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radiografía de la escena

El heavy metal valenciano sigue con una salud de hierro

8/08/2024 - 

VALÈNCIA. Todavía recuerdo las colas que se formaban a las puertas de La Flama, garito situado en la calle Roteros, hace unos veinte años para entrar al local y escuchar una buena dosis de rock. El Carmen estaba en aquellos años en plena ebullición de sonidos guitarreros, tachas y metal. Era la Segunda Ola del Heavy Metal Español, y el heavy, que hacía años que no llegaba a lo más alto en cuanto a popularidad, reinaba entre los jóvenes. Hoy el panorama el algo diferente en cuanto a gustos musicales. Me asomo veinte años después a la escena para comprobar cómo respira el heavy en una ciudad como València que albergó salas más míticas como Arena Auditorium o Repvplicca para ver a las mejores bandas del mundo. 

Para comenzar esta singular radiografía viajamos a Mislata para hablar con Vicente Feijóo, que en 1978 junto a Javier Hervías, Eduardo Feijóo y Jesús Martínez publicaron el primer disco de heavy metal de España, Los 4 Jinetes del Apocalipsis con Zarpa, una de las bandas más legendarias de todo el país. Un hito histórico a reivindicar siempre. No obstante, esto no es solo una mirada atrás, sino al presente y al futuro del género en nuestro territorio. Zarpa no se ha detenido y sigue facturando discos de enorme calidad, su último trabajo, que no solo mantiene el nivel, sino que supera a muchas bandas actuales es 999: “Este último trabajo es la síntesis de muchos años de esfuerzo y superación. Al contrario que otras bandas, Zarpa siempre hemos ido innovando nuestra música y actualizándola con el paso del tiempo”, apunta el cantante y guitarra. 

Zarpa cambió de componente para la grabación de 999, pero eso no les ha restado ni un ápice de fuerza y calidad. “La banda se ha renovado y hay gente joven en sus filas, ahora aparte de Vicente Romero al bajo y un servidor, tenemos a Marcos Sáez que es el más joven -con tan solo 28 años- y al baterista Miquel Alejandro. Este cambio fue a consecuencia de la salida voluntaria de Serafin Mendoza y Bienve Godoy que decidieron dejar la banda un poco después de la pandemia”. Zarpa se fundó un año antes de la publicación de su primer redondo. Desde entonces ha llovido mucho pero la ilusión por el grupo y por esta música que nos apasiona no ha menguado: “La pasión por la música es la misma que en 1977 porque para mí la música no es ni ha sido un negocio sino un proyecto artístico de vida, una obra de creatividad y debido a eso la pasión nunca ha desaparecido”

Y si hablamos de heavy, o de otras variantes dentro del género como el power metal, València tiene la suerte de contar con uno de los combos más importantes y trascendentes de España, y quizás de habla hispana. Opera Magna son elegancia, contundencia y profesionalidad. Los recuerdo en conciertos donde la brillantez instrumental se mezclaba como letras fantásticas. No era, ni es extraño pasear por las inmediaciones del Immortal, uno de los templos del heavy en la ciudad, y ver a muchas personas con sus camisetas. Pensaba que sería difícil superar álbumes como Poe (2010) o El Amor y otros Demonios (2019), y con Heroica, su último trabajo, sino lo han superado, lo han igualado. 

José Broseta, cantante del combo, nos señala cómo ha sido la grabación de éste elepé: “La grabación la hemos hecho, como todas las anteriores, en los Fireworks Estudios, propiedad de Enrique Mompó (guitarrista y compositor de Opera Magna) y Fernando Asensi. Nos hemos tomado nuestro tiempo para hacerlo con mimo, ya que, tras tantas grabaciones allí, es un estudio en el que nos sentimos realmente cómodos y tenemos el tiempo y la confianza necesarios para probar qué es lo que queremos para cada canción”. 

Un grupo que sigue en la cresta de la ola por su propuesta musical como Opera Magna, y que también vivió aquella época de esplendor de los dosmiles, puede tener una visión de cómo está la cosa actualmente: “En cuanto al estado del estilo en sí, tras el gran auge que tuvo en la primera década de los 2000, es cierto que ha ido pasando por altibajos, pero la verdad es que hemos tenido mucha suerte de contar con seguidores que esperan con ganas cada nueva entrega de la banda”, remata, Broseta. 

