VALÈNCIA. Apuramos los últimos días de un verano extraño en el que la mitad de España ha sido libre de restricciones y la otra mitad, en la que incluimos a nuestra Comunitat, ha mantenido las restricciones en horarios y movimientos hasta el día de hoy. Menos mal que el resto de nuestros compatriotas no piensan igual que el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y sí que creen en las posibilidades de nuestra tierra. A todos aquellos madrileños, catalanes, españoles en general, que han decidido pasar unos días en nuestra Comunitat, gracias. Seguro que han disfrutado de nuestras muchas virtudes, aunque no haya sido con plena libertad.
¿Y el jefe del Consell? Bien, gracias por preguntar. Ya se sabe, siempre echando una mano a trabajadores y empresarios que viven de nuestra principal industria: el turismo. Una mano al cuello, quiero decir, con restricciones, cierres y poniéndoles la pierna encima para que no puedan levantar la cabeza, que dijo aquel de Gran Hermano. Porque ese es nuestro Ximo, el Big Brother del Palau, el que lo controla todo ante unos consellers que bien están sobrepasados, caso de la irresponsable de Sanidad Ana Barceló; en el mejor de los casos desaparecidos y otros en retirada, como el vicepresidente Dalmau. Claro que esto último no debe sorprendernos.
Dalmau, una vez que ha terminado de reformarse el despacho, poco le queda por hacer ya. Y antes que a Lima, prefiere irse a Perú, porque en Latinoamérica es donde Podemos se siente importante y porque ya todo en el Palau huele a hoja caduca, a ver cuándo cae el árbol en un otoño que puede durar dos años o varios meses, que ahora con el cambio climático nunca se sabe.
En este otoño se verán en Valencia el pasado y el futuro de nuestra Comunitat y de España. No es casualidad. Miren las dos referencias de primavera: una Cataluña gobernada por los socios de Pedro Sánchez, ahogada por un nacionalismo asfixiante, empobrecedor e indultado.
En contraposición, en Madrid floreció en mayo un país libre y próspero de la mano de Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado. La primera Comunidad que ha eliminado los impuestos propios y que sigue liderando todos los índices de empleo y riqueza en España.
Estos dos modelos se confrontarán, como decía, en Valencia en próximas fechas. No es de extrañar, insisto, porque la Comunitat Valenciana va a ser clave. Por población y por importancia económica y social en España. Porque aquí nos jugamos ser la Cataluña del Sur que proponen los socialistas o la Madrid del Este, que es el modelo de Pablo Casado y Carlos Mazón.
Los dos partidos celebrarán en esta tierra su Congreso Federal y su Convención Nacional (las palabras nunca son fútiles). Dos maneras de entender España y de entendernos los valencianos dentro de nuestro país, como secundarios en el caso de los socialistas (basta con ver el caso que le ha hecho la ministra Ribera a Puig en el recorte del Tajo-Segura) o como protagonistas de una España libre de cadenas nacionalistas.
Nosotros elegiremos, si el otoño dará paso al invierno o será una pausa hasta la primavera.