Muchos de ustedes habrán visto la última película de la mítica saga Star Wars, como otras historias de culto en la literatura o el cine, en ella se pueden apreciar ciertos paralelismos con la vida real y con la historia de la creación
Vaya por delante que no soy un gran aficionado a la saga de George Lucas, pero en los días de Navidad cumplí con el ritual de ver la última entrega en el cine y una vez más, como ya me ocurriera en alguno de los episodios de la historia escrita por J.R. Tolkien, El Señor de los anillos, tuve la sensación de que estas grandes sagas de la historia de la literatura y el cine tienen un gran paralelismo con la historia de la humanidad, de la creación. En consecuencia, nos presentan de un modo imaginario o lejano los comportamientos de nuestra vida diaria, nuestras miserias y nuestras grandezas. Uno tiene la sensación de que todo está inventado y el mundo real es como una historia más: con su director (Creador), su escenario (mundo) y sus protagonistas (los humanos) quienes estamos abocados al Mal pero también al Bien.
«El miedo es el camino hacia el lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento. Percibo mucho miedo en ti.»
El imperio de lo políticamente correcto y la supremacía moral y sociológica de los conceptos que pone sobre la mesa la izquierda, y en los últimos tiempos la extrema izquierda, constriñe la posibilidad de expresarnos con soltura y de poder llamar a las cosas por su nombre, ya que corres el riesgo de ser tachado de cualquier lindeza para deslegitimar tus ideas. De ahí que los conceptos que se utilizan en Star Wars sean una tabla de salvación para diseccionar nuestra realidad política y social. Su paralelismo con la historia de la humanidad y con las ideologías políticas, sociales y morales es absoluta. A este respecto, el profesor de Sociología Luis García Tojar, de la UCM –Universidad Complutense de Madrid- ha realizado un interesante estudio titulado La ideología de Star Wars.
El lado oscuro se asocia a conceptos como muerte y destrucción, tentación por lograr un poder rápido y fácil que seduce a las personas, ¿les suena algo?; mientras que el lado luminoso se vincula a la luz de la creación y la vida; lo negativo frente a lo positivo, el Mal frente al Bien. Una realidad que el relativismo moral e ideológico lleva décadas intentando difuminar para que la sociedad occidental pierda cualquier referencia a la que aferrarse. Ante las situaciones de inestabilidad como la que provocan las guerras y el terrorismo yihadista, una sociedad débil y falta de valores, es fácilmente manipulable a la par que se muestra indefensa e insegura, a nivel individual y colectivo.
Recuperando algunos aspectos que analiza el profesor García Tojar, en las películas sobre la guerra de las galaxias encontramos símiles con la historia sagrada –“la madre de Anakin (Shmi, la esclava bondadosa) una peculiar versión de la virgen María”–; metáforas del poder y sus vicios –“el lado oscuro está representado por alguien que recuerda más a un político ávido de poder que en posesión de un pensamiento religioso”–; e incluso los diferentes episodios también nos muestran algo que los nuevos políticos han utilizado, las bondades de los tipos de democracia –“Democracia representativa y parlamentarismo son quizá el motivo político fundamental de la primera trilogía (1999-2005)”–.
La realidad, para desgracia de todos, muchas veces supera la ficción, hemos visto como el ansia de poder y riqueza ha llevado a que algunos de los políticos más exitosos de las últimas décadas, duerman ahora entre rejas, gracias a un sistema democrático y a una justicia lenta pero eficaz. De la misma forma, vemos en el último año como los populismos, imitando los usos y formas de algunos regímenes pretenden destruir nuestro sistema de valores, histórica y jurídicamente vinculados al humanismo cristiano y al derecho romano, respectivamente.
Estamos ante un momento histórico y aunque la cobardía de unos y el fariseísmo de otros lo nieguen, sigue existiendo un lado oscuro de la fuerza con un poder de atracción frente al que sólo la perseverancia y firmeza de quienes están en el lado luminoso logrará que el Bien triunfe sobre el Mal, la Luz sobre la Oscuridad. Bajando a la arena política, espero y deseo que la democracia representativa y la Constitución de 1978 triunfen frente al asamblearismo y la apropiación indebida de lo que llaman ‘pueblo’. Nos jugamos mucho, nuestra libertad y nuestra seguridad.