Alex Atala y Ricard Camarena se retaron a cocrear un menú efímero. Una Jam Session, a la que nombraron “Del Amazonas al Mediterráneo”, y el resultado ha sido una propuesta totalmente improvisada, que solo se ha ofrecido en tres servicios y que se ha preparado desde la más absoluta libertad creativa.
Camarena ha manifestado que le planteó la Jam Session a Alex porque “tengo mucho feeling con él”. “Le ofrecí la opción de venir a cocinar con los bolsillos vacíos, sin reglas”, ha destacado. Un reto que el brasileño aceptó encantado. “Cuando me lo dijo, pensé: wow, me encantó la idea de desarrollar recetas conjuntamente, interpretar la cultura del otro, sus sabores y sus ingredientes”, ha añadido Atala.
Camarena ha apuntado que este menú improvisado parte de la “necesidad de redescubrir tus productos con los ojos de otra persona, con la que sientes afinidad”. De esta forma te das cuenta de que son miradas complementarias y ha sido un ejercicio que “ha ayudado a tener una creatividad más espontánea a la hora de concebir los platos”.
El cocinero valenciano ha afirmado que el menú que se ha logrado es “muy espontáneo, muy natural, sin tanta reflexión, y eso me gusta”. Para Atala el reto “fue toda una aventura”. “Me gustan los desafíos y los retos, y éste me pareció increíble”, ha asegurado.
El brasileño ha destacado que le gusta la gente “a la que no le da miedo salir de la zona de confort “. “A la que le gusta las aventuras y ésta me pareció brutal”, ha agregado.
Ambos cocineros coinciden en señalar que “no había guión” y que el menú “se ha construido a medias”. Uno aportaba una idea, el otro la matizaba, la probaban y continuaban por el camino buscando diferentes matices. “Todos los comentarios eran bienvenidos y por eso los tres días de creación la cosa ha ido muy fluida”, ha desvelado Ricard.
El cocinero local ha resaltado que “ha sido fácil llegar a un acuerdo”. “Cuando ves que una persona te propone algo y le brillan los ojos, eres incapaz de rebatirla porque no nace del pensamiento, nace del corazón”, ha dicho.
Repasando el menú es difícil saber qué plato es de quién y en qué plato uno ha puesto más que el otro. No hay ninguno que no haya tenido la intervención de los dos, y así se encuentran platos como: Alcachofa espigada, miel amazónica y polen; Cortado de quisquilla con caldo de café; Sardina ahumada, col y agua de tomate agridulce; Pimiento dulce amazónico y tucupí en dos servicios: arroz y ostra; o Palmito amazónico y margalló valenciano, jugo de trufa y semillas, entre otros.
Como producto, el que más le ha sorprendido a Ricard es el tucupí, “me ha parecido agua bendita”. “También el pimiento de olor, con un gran aroma que te lleva a pensar en un picante diablo, y luego es dulce y aromático”, ha recordado.
Por su parte, Alex después de inspirarse en la huerta, la Albufera y en el Mercado Central de Valencia se queda “con la gente, porque nos han recibido con los brazos abiertos”. “He vivido momentos mágicos en la ciudad y en su entorno”, ha añadido.
El brasileño ve a Ricard como una persona “dulce y precisa”. Considera que es «muy fácil” trabajar con Ricard “porque tiene mucha seguridad en su cocina, tiene mucha firmeza y mucha certeza de lo que quiere hacer”. Por su parte, Ricard ve a Alex un cocinero “generoso, y extremadamente noble”.
Ambos han destacado que durante los últimos cuatro días tanto ellos como sus equipos han trabajado como “músicos virtuosos” en una sesión de jazz, y que cada uno aportaba lo mejor que tenía dentro.
Respecto al resultado final coinciden en indicar que están muy satisfechos porque no esperaban nada “y así es más fácil”. Ricard cree que el resultado es “lo de menos, lo importante es el camino”, mientras que Alex ha añadido que “también era importante pasarlo bien, y lo hemos conseguido”.
Los dos cocineros lo volverían a hacer “30 veces más”. Ricard porque ha disfrutado tanto cocinando como “enseñándole a Alex nuestro territorio, nuestras costumbres y nuestra cultura”, mientras que Alex repetiría porque se ha sentido “como en casa”.