¨En medio de la dificultad se esconde la oportunidad", como diría Albert Einstein, hoy más que nunca
No vamos a reescribir en el artículo una vieja canción, o un remake de una película bélica del Pacífico con viajes en el tiempo incluidos, si no que vamos a tratar de cómo nos encontramos en una encrucijada de una posible serie de cuentas atrás que generan un sinfín de incertidumbres.
Una de esas cuenta atrás comienzan este domingo 31 de octubre, pues es cuando Argelia, nuestro principal proveedor gasístico, va a proceder al cierre del gaseoducto que llega España atravesando Marruecos, y que nos aporta el 50% de su gas. Ya hemos hablado varias veces de cómo nuestro patrio trasero está en continua ebullición y permanente escalada con el enfrentamiento entre Marruecos y Argelia, y los afligidos españolitos somos uno de los daños colaterales o testigos sufridores del mismo. De Marruecos sufrimos y soportamos la presión en las fronteras, con asaltos masivos a las vallas/fronteras, incluyendo mareas humanas en las que hay hasta niños, también crisis de cayucos, competencia desleal en productos agrícolas que hacen inviable nuestra agricultura, y por tanto el ecosistema y medioambiente de la Comunitat Valenciana; de Argelia dependemos energéticamente, es nuestro principal proveedor de gas, y resultado del enfrentamiento de ambos países, es el punto actual en el que nos encontramos casi atados de pies y manos, dada nuestra posición, y que da la impresión, dado cómo se exhiben esos países en la relaciones con España, de franca debilidad.
Porque fíjense, se acaba de producir otro episodio en esa escalada estos días pasados, el abandono por parte de Argelia de la mesa redonda de más alto nivel en las Naciones Unidas sobre el proceso de descolonización del Sáhara que ocupa Marruecos, elevando sí cabe más la tensión en esa región, y que dado el incremento de tensión geopolítica, pues ya han roto relaciones diplomáticas, están rompiendo relaciones económicas con la denegación de suministro de gas de Argelia a Marruecos, e incluyendo la carrera armamentística entre ambos países desde hace algunos años, para los más pesimistas parecería evidente la existencia de una cuenta atrás hacia un enfrentamiento bélico entre ambos países, y que ya sabemos por otra parte que los regímenes no muy democráticos al otro lado del Mediterráneo suelen resolver sus problemas internos en aventuras exteriores.
Esta complicada situación ha originado el viaje esta semana de la vicepresidenta tercera del gobierno y ministra para la transición ecológica Teresa Ribera al país argelino, entrevistándose con las máximas autoridades para asegurar el suministro del gas y evitar que haya algún sobresalto, aunque parece casi seguro que lo pueda ver, pues hace ya un mes que el ministro de asuntos exteriores José Manuel Albares viajó a Argel y prometió, o por lo menos vino con esa promesa, de que España iba a tener asegurado el suministro de gas por parte de ese país norteafricano, y cuando alguien tiene que asegurar repetidamente en que no se va a producir un problema, es momento de empezar a preocuparse, por lo que podríamos estar en el inicio de la cuenta de atrás de problemas en el suministro de gas, sobre todo cuando empiece a hacer frío realmente, y el consumo de gas se dispare geométricamente.
Y al hablar de suministros de gas, en Europa, es inevitable hablar de nuestro vecino euroasiático, Rusia, pues justamente hace un par de semanas en el foro sobre el gas, el presidente Vladimir Putin se jactaba y trataba a la Unión Europea de poco menos de loca, por echarle la culpa del alza de los precios del gas, afirmando que ese incremento de costes era exclusiva responsabilidad de esa política energética europea supuestamente ecológica y renovable, y que pretende la descarbonización de la economía, pero que consume sin parar, y cada vez más, gas natural, hidrocarburo y combustible fósil según estudié en mi juventud. Y no crean que el presidente Putin es ahora un cisne blanco, que juega limpio, juega a favor de sus propios intereses, de seguir incrementando su economía, con la exportación de materias primas y recursos energéticos, en base a lo cual la dependencia de Europa respecto a él sigue incrementándose, gracias en muchas ocasiones a la complicidad de Alemania que juega a muchas Barajas.
