman a cada uno de los miembros de BTS y ellos se lo agradecen lanzando ese mensaje de esperanza, ámate.
El pionero en poner este mensaje de relevo en el mundo musical fue David Bowie, que acentuaba sus rarezas para hacer ver al mundo que no, que no todos teníamos que ser iguales, que ser diferente molaba, estaba de moda, y que fueras como fueras, podrías ser un héroe, al menos por un día. Este mensaje, actualizado en BTS, es imprescindible para la juventud de hoy en día, que en tiempos de Instagram, necesitan una seguridad emocional a la que aferrarse por si todo lo demás falla.
Cuando aparecen los créditos finales, toda la sala hace un último suspiro y saca los móviles a la espera de que enciendan las luces. No se hará, porque después de estos llega un vídeo más fresquito aún con más bromas pero montadas sin ningún orden. Así, acaba el film con una sonrisa en la cara de todo el mundo.
La gente sale de la sala satisfecha por el film, más aún siendo el primer pase de un estreno mundial. Este periodista se afana en preguntar a un par de chicas qué les ha parecido del film: "Salimos muy emocionadas, la película es una pasada porque lo cuenta todo muy bien, y refleja muy bien el regalo que nos han hecho a las armys y cómo es la gira", explican.
También comentan: "además es muy guay la experiencia de vivir esto en una sala de cine: normalmente escuchamos a BTS en nuestra casa y, como no han venido aún a València, las armys no nos habíamos juntado de esta manera nunca. Saber que todo el público de la sala está sintiendo lo mismo que tú es una experiencia completamente diferente a ir al cine". Tenían razón, el ambiente durante la proyección era siempre amable, de camaradería y unión. El mensaje de amor al que apela la banda también refuerza una ilusión: la persona de la que soy fan me ama. Eso es muy poderoso, y el marketing lo sabe. Pero más allá de lo capitalista, la sociología lo puede hacer realidad.
La proyección en los cines Lys, a pesar de los suspiros continuos, fue relativamente tranquila, si se toma como referencia lo que pasó en otras salas de la ciudad. En una, las armys encendieron sus linternas a modo mechero-de-toda-la-vida en los créditos finales, pero la palma se la lleva -el vídeo no tiene desperdicio- un corro improvisado que se levantó de las butacas para ponerse en el espacio entre estas y la pantalla para bailar y cantar las canciones del grupo en mitad de la película, algo que desagradó a otras fans, que en Twitter llegaron a calificar el cuadro montado como "un patio de colegio". El cine se convirtió en lo más cercano a un concierto de BTS, y algunas personas actuaron en consecuencia.