VALÈNCIA. “El estado conserva la titularidad, pero no está en la mesa”. En estos términos se expresó ayer el subdirector general de Cultura y Patrimonio, Antonio Bravo, en una jornada convocada por el Museo de Bellas Artes de València (Mubav) en la que invitaba a expertos en arte y gestores culturales a reflexionar sobre el modelo institucional y el plan museológico. A pesar de que estaba anunciada por el museo la presencia de un miembro del ministerio, su silla finalmente no la ocupó nadie, ¿el motivo? Con un próximo encuentro (a puerta cerrada) que sentará en una misma mesa a técnicos de un lado y otro previsto para después de Fallas, desde el gobierno central son partidarios de llevar a cabo de discusión fuera de los focos, con lo que finalmente se apearon de la jornada. De todos modos, no faltaron las voces discordantes sobre un proceso que se basa de momento en la esperanza de que Madrid quiera o no repensar la fórmula para un museo que quiere salir del atolladero y reivindicarse como la segunda pinacoteca de España.
Moderada por el comunicador Javier Molins, la mesa de debate sobre el modelo institucional contó con la participación del propio Bravo; el presidente de la Real Academia de San Carlos, Manuel Muñoz; el Patrono del Museo y abogado de la Generalitat Valenciana, Ferran Bargues; y el gerente de servicios jurídicos del Ayuntamiento de Barcelona, Joan Llinares, acto en el que también estuvieron presentes el secretario autonómico de Cultura, Albert Girona; la directora general de Cultura y Patrimonio, Carmen Amoraga, o el que fuera hasta 2016 director del Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana, Felipe Garín. Fue la propia Amoraga quien durante la presentación apostó por aumentar la autonomía del museo y enfocar su concepto a museo de arte valenciano, una postura que no pocas veces ha sido expresada desde el gobierno valenciano. “El nuevo director ha tomado varias iniciativas como la redacción de un borrador de estatuto del museo o el nuevo plan museológico que determina la naturaleza del museo que están dirigidas a mejorar significativamente la institución”, indicó.
De titularidad estatal y gestión autonómica, el objetivo desde Bellas Artes es que sea gestionado por un consorcio con la participación de diversas administraciones y entidades para ganar en autonomía y agilizar los procesos, una fórmula que el gobierno central todavía ve con recelo. “El Mubav es uno más en un conjunto de museos provinciales. Entiendo que el ministerio tenga recelo, pensarán: ¿estamos abriendo el melón?”, expresaba Ferran Bargues que se lamentó de que sea un espacio “desconocido, incluso para los propios valencianos”. Si de abrir el melón se trata, hace tiempo que está emplatado, aunque no todos se atreven a catarlo. Las quejas por el “maltrato” del gobierno central a la pinacoteca valenciana fueron prácticamente unánimes, un cariño del que sí gozan otras ciudades como Barcelona o Málaga, con lo que el cambio de modelo se ve como una oportunidad para ‘relanzar’ el museo también desde el punto de vista de la promoción y las oportunidades de financiación. En resumidas cuentas, ser la prioridad del consorcio en lugar de uno más en el Ministerio.
Que una posible futura recaudación por entradas revierta en el propio museo y no en la caja única del Ministerio o sacar partido a los espacios serían algunos de los “estímulos para los gestores”, indicó Bargues. Poca broma con esto último pues, tal y como indicó Joan Llinares, quien fue administrador del Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), “en años buenos” se logró con el alquiler de espacios –que van desde la Sala Oval a las terrazas- aproximadamente dos millones de euros. El MNAC es un consorcio con personalidad jurídica propia e independiente de la de sus miembros, constituido por la Generalitat de Catalunya, el Ayuntamiento de Barcelona y, desde 2005, por la Administración General del Estado. “El IVAM nació con autonomía y personalidad jurídica propia. Querían copiar el modelo”, indicó Llinares que participó en la creación de los estatutos de la pinacoteca catalana cuando todavía era administrador del Insituto Valenciano de Arte Moderno. “El Mubav tiene un problema de titularidades. El problema es cuando la administración tiene muchos museos, ¿cómo llega?”.
