Hoy es 13 de octubre
VALÈNCIA. El sector del juego supuso más de 150 millones de euros para las arcas de la Generalitat Valenciana durante 2017. Según consta en el Informe del Juego en la Comunitat correspondiente a ese año, que analizó el Consell el pasado 26 de octubre, la Generalitat recaudó directamente 137 millones de euros a través de impuestos relacionados con el juego, a los que habría que sumar otros 13 millones del juego estatal.
A 31 de diciembre de 2017, la Generalitat tiene dadas de alta en el registro del Juego 1.037 empresas, entre las que se incluyen fabricantes, comerciantes, operadores y locales de juego. El sector genera en la Comunitat cerca de 7.000 puestos de trabajo directos y más de 30.000 empleos indirectos, estos últimos básicamente ligados al sector de la hostelería.
La cantidad destinada al juego en la Comunitat en 2017 ascendió a 3.971 millones de euros, teniendo en cuenta el juego presencial, el juego que es competencia del Estado (Loterías y Apuestas del Estado) y la ONCE. Supone el 2,54% del Producto Interior Bruto valenciano, aunque quizás sea más relevante comprobar cuánto ha crecido. Y lo ha hecho; mucho. Según los datos de la administración autonómica, en 2017 el juego registró un incremento del 8,46% con respecto al año anterior. La tendencia es al alza.
Sin embargo, estas cifras, en principio tan positivas, no son bien recibidas en otros sectores porque muchos se temen que el juego se haya convertido en un nuevo caballo de Troya para los barrios pobres, otra piedra en el camino. Uno de los aspectos más llamativos que se está dando durante esta época de bonanza del sector es que gran parte de las nuevas casas de apuesta se están instalando en las barriadas y zonas más desfavorecidas de las grandes urbes, como es el caso de València, con ejemplos tan llamativos como el de Benicalap donde en apenas unas manzanas se concentran tres locales.
Así lo constata el presidente de la asociación de vecinos de este barrio, José Bellver. Movidos por la esperanza de obtener unos ingresos rápidos, personas que “no tienen ni para comer”, dice Bellver, gastan sus pocos euros en juegos de rascar o en casas de apuestas online. “Hay señoras mayores, jubiladas, que se gastan cinco ó 10 euros en un momento, desesperadas con el anhelo de ganar”, explica.
La situación se agrava, relata, por la importante presencia de una amplia población inmigrante que también cree hallar en las apuestas y el azar una hipotética y quimérica salida rápida ante un futuro más que desolador; buscan en las apuestas un atajo hacia una vida mejor. Así, Bellver narra que es muy habitual ver a varios inmigrantes en los alrededores de estas casas de juego, dedicando su tiempo de ocio a apostar a toda clase de competiciones deportivas. “Dicen que si el juego da ilusión… pero la realidad es que euro a euro se dejan cantidades de dinero enormes”, se lamenta. La promesa de un pelotazo millonario es la nueva droga del siglo XXI.
Bellver está preocupado por esta situación que está comprobando que se repite en otras barriadas obreras, especialmente en las zonas más depauperadas, como sucede en Orriols o Torrefiel, explica. Una inquietud que se agrava ante el aluvión de publicidad que encuentra en todas las cadenas de televisión. Poker, Poker stars, loterías, apuestas… Una preocupación que también comparten representantes institucionales.
Sin ir más lejos este martes la concejal de Sanidad y Salud del Ayuntamiento de València, Maite Girau, se expresó en ese sentido. La regidora tomó parte en la XXVII jornada de prevención de adicciones que se celebró en la Universitat de València, organizada por el consistorio a través de su regidoría. Durante su intervención, Girau sostuvo que “el juego es cada vez más temprano y adictivo entre los jóvenes y, por esa razón, hay que poner los medios necesarios para concienciar y sensibilizar”.
La dependencia a los videojuegos entre la juventud y, precisamente, las apuestas en línea fueron los temas principales de una cita que se celebró bajo el título de La prevención de las adicciones: una misión épica. El Aula Magna de la Facultad de Medicina albergó un encuentro que sirvió para analizar la aparición y desarrollo de la adicción a los videojuegos, las apuestas en línea y el fenómeno de la gamificación en la juventud. Durante el encuentro Girau alertó sobre los datos “realmente alarmantes” que arrojan las encuestas sobre apuestas y juegos de azar y aseguró “el compromiso del ayuntamiento para evitar una utilización abusiva de las nuevas tecnologías en los menores de edad”.
Asimismo, una formación política valenciana, Compromís, ha decidido actuar de forma directa contra el juego y ya desde este mes de julio ha iniciado una ofensiva para que el juego online esté controlado. Así, desde el Senado solicitó al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que se blinde el acceso a los canales de juego online y casas de apuestas a menores, así como que se restrinja la publicidad de estos entes, especialmente en foros frecuentados por menores y en cadenas de televisión.
Desde Compromís son conscientes de que la regulación sobre el juego es competencia autonómica, si bien recuerdan que el Estado español tiene un margen de maniobra que le posibilita regular ciertos aspectos. Para la formación valenciana la situación es “alarmante”, ya que se ha pasado en 11 años de un 0,4% de ludopatía por apuestas online a un 14%.
Una ofensiva que tendrá su traducción en la legislación valenciana. Y es que la formación ha propuesto a sus socios en el Pacte del Botànic (PSPV y Podemos) que presenten una enmienda conjunta en la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos la cual cambie la Ley de Publicidad Institucional para retirarle las campañas institucionales a los medios que anuncian apuestas y juegos accesibles a menores. La intención es concienciar a la sociedad y a los medios en general de que con el azar no se puede jugar porque siempre se pierde.
Unas medidas del control del juego que suscribiría el mismísimo Adam Smith, porque el padre del liberalismo económico ya dejó escrito en La riqueza de las naciones su desprecio hacia lo que consideraba la “ridícula confianza” de las personas en la “buena suerte”. “El amplio éxito de las loterías demuestra que la probabilidad de ganar es naturalmente sobrevaluada. El mundo no ha visto nunca ni verá jamás una lotería perfectamente justa, una en donde las ganancias totales compensen las pérdidas totales: el empresario de la lotería no obtendría en tal caso beneficio alguno”, escribió.
Algo similar a lo que sucede con las casas de apuestas. La gente juega; la banca siempre gana. Un negocio que está esquilmando a las familias más humildes. Así lo cree Bellver. Así ve que pasa día tras día en Benicalap. De ahí que sean muchos los que ya piensan que es la hora de dar la alarma porque puede que se esté llegando tarde para muchas personas.