El Ministerio de Cultura priorizó ampliar la presencia de Juan de Juanes en el Museo del Prado a reunir las tablas del retablo
VALÈNCIA. ¿Es España un Estado radial también en el arte? Fue el pasado mes de enero cuando el experto en arte Joaquín Guzmán lanzaba desde este diario la pregunta, a colación de la adquisición por parte del Museo del Prado, a través de la Junta de Calificación del Ministerio de Cultura, de una tabla del artista valenciano Juan de Juanes. La pieza, Santa Ana con la Virgen y el Niño, formaba parte de un retablo dedicado a San Sebastián originario de la Cartuja de Vall de Crist. “Retablo que hoy se ha perdido como tal, pero del que se conservan la mayoría de las tablas. Cuatro de ellas, de las siete que lo componían, las custodia hoy el Museo de Bellas Artes de València por lo que, en base a criterios lógicos y museológicos, el destino natural de la tabla debería ser nuestro museo”, lamentaba Guzmán.
Este hecho ha levantado una polvareda que ha llegado al ámbito político a través de una pregunta del senador de Compromís Carles Mulet al Senado, en el que interpela al gobierno central por el destino de la pieza. Entre otras cuestiones se plantea si el Ministerio ofreció la posibilidad de adquisición, además de al Prado, al Museo de Bellas Artes de València o cuáles han sido los criterios para no sumarla a las tablas que ya acoge el centro valenciano. "Las cuatro tablas que forman parte de la colección del Museo San Pio V de València se encuentra allí por una decisión del Ministerio de Cultura que, en los últimos 30 años, las adquirió y asignó a la principal pinacoteca valenciana para el enriquecimiento de sus colecciones, en contra de otros posibles criterios que podrían haberse adoptado como: asignarlas al Museo de Castellón (dado que la Cartuja de Val de Crist se encuentra en la provincia de Castellón y no en la de Valencia) o depositarlas en la colección pública que ya tenían entre sus colecciones obras de este Retablo en el MNAC", responden a Compromís.
De esta forma, el gobierno central defiende su decisión de llevar la pieza a Madrid amparados, por un lado, en el hecho de que las tablas de València fueron compradas y adjudicadas por el propio Estado (cabe recordar que el Estado mismo es el propietario del museo valenciano) y, por otra parte, el hecho del que el retablo lleva desmembrado desde el siglo XIX. De hecho, las tablas que se encuentran en colecciones museísticas desde fecha más antigua son las dos que forman parte de los fondos del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), donde ingresaron en 1904 y donde, a día de hoy, permanecen. Así, desde el gobierno central se insiste en que la compra de las cuatro tablas que custodia València desde hace tres décadas supuso "una decisión consciente y meditada de la Administración central para beneficiar a la pinacoteca valenciana, en detrimento de la opción de volver a reunir el retablo en un sola institución".
Confirman en su respuesta a Compromís, además, que Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes del Ministerio de Cultura sí valoró “varias opciones” para incorporar esta pintura a las colecciones públicas pero, “dado que la obra llevaba más de 50 años en una colección privada madrileña y que las piezas que conformaron este Retablo ya se encuentran dispersas en varias instituciones públicas diferentes, la opción fue su asignación al Museo Nacional del Prado, cuya colección tiene un reducido número de obras de Juan de Juanes, siendo las más importantes procedentes de un único conjunto, lo que impide al Museo exponer en sus salas una visión amplia de este autor que abarque distintos periodos de su producción”. Con todo, el Ministerio priorizó ampliar la presencia de Juan de Juanes en el Prado a reunir las tablas de un retablo que sigue sin poder verse en su totalidad.
Ante esta respuesta, el senador Carles Mulet critica que esta respuesta demuestra el “feroz centralismo” aplicado al patrimonio cultural, una posición que el de Compromís califica de "injustificable" en el caso de la pieza del pintor valenciano. "Se recupera la [tabla] que faltaba [del retablo], se paga con dinero público de todos, pero en lugar de unirlas a las otras piezas del retablo, se depositan en Madrid. Este centralismo es asfixiante y nos continúan tratando como una colonia. La respuesta del por qué del desmembramiento de esta obra es una simple excusa sin ningún rigor ni credibilidad, atiende a esa visión egoísta de que todo el patrimonio ha de estar en Madrid".
En ese sentido ha remarcado que "la supuesta unidad museística que achacan por ejemplo para justificar que una pieza única como la Dama de Elx continúe en Madrid, aquí la obvian para no unir el retablo en el territorio valenciano. Esto es una especie de expolio patrimonial valenciano pagado además, también con el dinero de los valencianos y valencianas, este política centralizadora es agotadora e injusta".
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