Instalados en los cortoplacismos y en la posverdad, seguimos sin atender lo importante y sólo nos ocupamos de lo urgente, y así nos va
Dicen que las crisis son oportunidades, cosa que también creo, pero en lo que respecta a la que está afectando a la Unión Europea se está transformando en una lenta agonía que nada bueno presagia, y estos últimos días lo hemos visto en el incidente del barco Aquarius.
Nuestro gran proyecto europeo logró superar la crisis económica del 2008, cuando ésta parecía que iba a lograr acabar con la unión y el euro, por culpa de los, que nuestros socios centroeuropeos y nórdicos llamaban, países PIGS (en inglés cerdos, algo parecido a como Donald Trump llama a sus vecinos del sur shithole -agujeros de mierda- con perdón), éstos eran los países mediterráneos y del sur de Europa como Portugal, Italia, Grecia y Spain, dado que sus economías estaban hundidas en una clara recesión de la parecía casi imposible salir.
Y cuando después de mucho esfuerzo, liderazgo político y sufrimiento social nos estábamos recuperando, estalló la crisis migratoria del 2015, por la inmigración/refugiados proveniente de Turquía y que puso en pie de guerra a aquellos países centroeuropeos y nórdicos, y que incluso tuvo mucho que ver con el triunfo del BREXIT, pues los habitantes de la otrora pérfida Albión no pudieron soportar ver las imágenes de la gran cantidad de inmigrantes, que formaban incluso grandes campamentos, en el Paso de Calais, que por miles esperaban la menor oportunidad para pasar a las islas Británicas. Pero nunca olvidemos que antes de esa crisis tuvimos la de la isla de Lampedusa en 2013 y la de los cayucos en las islas Canarias en 2006, en las que Italia y España, respectivamente, nos las tuvimos que solventar solitos.
Una crisis de seguridad ponía en solfa a todo un gigante económico, un mercado de 500 millones con casi un 25% del PIB mundial, porque el instrumento o estrategia, esto es la integración europea, se había apoderado o suplantado el objetivo, la seguridad y prosperidad de Europa. Porque como ya alguna vez se lo he recordado los padres fundadores de la UE, hay que releerse de vez en cuando la declaración de Robert Schuman del 9 de mayo de 1950, concebían el proceso de integración europea como medio de conseguir la paz y seguridad en el continente europeo, y ojo, poco a poco, nada de eso de más Europa a todas horas y por cualquier problema, y no como fin en sí, y claro cuando se pierde el norte, el rumbo pasa a ser un poco caótico.
Pasados tres años de aquella crisis volvemos, por supuesto a una escala menor, a tener otro tropiezo en la EU a cuenta de la Seguridad, pues se han vuelto a producir incidentes en el canal de Sicilia, en donde se continúa produciendo un lamentable mercadeo o trata de seres humanos, y donde en demasiadas ocasiones las buenas personas y propósitos son manipulados por esos execrables esclavistas que comercian con carne humana, pues ya saben el dicho el infierno está empedrado de buenas intenciones. Y eso que en la declaración Schuman ya se advertía de que Europa debía de cuidar y preocuparse por África.
En concreto se ha producido el citado incidente del barco Aquarius, en donde el nuevo gobierno italiano ha querido lanzar un mensaje a las mafias que trafican desde Libia, al rechazar alojar a sus más de 600 inmigrantes/refugiados, siendo su ministro Matteo Salvini, representante de esa nueva línea dura, que incluso le ha llevado a enfrentarse a Francia, exigiendo a su presidente, Emmanuel Macron, disculpas por haber calificado a Italia de “cínica” por no acoger al barco. Cuando, y esto lo añado yo, podemos ver en el último informe de OXFAM-INTERMON de este mes de junio, titulado “En ninguna parte pero fuera”, donde se recoge que “Niñas y niños de tan solo 12 años sufren abusos, detenciones y devoluciones ilegales a Italia por parte de las autoridades francesas” en la frontera a la altura de la ciudad de Ventimiglia, y sobre todo recordemos que el origen de todo este tráfico de seres humanos, es ese país en situación fallida –Libia-, como consecuencia de la aventura del presidente Nicolás Sarkozy contra el régimen de su otrora amigo Muamar el Gadafi.
Además para seguir complicando la situación dentro de la UE se ha empezado a formar un eje italiano-austriaco-alemán para endurecer la política migratoria, a pesar de que Angela Merkel en su día tuvo bastante responsabilidad en el efecto llamada de aquella crisis de 2015, o quizás precisamente por eso ha aprendido la lección y no quiere que se vuelva a repetir. Entonces, en plena efervescencia, aparece en escena el nuevo gobierno español en donde con un alarde de humanidad y su feedback (retroalimentación) correspondiente de buena imagen ha decidido, con el apoyo de la casi totalidad de la opinión publicada y por ejemplo tambien la iglesia, interceder por esas 629 almas que navegaban a la deriva por el Mediterráneo, a las que tenemos que trasladar toda nuestra ayuda y apoyo, pero que, como a manifestado el ministro Fernando Grande-Marlaska, y dado que estamos en un Estado de Derecho, “El comportamiento del Gobierno hacia esas personas va a ser idéntico, aplicando la legalidad vigente, que da a aquellos otros que vienen por vía Marruecos o Argelia hacia nuestro país”, por lo tanto habrá que distinguir entre refugiados, inmigrantes, e incluso algún que otro lobo con piel de cordero que en estos grandes movimientos migratorios siempre se infiltran y haberlos haylos .
En fin esperemos que esas desdichadas personas que han huido de sus casas, encuentren la paz y el sosiego que toda persona se merece, y que la UE intente solucionar el problema en su origen, no con tiritas o paños de agua tibia, y así nuestro mar de veles e vents deje de ser un fosa común y cuando hablemos de tragedia y mar mediterráneo, sólo pensemos en la Odysea de Homero y ese sempiterno naufrago que era Ulises, pues este maravilloso Mare Nostrum ha sido siempre crisol de culturas y de civilización.