Este artículo me ha costado varios días, y cuando estaba a punto de hablar con Dragonfly, una de las bandas más prolíficas de València tocando en el extranjero, me entero que están de gira por Latinoamérica y Estados Unidos. Me viene de perlas para hablar de la proyección de nuestras bandas fuera incluso de España. Me viene a la cabeza si el heavy se valora más fuera que dentro. “Yo no creo que se valore más el metal fuera de España, lo que pienso es que hay más gente que lo sigue y es posible que el público sí sea algo más pasional”, me señala, Pablo Solano, vocalista de Dragonfly recién aterrizado. “En Europa y en España la gente que ama este tipo de música la valora mucho también y es muy exigente con el nivel de las bandas”, remata. 

Dragonfly

En el momento de nuestra primera conversación Dragonfly estaba en California presentando la reedición y aniversario de su disco, Domine XV: “Esta última gira americana nos ha llevado a visitar Colombia, Guatemala, Costa Rica y California. Es un placer enorme visitar de nuevo todos estos lugares y comprobar cómo año tras año la banda va ganando seguidores. Desde 2012 cuando empezamos a girar por Latinoamérica, hemos tenido la oportunidad de actuar en gran parte de los países del continente y siempre nos reciben con una enorme pasión y mucho cariño por nuestra música y eso para nosotros es un verdadero orgullo”. 

En esta ocasión, Dragonfly ha estado girando con tres bandas más que consolidadas y reconocidas en el género a nivel nacional e internacional. “Este último viaje ha sido muy especial porque además hemos podido formar parte de un cartel con otras tres bandazas españolas de la talla de Saratoga, Lujuria y Azrael y lo hemos disfrutado enormemente”, dice el cantante.

No solo Dragonfly han girado con éxito fuera de nuestras fronteras, evidenciando el buen estado de salud del heavy hecho aquí, sino que otras como Opera Magna también ha salido fuera buscando más oxígeno. “Las giras que hemos tenido la suerte de hacer por Latinoamérica han sido siempre toda una experiencia y todo un reto para una banda mediana como la nuestra, pero la verdad es que la respuesta del público siempre ha sido de total entrega hacia nuestro show, ¡lo que se agradece especialmente estando tan lejos de casa!”, exclama el cantante. 

Es un tópico decir que la música no tiene fronteras y una obviedad que, gracias a internet, se puede llegar más lejos. Eso sí, sin calidad, por mucho Internet que haya, no se logra éxito fuera de tu país tan fácilmente. El mercado en habla hispana se ha expandido y cada vez es más habitual ver a nuestras bandas viajando por Latinoamérica, donde, por supuesto, tienen un buen número de fans. “Obviamente hay una gran cantidad de seguidores que son de fuera de España. Solo mirando nuestras estadísticas en servicios como Spotify vemos que países como México, Estados Unidos, Chile, Colombia, Perú, Argentina, Ecuador...están entre los principales oyentes de Opera Magna, y nos sentimos muy afortunados por ello”

Todavía quedan espacios para pasar una noche hasta las tantas escuchando rock, como el Peter Rock o salas que programan a las mejores bandas que pasan por València como Rock City o 16 Toneladas, muchas veces teloneadas por grupos de aquí. Yo recuerdo las noches en La Flama porque generacionalmente me tocó, a otros por edad, el Watios o el Dados, garitos que permanecen indelebles en nuestra memoria emocional.

Me intereso por ese disco reeditado de Dragonfly, Domine XV, en su aniversario, ese redondo que ahora les ha hecho pasearse por varios países de América. “Después del disco que publicamos en 2019, Zeitgeist, llevábamos tiempo dándole vueltas a la idea de hacer algo especial para el decimoquinto aniversario de nuestro álbum debut. Y de pronto, el estallido de la pandemia nos dio la oportunidad y el tiempo de poder preparar algo realmente ambicioso como es la regrabación íntegra de un disco, reformulando arreglos, adaptando el sonido a la formación actual y, en definitiva, reconstruyendo desde los cimientos una obra tan importante para nosotros y nuestros seguidores, manteniendo en todo momento el espíritu y la esencia de todas y cada una de las canciones”, recuerda. 

