VALÈNCIA. Contorsions cumple cinco ediciones, pero se podría decir que empieza una segunda era. La de “la consolidación”, anunciaba la concejala de Acción Cultural del Ayuntamiento de València, Maite Ibáñez. Fue el consistorio precisamente quien promovió este certámen, que busca tener una doble vertiente, la de la promoción de la creación emergente valenciana, y la programación de piezas internacionales que conversen, desde la contemporaneidad, con la escena local.
Tras los vaivenes del timón (la pasada edición estuvo a cargo de Juanma Artigot, coordinador artístico de Teatre El Musical), Acción Cultural ha tomado ejemplo de otros certámenes como Dansa València o Sagunt A Escena y ha licitado la producción y dirección artística del evento, con un contrato bianual del que salió ganador Yapadú —única empresa licitadora. Los pliegos se consensuaron con las asociaciones de circo y se tomaron como ejemplo otros certámenes que estas entendían como referencia. “Decidimos dar estabilidad y no dejar a la suerte de cada año el festival”, explicó ayer en la rueda de prensa Ibáñez. Y esa estabilidad se la darán Helena Ordóñez Bergareche y Javier Sahuquillo.
“Vamos a seguir la línea que se ha priorizado hasta ahora, que es la de dar espacio y cabida a las compañías valencianas, pero también traer propuestas estatales e internacionales de circo contemporáneo, y además, nutrir el festival de su contexto. Cuando el circo se desarrolla en una plaza, se reivindica como espacio de vida”, resumía Ordóñez.
El Contorsions de la “consolidación” se ha encontrado con el hándicap del tiempo de organización: la licitación echó a caminar en septiembre, se evaluó en octubre, no se adjudicó hasta noviembre y la formalización (según la Plataforma de Contratación) se realizó el 9 de diciembre, el viernes pasado. “Al tener que contratar compañías francesas, la burocracia ha sido complicada, pero el equipo de la concejalía lo ha resuelto muy rápido”, ha confesado Javier Sahuquillo.
Con todo resuelto, el festival internacional echará a andar hoy mismo en el TEM, con el Pequeño Gran Bingo Musical Chillón, en el que Mundo Chillón toma el papel del jefe de pista para invitar a varios artistas y hacer una propuesta gamberra.
Ya el viernes, Mentir lo mínimo (Cia. Alta Gama) abrirá la programación de regular del festival en el Tinglado 2 con una pieza que se basa en acrobacias sobre una bici. “Una pieza que hablará de lo diferente, de lo vivo, de cómo se asume y cómo se supera”, explicó ayer la programadora Helena Ordóñez. Tras ello, UpArte propone Desprovisto, que tendrá su estreno absoluto tan solo un día antes de Murcia. La compañía, que destaca por su capacidad técnica, se ha aliado con Pau Portabella para sugerir también una dramaturgia potente que intiva a reflexionar sobre los prejuicios y los roles.
El sábado, Xavi Sánchez y Analía Serenelli, dan una nueva vida a los objetos en La crisis de la imaginación, en el que reivindican la dimensión creativa a través de ejercicios objetuales y de títeres. Por la tarde, la trapecista Zenaida Alcalde es la apuesta de la compañía emergente Aicrag, en su línea de dar espacio a mujeres jóvenes. Desempolvant es un ejercicio de memoria a través de la vuelta de una joven a su refugio.
Otro solo potente: en Hier Arrive Bientô (La Atónita), Georgina Vila Bruch recurre a espectáculos de clown clásicos para darles una vuelta y ponerlos en conversación con la contemporaneidad; mientras se reflexiona sobre la añoranza, la memoria y el olvido.
El último día, Grands, de Xa! Teatre recorrerá tanto el Tinglado 2 como la plaza del Rosario y el barrio del Cabanyal con una propuesta “juguetona pero siempre diferente”. Cierran el festival otras dos propuestas: Baktana, espectáculo doblemente nominado en los Premis de les Arts Escèniques, y que plantea la conversaciones entre dos disciplinas, los malabares y las acrobacias; Bimsa de Fkanys es la culminación del alumnado de la escuela de circo Creat, en el que 10 intérpretes mezclan humos, melancolía y vértigo.
Además, el mismo domingo por la mañana, Spinish Circus propone un taller de circo en familia, también en el tinglado 2, en el que se podrán probar malabares, equilibrios y portés entre adultos y niños.
El ambiente y el pesimismo en las artes escénicas ha crecido significativamente estas semanas. A la cadena de comunicados y los conflictos con el Institut Valencià de Cultura, hace unos días también el festival Cabanyal Íntim decía adiós ante la imposibilidad de hacer realidad la que sería su edición número 11. El festival, que es una referencia para el sector y con un gran arraigo al barrio, es una gran pérdida, tal y como han valorado tanto Juanma Artigot como Maite Ibáñez.
Los dos, que han sido testigos y han tendido la mano para evitar este adiós del festival, apuestan porque este año sirva para buscar otras manera de financiarse y puedan volver “lo antes posible”. Ibáñez ha recordado que antes de la pandemia se generó un encuentro entre los festivales de la ciudad, promovido por Acción Cultural, pero el paradigma ha cambiado radicalmente. Artigot, por su parte, reconoce la situación y explica que “todos los festivales reciben el apoyo del TEM, en la medida que los presupuestos municipales lo permite, aunque a veces no es suficiente”.