Este año el Consell ha aumentado en aproximadamente un 50% los recursos presupuestarios del museo, hasta alcanzar los 5,2 millones de euros con una línea específica, un movimiento con el que se puede visualizar el gasto y la inversión. En concreto, se ha triplicado el capítulo VI -872.400 euros en 2017 frente a los 320.000 de 2016- para poder revertir la "situación de dejadez en la encontramos las instalaciones y el mantenimiento del edificio", indicó tras su aprobación el conseller de Cultura, Vicent Marzà. “La Generalitat ha aprobado por primera vez una partida propia. Es también una cuestión de visibilidad: el museo existe en los presupuestos generales”, afirmó el subdirector general de Cultura y Patrimonio. Aunque el debate por aumentar la autonomía del Mubav sigue sobre la mesa, no todas las voces están a favor.
El presidente de la Real Academia San Carlos se mostró escéptico con respecto al camino hacia un consorcio que “no echamos en falta”, poniendo como ejemplo el ya existente. “En el Consorci de Museus al final había instituciones que no pagaban, no cambia la estructura económica”, señaló. “Para cambiar algo hay que saber la situación de la que uno parte, con la estructura actual se pueden hacer muchas cosas […] Pongo en duda que haya que cambiar el modelo”. De igual manera, aprovechó para dar un repaso a otros asuntos, como el proceso de selección de director, para el que debería primar “la excelencia y no la proximidad”, aseveró. “Si somos una sociedad moderna tenemos que procurar que esto sea transparente. No es una crítica a José Ignacio Casar, sino al procedimiento […] En el jurado del CMCV éramos doce miembros y solo tres gestores culturales. Hay que buscar un tribunal de expertos”.
Así las cosas, el presidente de la Real Academia San Carlos se muestra reticente a la creación de un “innecesario” consorcio. “Esperaba que pudieran convencerme, pero no lo han hecho”, indicó Manuel Muñoz al resto de participantes de la mesa redonda. En cualquier caso, la demanda de una mayor autonomía, ese melón a medio abrir, sigue siendo la patata caliente de una negociación que, más o menos realista, se sigue produciendo. Con el próximo encuentro entre representantes autonómicos y estatales previsto para las próximas semanas, la última toma de contacto fue en enero, cuando el secretario de Estado de Cultura, Fernando Benzo, pasó por València para presentar los resultados de la quinta fase de remodelación de las instalaciones. Junto con el conseller de Cultura, Vicent Marzà; el alcalde de València, Joan Ribó; el delegado del Gobierno, Juan Carlos Moragues, y el director del museo, José Ignacio Casar Pinazo, protagonizó una foto que puede o no ser histórica, pero con la que sí quisieron comunicar un mayor roce entre unos y otros.
Que el roce acabe en amorío todavía parece improbable aunque, si bien, Benzo hizo una entrega simbólica de las llaves del museo a la Generalitat. “Esto es el final de una etapa pero también el principio de otras para los que no tardaremos otros 30 años". Por su parte, Marzà se mostró convencido de que se podrá hablar del tema del modelo de gestión "con total normalidad" y de que las tres administraciones colaborarán para "que este sea un museo tan potente como debería". La realidad, sin embargo, parece dispuesta a arruinar los deseos del gobierno autonómico. El propio Marzà lo explicaba a Cultur Plaza durante una entrevista publicada el pasado 26 de febrero. “Tenemos claro que se tiene que gestionar de forma autónoma […] Arrancamos algunos compromisos por lo que respecta a actuaciones conjuntas con el Ayuntamiento, como los accesos, la visualización... lo cierto es que no comparten la visión con respecto a una figura diferente que no sea la actual y, como son ellos los propietarios y nosotros los gestores, evidentemente nos adaptaremos a lo que sea”. Continúa el debate.
Dentro de la colección, comprendida por más de 73 piezas, se encuentra Yo soy el pan de la vida, el Sorolla más grande que ha salido a la venta (415cm x 532cm sin marco) sin tener en cuenta las obras del catálogo de la Hispanic Society