La grabación, como todo lo que hacen estos valencianos, no era algo baladí. “El reto era doble, ya que nos embarcamos en la grabación de un segundo disco con versiones de todos los temas incorporando colaboraciones de 35 músicos invitados. Créeme que coordinar semejante empresa en un plazo determinado es una tarea bastante complicada”, apunta. 

Zarpa ha pasado por casi todos los estadios de la industria, su veteranía es un grado de calidad. Durante un periodo prolongado los mislateros fueron parte de un sello alemán, Karthago Records, con álbumes como Iberia (2019) que les hizo llegar a muchos países. Aunque no es oro todo lo que reluce. Como curiosidad, la discográfica germana también publicó algunos álbumes de los también valencianos, Piel de Serpiente. “Lo de la experiencia alemana con Karthago Records y Pure Steel Records fue una etapa de unos 15 años aproximadamente, ellos nos dieron a conocer en muchos países de Europa, Asia y América pero nos perjudicaron en nuestro propio país ya que no trabajaban en España, no me digas por qué, pero así es. Estos sellos siempre quisieron que cantáramos en castellano, no nos dejaron hacerlo en inglés y también eran muy estrictos a la hora de elegir las canciones para un disco, al principio fue de maravilla, pero poco a poco también comenzaron a flaquear hasta el punto de cerrar después de la pandemia”, comenta, Feijóo. De hecho, ante esta situación, Zarpa ha editado su último plástico, 999 con otra disquera. “La entrada con el sello Demons Records creo que ha marcado la diferencia, ahora nuestra música llega más que durante todo el periodo alemán, creo que esa es la diferencia más notable”, apunta. 

Sea como fuere, Zarpa, el buque insignia del heavy valenciano, lograba llegar a mucho más público, demostrando que sus canciones y álbumes eran y son de lo mejor que se manufactura en España. De hecho, este verano podremos verles en directo en uno de los festivales más importantes del país, Leyendas del Rock en Villena: “En el mes de Agosto volvemos por quinta vez al festival. En ese concierto solo podremos ver 50 minutos de las dos horas y media de nuestro repertorio, intentaremos tocar los temas nuevos acompañados por algunas de las canciones más sobresalientes de nuestra carrera”. 

Zarpa es una banda de directo, verlo actuar es un chute de adrenalina y fuerza. “A nosotros los de las giras no nos gusta Preferimos hacer conciertos que queden en la memoria y la verdad es que está yendo muy bien después de las experiencias de Barcelona, Mislata y la sala Zulú de Aldaia este año continuaremos dando caña el 9 de agosto en el Leyendas, el 24 de agosto en el Metalfara, el 7 de septiembre en Benimaclet, el 28 de septiembre en la Sala Garaje Beat de Murcia y el 30 de noviembre en el Rock Star de Benidorm”, además Vicente me señala una exclusiva que me hace especialmente feliz, “tocaremos también junto a una sinfónica, ya diremos el nombre y la fecha, en varios conciertos, cosa que ya desvelaremos en su momento”,

Haciendo un análisis de la situación que atraviesa el heavy y el rock, no solo en València, aunque especialmente aquí, sino también en toda España con las bandas que estamos hablando, nos damos cuenta que a pesar de la situación sigue habiendo un público fiel y bandas con ganas de darlo todo. Un ejemplo es la Asociación Metal Bats, con la que hablé hace unos años, que siguen impulsado a través de conciertos que València sea un lugar importante para el género. “Es un estilo en el que cuesta un poco movilizar a la gente, pero sí que tiene su público en la ciudad”, apunta, José Broseta. “No hay más que ver los últimos conciertos de bandas como Saurom, Dry River, Koma, Saratoga, o incluso nuestra última actuación en la ciudad, que han presentado una buena entrada de público, lo cual, en pleno 2024, parece cada vez más difícil”.

Zarpa

Como he mencionado al inicio del artículo, en el 2000 el género volvía a estar en la cúspide: conciertos multitudinarios, el comienzo de los grandes festivales en España, bandas que aparecían en la radio y televisión… Sin olvidar que en pocos años aparecieron grupos de enorme nivel como Avalanch, Mägo de Oz o Saratoga, por citar a tres. “La escena ha cambiado mucho y se ha notado la falta de relevo generacional y el cambio de tendencias en la música en general”, señala, Pablo Solana. “Hemos pasado en 15 años de hacer conciertos para más de 500 personas a llenar con dificultad aforos de 100-200 personas. Esto es una tendencia global y les pasa a todas las bandas de todos los niveles, exceptuando las bandas de primera línea que se manejan con otros parámetros”.

