VALÈNCIA. Fue hace casi cuatro décadas que desde València se dio forma a un proyecto clave para entender el circuito del diseño contemporáneo. Tras el número 200 de la calle San Vicente se levantó un estudio multidisciplinar –y un tanto “anárquico”- que funcionaba de manera horizontal y que cambió la cara del diseño de la época. Hablamos, claro, de La Nave. “En los años 80 la industria valenciana vivía realmente de copiar, de explotar licencias extranjeras. Pero en aquel momento todos éramos conscientes –instituciones, profesionales y empresarios- de que teníamos que cambiarlo todo. España tenía que dar una cara más moderna, no la cutre y gris del franquismo”. Esta frase la firma Nacho Lavernia quien, junto a Dani Nebot, se ha encargado de recuperar la memoria del estudio, recopilando y recuperando su archivo, para dar forma a una exposición que repasa sus siete años de vida a través de sus trabajos.
Es el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) el que acoge una muestra que recorre algunos de los hitos del despacho, una exposición que presenta más de una treintena de paneles de gran formato con algunas de las identidades corporativas que nacieron en sus despachos como la creada para la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), la EMT, el Instituto Nacional de Estadística (INE), la Generalitat Valenciana o ACTV. También se presentan reproducciones en menor tamaño algunos de los proyectos más singulares que realizaron, como varias de las ilustraciones realizadas para la señalización turística de la autopista AP-7 o algunos objetos como la Silla Triana o la Fuente Afrodita.
La muestra no se detiene tanto en los procesos como en los resultados finales, con reproducciones o productos mediante los que se quiere hacer una fotografía de aquel diseño que, en muchos casos, sigue vigente, un recorrido que finaliza con una cuadrícula que reúne más de un centenar de marcas diseñadas durante los siete años en los que funcionó La Nave,. “Reconocer el diseño en València es reconocer el ADN de nuestra comunidad. A lo largo del siglo XX hemos tenido diseñadores gráficos magníficos como Renau, Juana Francisca o Arturo Ballester, pero es quizá en los años 80, en el paso de la dictadura a la democracia, donde la relación entre diseño e industria se consolida gracias al trabajo de colectivos como La Nave”, explicó la directora del museo, Nuria Enguita.
Este “paisaje” creado por sus diseñadores va estrechamente vinculado al contexto industrial y, especialmente, institucional de la época, no en vano, gran parte de sus clientes –o, al menos, algunos de los más visibles- fueron organismos públicos, mientras que el programa de ayudas a empresas del antiguo IMPIVA (Instituto de la Pequeña y Mediana Industria de la Generalidad Valenciana) impulsó una modernización que unos y otros cogieron con ganas. “Se hizo todo un programa de apoyo al diseño, de subvenciones que luego fueron mal vistas, pero que funcionó”, subrayó Lavernia durante la presentación de la exposición. Este contexto social, institucional y empresarial derivó también en un acercamiento al diseño inédito hasta el momento, un afán por renovar el país que derivó en la creación de proyectos que, explican, difícilmente podrían salir adelante hoy.
“Hacer cosas nuevas es siempre un riesgo y aquel riesgo se asumió desde las instituciones y el ámbito profesional. Los clientes eran mucho más atrevidos que ahora, trabajábamos con más libertad”. La exposición, en cualquier caso, no quiere ser “nostálgica”, sino que busca acercar la producción desde La Nave con un “lenguaje actual”. Esta producción, eso sí, no es lineal. Lo cierto es que no había un hilo conductor entre sus distintos miembros, una decena de profesionales de distintos ámbitos -diseño gráfico, de producto, arquitectura...- que compartía espacio, una idea de proyecto, pero no un estilo. Esta unión un tanto atípica dio como resultado un proyecto que difícilmente podría repetirse. Cuarenta años después, las miradas de Eduardo Albors, Paco Bascuñán, José Juan Belda, Carlos Bento, Lorenzo (Quique) Company, Sandra Figuerola, Marisa Gallén, Luis González, Luis Lavernia, Nacho Lavernia y Daniel Nebot se vuelven a encontrar aunque, ahora, en el IVAM.
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