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CRÓNICAS POR LOS OTROS / OPINIÓN

El hambre

El hambre es la mala distribución de los recursos. El  hambre es una lacra que se podría evitar. El hambre es la pobreza más extrema. El hambre es el fracaso de todo un sistema. Él hambre es la vergüenza  de este mundo. El hambre duele. El hambre para mí  tiene un nombre propio.

29/10/2016 - 

Cuando conocí a este niño que os presento a continuación no podía dejar de cogerle la manita frágil y pequeña. Le costaba hasta respirar. Estaba con ayuda externa que le ayudaba a salir de esa desnutrición extrema. Pesaba 8 kilos y tendría unos 4 años. Nunca supimos su edad. No hablaba, solo me miraba y me acompañaba allá donde iba de paseo por las inmediaciones del hospital en Lamu. Siempre cogido de mi mano y con paso lento. Muy despacio. Se ahogaba si caminábamos más rápido. Tampoco teníamos prisa. Solo andábamos para no estar todo el tiempo sentados. No íbamos a ningún lugar. Caminábamos con rumbo pero sin destino. Me encantaba estar con él.

Recuerdo que tomaba unos sobres que le ayudaban a salir de esa desnutrición severa en que vivía. Esos sobres milagrosos le estaban salvando la vida. Esos sobres junto a la atención médica y el amor que recibía en el hospital eran su medicina. Porque en ese hospital las carencias de todo tipo se suplen con mucha atención profesional  y mucho amor. Es Hospital Pediátrico Pablo Horstmann de Anidan, en Lamu, Kenia.

Niños y niñas que no son conscientes ni de tener hambre, porque cuando uno llega a ese estado pierde la noción. O quizá nunca la tuvieron. Nunca supieron qué era eso de comer, estar alimentado y no pasar hambre. Niños y niñas que desde que nacen pasan hambre. No conocen la vida sin hambre. Niños y niñas  cuyas vidas penden de un hilo. Y niños y niñas que aunque sobrevivan a esa desnutrición extrema siempre tendrán secuelas.  

El libro

Uno de cada cinco hambrientos es un niño menor de cinco años y un chico menor de cinco años que no come suficiente habrá perdido su oportunidad para formar las neuronas necesarias y nunca será lo que podría haber sido según aseguran varios estudios médicos. Pero aunque nos duela más en niños y niñas, hambre pasan hombres y mujeres también. 

Otro dato. Las mujeres representan el 60 por cien de los hambrientos. Sin palabras. Son datos que se desprenden del libro que Martín Caparrós ha presentado esta semana en Rambleta en una de sus Factorías brillantes capitaneada por la periodista Mariola Cubells que desde que leyó el libro este verano no ha podido pasar página. Un libro que te absorbe y te adentra en una realidad que muchos preferiríamos no haber conocido. Y en la que casi nunca nos adentramos. 

Un libro que arroja más datos. El 11 por cien de los habitantes del mundo pasa hambre. Una de cada nueve personas en el mundo pasa hambre. India es ahora mismo el décimo país más rico del mundo y el primero en número de desnutridos. Tiene 53 billonarios. El cuarto país del mundo en billonarios. Y 140.000 millonarios. Y 836 millones de indios que tienen hambre

Se trata de una lacra que nos pilla lejos geográficamente hablando y que eso genera una cierta insensibilidad que asusta hacia el horror. El horror que supone no saber si vas a comer. El horror del hambre. Cuando pasan muchos días sin comer, el hambre deja de doler...porque él hambre duele. Y es entonces cuando empiezan las secuelas. 

Llegados a este punto me atrevo a afirmar que sin salir de España nunca sabremos qué es él hambre hoy día.  Por mucha pobreza tengamos ahora en España nunca llegaremos al nivel de pobreza extrema que supone el hambre pues tenemos un nivel de desarrollo donde esas estampas que genera el hambre ya no se dan. Y la memoria histórica a veces tiene poco recorrido. Por eso podemos vivir sabiendo que hay personas que pasan hambre. Porque hacemos por no ver, no oír, no sentir. Y  por eso hemos criticado en más de alguna ocasión las imágenes de la hambruna  que a veces interrumpen en las noticias mientras comemos. Nos indigna tener que ver esas imágenes mientras comemos, pero ¿ no nos indigna que esas imágenes estén pasando? 

Sobre todo cuando sabemos que el hambre tiene solución. Mi respeto para quienes trabajan en terreno para paliar el hambre aún sabiendo que  se trata de un problema político y económico. Hoy día podemos afirmar que el hambre se podría solucionar si existiera la voluntad para ello. Los recursos existen, solo hay que hacer una  equilibrada distribución  de los mismos.

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