VALÈNCIA. El Hospital General de València ya tiene marcadas las fechas para que la empresa Eresa, quien actualmente presta el servicio en el departamento, inicie el desmontaje de la resonancia y el TAC que quedan en el centro. Este nuevo movimiento da continuidad a la decisión de internalización del servicio que tomó la gerencia al entrar a la dirección y que ejecutó finalizando su contrato con la compañía dirigida por Lorena Saus, a la que actualmente paga por enriquecimiento injusto.
Fue en enero de 2018 cuando terminó el primero de los contratos, concretamente el de resonancias, al que sucedieron el de TAC y medicina nuclear. Ahora, el consorcio tiene previsto montar dos resonancias y dos TAC para internalizar el servicio y para ello ya inició el desmontaje de la maquinaria que pertenece a Eresa.
Fue el 1 marzo de este año cuando se puso en marcha el desmantelamiento de la primera máquina para que el General montara la suya propia, aunque todavía están en fase de desinstalación. Para continuar tienen orden de parar e iniciar el desmontaje del TAC el 25 de junio y el de la segunda resonancia entre el 27 y el 29 de julio.
Con el desmontaje de la primera de las resonancias, siete trabajadores quedaron en el limbo al no querer subrogarse el centro público en Eresa por no realizarse un traspaso de la maquinaria que, según el hospital, la empresa nunca contempló ceder. Ahora, esta situación también se debería suceder con el resto de trabajadores vinculados a las máquinas de la compañía desmontará a no ser que la empresa opte por otra opción.
Para abordar todo este proceso, el consorcio sacó un concurso de refuerzo para encontrar una compañía que redujera la lista de espera del departamento, una acción que actualmente recae en manos de Eresa, a cuyas instalaciones se derivan las pruebas que no puede asumir el hospital.
Este concurso, dividido en dos lotes -resonancias y TAC-, está actualmente paralizado -según la última comunicación recogida en la Plataforma de Contratación- tras un recurso de la compañía Inscanner. A pesar de haberse cerrado el plazo de presentación de ofertas, la licitación sigue suspendida y es posible que Eresa sea quien tenga que seguir prestando el servicio en sus instalaciones.
La licitación, con un presupuesto base de 2,9 millones de euros, destina un presupuesto de 1,8 millones para las resonancias y un presupuesto de 1,1 millones para el TAC. En la memoria justificativa de la licitación se apunta a la insuficiencia de medios para abordar el servicio por la administración debido al proceso de internalización que actualmente tiene en marcha el hospital, debido al proceso desmontaje de los equipos actuales y a la instalación de los nuevos equipos con las obras de adecuación necesarias, lo que supondrá que durante un tiempo estén inactivas.
"Esto supone que temporalmente se reduzca el equipo disponible (recursos humanos y materiales) y por tanto, el número de exploraciones a realizar en el Hospital y aunque actualmente ya se están realizando exploraciones fuera del mismo, todavía existe la necesidad de contratar la prestación con carácter complementario a su realización con los recursos y medios propios hasta la definitiva internacionalización del servicio de TC y RM", explicaban.