Fíjense que la penúltima partida se libra en torno al gasoducto Nord Stream 2, proyecto germano-ruso, al cual se ha dejado participar a otros países europeos para que no quede en evidencia ese posicionamiento individual, egoísta y de espaldas Europa de la gran Alemania, y contra el cual los americanos han maniobrado y ejercido diversas presiones, pretendiendo boicotearlo para evitar que Occidente, en concreto Europa occidental, caiga bajo la total dependencia energética rusa, que ya está bastante de por sí. Los USA cuentan en esas operaciones sobre todo con el apoyo de la mayoría de países del este de Europa, y que son limítrofes, o casi fronterizos, con Rusia y Bielorrusia, y en donde el penúltimo pulso se ha jugado, o se está jugando, en Crimea y en el Donbas, región en la cuenca del río Donets, con la rebeldía de dos provincias, Donetsk y Lugansk.
Pero ya saben que el tablero mundial es enorme, lo global repercute en lo local, y Rusia juega otras partidas, en otras regiones del mundo, por ejemplo en el pacífico donde se han realizado estos días pasados maniobras marítimas conjuntas combinadas entre Rusia y China, a consecuencia del incremento continuo de las tensiones con epicentro en isla de Formosa, Taiwán, que ha llevado a provocar las últimas bravuconadas de la china de Xi Jinping, con la consiguiente respuesta del anciano presidente Joe Biden, que parece querer emular y superar a Donald Trump, en las que se ha llegado a afirmar que esta isla podría ser un motivo para ir a la guerra entre esos dos países.
Éstas tensiones chino-norteamericanas han desencadenado una serie de reuniones en diferentes foros geopolíticos como es el tripartito AUKUS (Australia, Reino Unido y Estados Unidos), el cuatripartito QUAD (India, Estados Unidos, Japón y Australia) o el Five Eyes de la inteligencia (Los cinco ojos, formado por Estados Unidos, Nueva Zelanda, Canadá, Australia y Reino Unido), que simplemente son distintas iniciativas de vecinos y sufridores de ese continuo expansionismo imperialista de la China comunista moderna. Dentro del cual España y toda Europa está incluida, pues recordemos que Taiwán es el principal fabricante mundial de chips, y los problemas que han tenido desde finales del año pasado en su suministro, ha provocado un problema en las cadenas de valor mundial, pues no hay casi producto moderno que no lleve un chip incorporado, y ese desabastecimiento tendrá su repercusión en la economía global.
Porque tengan claro que está falta de chips, así como la escasez de materias primas y recursos energéticos son factores que amenazan la recuperación mundial post-pandémica, y aunque vayamos a recibir (están pendientes aún las reformas que hay que presentar a la UE) mil millonarios fondos europeos, en una de las mayores inyecciones de liquidez en la historia moderna, si no existen políticas coherentes, no se puede consolidar el progreso. Un ejemplo es la inversión con fondos europeos en una infraestructura de transporte, como es la Línea 10 del Metro de Valencia, y que acaba de visitar la Comisaria Europea de Cohesión y Reformas Elisa Ferreira, que si después no se ve complementada en su hinterland con otras infraestructuras como pueda ser el Puerto de Valencia no sirve para sacar la máxima rentabilidad y eficiencia a la inversión. Porque parece que algunos están empeñados en sabotearla desde el propio Consell del Botanic, pues recordemos que Compromis, partido de gobierno, ha presentado estos días pasados una iniciativa en el Congreso de los Diputados contra su ampliación (y recordemos que cualquier organismo cuando deja de crecer empieza a dirigirse hacia su final) conjuntamente con grupos nacionalistas y separatistas, de lo que algunos llaman Paísos Catalans; postura ésta que beneficia la importante posición de la República Popular China en nuestro puerto, a través de COSCO Shipping Ports, pues controla su principal terminal, cosa que cambiará cuando se termine la ampliación.
Ya saben a eso se le llama Globalización, la decisión de un partido local, en este caso Compromis, en contra de terminar la ampliación de una infraestructura como es el puerto, repercute en el juego geopolítico global a favor de la China comunista, a la par que ahuyenta las inversiones, y el crecimiento y progreso regional en el Hinterland de la Comunitat Valenciana… así es la vida; esperemos que no se inicie otra cuenta atrás esa del gran apagón del 2025 que prevén los austriacos, pero esa ya es otra historia para otro artículo.