VALÈNCIA. La Comisión Europea presentó en 2018 su estrategia para lograr una economía descarbonizada para 2050. Para llegar a este objetivo los países deben cumplir retos. En 2030, deberán reducir sus emisiones un mínimo de un 40% en relación con 1990, y en 2040, el 80%. Para lograrlo, la electricidad es el vector energético con más potencial debido a su capacidad de integrar las energías renovables. Pero para lograr la electrificación de la economía, es fundamental desarrollar y digitalizar la infraestructura de red y un marco regulatorio estable.
En este sentido, el sistema eléctrico debe proporcionar energía siempre que se solicite. Si a ello se añade la dispersión de las centrales y la necesidad de gestionar los distintos flujos, es necesario que se desarrolle un sistema de red inteligente.
Sin embargo, uno de los grandes problemas a los que se han enfrentado históricamente los sistemas de suministro energético es la dificultad (y el coste) de almacenar energía. La mejora y evolución de los sistemas de almacenamiento o acumulación de energía eléctrica a gran escala es una de las cuestiones clave para avanzar hacia la transición energética, juntamente con la descentralización de la generación de energía, la integración masiva de energía renovable y la electrificación del transporte.
Hasta la fecha los únicos sistemas de almacenamiento eléctrico a gran escala viables técnica y económicamente fueron los embalses (bombeo hidráulico). Los nuevos desarrollos de baterías electroquímicas (en gran medida ligados al despliegue de la industria del vehículo eléctrico) abren un nuevo horizonte para poder plantear sistemas de almacenamiento distribuido que den soporte a las redes de distribución más cercanas a la demanda eléctrica.
SOFI, desarrollado por el ITE (Instituto Tecnológico de la Energía), centro de referencia en la Comunidad Valenciana, con el apoyo del IVACE, Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial de la Generalitat Valenciana, tiene el reto de poder aumentar la flexibilidad en la gestión del sistema eléctrico, haciendo frente a la variabilidad que suele caracterizar las tecnologías renovables no programables y los desbalances con la demanda o a los posibles incidentes en las redes de transporte y distribución de energía.
El proyecto SOFI busca avanzar en el desarrollo de sistemas de almacenamiento distribuidos aportando una plataforma que ayuden en la definición de la ubicación y el dimensionamiento óptimo de los sistemas de almacenamiento a ser instalados en una red de distribución y otra herramienta que optimice la operación o gestión (carga y descarga de estos dispositivos) con el fin de maximizar la integración de generación renovable distribuida y garantizar una operación segura del sistema frente a posibles contingencias o desviaciones imprevistas. Estas herramientas favorecerán el despliegue de tecnologías de almacenamiento en la red de distribución, siendo por lo tanto útil para aquellas áreas donde existen problemas de calidad de suministro (urbanizaciones aisladas o polígonos industriales entre otros) e incluso podría ser interesante para gestores de redes de distribución ya que les permitiría tomar decisiones más eficientes sobre inversiones futuras en activos de la red lo cual repercutirá finalmente en los costes de operación y en la calidad y garantía de suministro. Este proyecto está cofinanciado por el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (IVACE) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) dentro del programa operativo FEDER de la Comunidad Valenciana 2014-2020 (Expediente: IMDEEA/2019/38).