Concuerdo con Solana en que la bajada de ventas y de público, solo hay que recordar cómo se llenaba hasta los topes salas como Pa´berse Matao en Sedaví en noches interminables a principios de milenio, y que ahora está cerrada. “El momento actual es bastante complicado, ya que el ambiente rock/metal que había hace una década ha bajado mucho. Se han perdido garitos y salas y cada vez es más complicado agendar fechas, porque lo poco que hay está muy demandado. También hay menos bandas, aunque las que han aguantado estos años tienen una gran calidad. Solo hay que ver el gran nivel de bandas como Opera Magna para darse cuenta”, reconoce. 

Vicente Feijóo con más de cuarenta años de experiencia en el sector tiene una visión más histórica de los inicios del rollo y de su evolución hasta llegar a la actualidad. “Indudablemente hemos pasado muchas etapas. 47 años dan para mucho y tienes un perspectiva más real de todo este mundillo y también de la sociedad en general” dice, Vicente. “La actual València no se parece en nada a la de aquellos tiempos de la transición y realmente hubo un renacimiento importante de bandas y de eventos desde 1981 hasta el año 86 u 87 en que explosionó la moda de la Ruta del Bakalao. En aquel entonces la Diputación generaba muchos eventos en lugares emblemáticos como la Plaza de Toros de València, los Jardines de Viveros, la plaza de la Virgen, el cauce del río y también se hacían muchos conciertos en escuelas para difundir el rock entre los más pequeños, habían muchos contratos a través de ayuntamientos en cuanto a salas habían menos que ahora, pero habían algunas como la Sala Bony de Torrent que ha sido la mejor de todos los tiempos”.

Le pregunto por las diferencias que él percibe de aquellos años a la actualidad. Feijóo es una voz más que autorizada para hablar de estos cambios: “La diferencia con lo que hay actualmente es abismal, hoy hay más salas pero los aforos son menores, es más difícil tocar y el alquiler te cuesta un riñón. De eventos como los que he comentado antes en colegios o en lugares emblemáticos ni hablamos, parece que solo están reservados para los artistas que vienen de la mano de grandes promotoras o multinacionales. El heavy tuvo un momento álgido en los 80, luego cayó en los 90 y como tú dices a partir del 2000 comenzó otra etapa donde este estilo cobró mucho más protagonismo con la aparición y calidad de muy buenas bandas. Claro está, desde el 2000 hasta nuestros días han pasado 24 años -que no es poco- y como todo va teniendo un desgaste por edad, y porque la gente se hace mayor, ahora mismo disfrutamos de una escena que, aunque no muy extensa, es bastante sólida y se van viendo nuevas iniciativas a una escala bastante humilde pero honrosa. El público del rock y del heavy no falla y, de hecho, es una de las pocas tribus urbanas que aún resisten”, señala. 

Hay muchas bandas de calidad. Aún así, mantener un proyecto musical, sea rock o indie, es difícil. Sobre todo ahora que hay casi más bolos en festivales que en salas pequeñas. “Partiendo del hecho de que mantener una banda en activo tanto tiempo es casi una proeza, la verdad es que estar rodeado de compañeros con ganas de hacer música simplemente porque realmente disfrutan con ello, es algo que facilita muchísimo las cosas y hace que los problemas sean más llevaderos”, me reconoce, Broseta, vocalista de Opera Magna. 

València siempre ha sido especial y diferente en cuanto a rock, no es Bilbao o Madrid; aquí siempre ha costado un poco más: “Es cierto que, tradicionalmente, València no es una plaza fuerte en lo que al metal se refiere, pero también es verdad que València es tierra de músicos y parte de ese acervo cultural se deja notar en los proyectos que salen de aquí. Los que hemos pateado locales de ensayo tantos y tantos años hemos podido comprobar la cantidad y calidad de bandas que han estado peleando por hacerse un hueco en este mundo tan complicado. Lamentablemente, muy pocas bandas consiguen traspasar el ámbito regional; y en el resto del país se conocen pocos proyectos pero los que perseveramos al final sí estamos obteniendo ese reconocimiento”, comenta el vocalista de Dragonfly.

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