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cómic e ilustración

El Museo ABC se desdibuja, ¿la oportunidad de València?

12/01/2021 - 

VALÈNCIA. La noticia cayó ayer como un jarro de agua fría en los sectores culturales. Tal y como adelantaba la Asociación de Profesionales de la Ilustración de Madrid (APIM) en un comunicado, el Museo ABC de cómic e ilustración estaría al borde del cierre. Según publicó posteriormente Radio Nacional, el cierre definitivo no sería tal, aunque el proyecto privado sí plantea un proyecto "reducido", tras pasar meses sin actividad física. De momento son muchas las dudas sobre el futuro del centro, más que respuestas, un proyecto que se desdibuja en un contexto complicado, tanto para el centro como para un sector al que no le sobran las instituciones que mimen su trabajo. “La búsqueda de una entidad que asuma el cuidado del legado de un ilustrador/a es desoladora. Las instituciones no quieren comprometerse en la creación de ningún Museo ni de Colecciones y los años pasan mientras nuestro patrimonio artístico continúa desapareciendo y cayendo en el olvido”, replicaron desde APIM.

Este hecho también ha tenido reacción en una València que desde hace años ha intentado llevar por bandera el cómic y la ilustración, en parte mirando a su rico pasado pero, también, teniendo en cuenta un presente que suma a no pocos profesionales que están haciendo ruido más allá de nuestras fronteras, con nombres propios como Paco Roca o Ana Penyas. ¿Cabe entonces que València se plantee liderar o completar el recorrido expositivo nacional en el ámbito del cómic y la ilustración?¿Debería contar la ciudad con un espacio que ponga en valor este patrimonio?

En cierta medida se está realizando esta tarea en el ámbito del diseño, especialmente desde la creación del Arxiu Valencià del Disseny, encargado de proteger y catalogar el patrimonio de sus profesionales pero, ¿dónde queda esta labor en el contexto del cómic y la ilustración? El IVAM ha sido uno de los recientes aliados del cómic, con proyectos como la muestra VLC. Línea Clara, dedicada a la generación de autores valencianos que en los años 80 renovó la estética del cómic español y europeo, o el impulso de la fanzinoteca, levantada con los fondos del experto Álvaro Pons y el esfuerzo del historiador del Arte Edu Guillén. El futuro del cómic y el diseño en el museo es, sin embargo, una incógnita desde que Nuria Enguita ocupara la dirección, no estando a priori en su proyecto. “Es verdad que ha habido una exposición de diseño y el cómic se ha trabajado. No puedo decir sí o no [seguirá trabajándose en el centro], tengo que encontrar el encaje en el programa de los próximos cinco años. Tengo que estudiar lo que se ha hecho, los compromisos que tenemos y ver cómo podemos continuar”, explicaba la directora en una entrevista a Culturplaza.

  Foto: BIEL ALIÑO/EFE.

Ha sido en este caso Edu Guillén uno de los protagonistas del afianzamiento del cómic en las instituciones museísticas. Durante más de dos años se ha dedicado a catalogar los miles de ejemplares que dan forma a la Fanzinoteca del IVAM, una laboriosa tarea que les ha dado más de una sorpresa. Y es que, al contrario que con otro tipo de publicaciones, los fanzines son especialmente difíciles de organizar. Pensados para estar fuera del sistema, muchos de ellos no cuentan con fecha de impresión o autoría, lo que hace bien complicado dar forma al puzzle de la creación valenciana. Así, como ejemplo de esta tarea de nunca acabar, tiempo después de haber realizado su labor recibió un correo electrónico en el que reivindicaban la autoría de Ademuz Km. 6, firmado únicamente a Sento y Micharmut, a los que tras las nuevas pistas se sumó Juan Miguel Maldonado. “No hay ninguna fanzinoteca en España con un catálogo tan amplio y tan bien administrado como esta”, reivindica Guillén sobre el proyecto. En este sentido, este sería el gran objetivo de un centro cultural dedicado el cómic, explica Guillén, el de salvaguardar patrimonio, evitar su desaparición y su mala conservación. También, apunta, el de mantener viva su escena, especialmente tras el cierre del proyecto expositivo de Pepita Lumier, destaca, que “dejó al panorama de la ilustración y el cómic desangelado” en el ámbito expositivo. Con el futuro incierto del ABC y un proyecto de Museu del Còmic de Barcelona muerto, la de València puede ser la oportunidad de aprender de los errores y de poner en valor este patrimonio.

En similares términos se expresa MacDiego, que junto a Boke Bazán comisarió recientemente la exposición Prohibit fixar cartells. REA, en el Centre del Carme, un recorrido por algunos de los carteles clave para entender la producción valenciana reciente. Así, el creador reivindica tanto el sueño de un centro expositivo como a aquellos eventos y espacios que hacen posible una auténtica red alrededor del cómic y la ilustración. “El montar un museo, centro de investigación o exposiciones o algo similar sería acertado y no extrañaría al aficionado nacional, pero sin olvidar las bibliotecas municipales y cierta implicación institucional para recuperar una industria que en la actualidad goza de una salud podríamos decir paupérrima”, expresa MacDiego. “València es un enclave del tebeo en nuestro país. Fue importante su industria editorial y artística en los años 50; estuvo en la vanguardia de los años 80; pionera en ediciones independientes en los 90 y gran exponente en la segunda mitad de lo que llevamos de siglo, como prueban dos de los tres últimos premios nacionales. Existe una sólida base con muchas historias que contar. Hasta la pandemia todos los días hubo en nuestra ciudad algún evento relacionado con el cómic o la ilustración”. Y tanto. Las Jornadas del Cómic, Tenderete o Baba Kamo, entre otros, son algunos de los eventos que -en la vieja normalidad y, algunas, en la nueva- dan forma a esta red que enriquece las nuevas hornadas de creatividad y da forma a una escena que se enriquece en el encuentro.

La cuestión sobre cómo se integra la ilustración en los centros expositivos valencianos o si es necesario un espacio propio no es un debate nuevo. Tanto es así, que cabe el cambio de opinión. Así lo explica Manuel Garrido, vinculado a la Associació de Professionals de la Il·lustració Valenciana (APIV), que hace unos años defendía que lo deseable era que la ilustración “estuviera presente en todo tipo de exposiciones y museos en donde tuviera algo interesante que aportar”. Sin embargo, “ha pasado el tiempo y, más allá de algunos gestos, las artes gráficas continúan relegadas a un segundo plano, como una simpática anécdota, incluso a pesar del horizonte de la capitalidad mundial del diseño”, recalca. De esta forma, y aunque mantiene la necesidad de la interdisciplinariedad en las exposiciones de otros espacios, sí apuesta hoy por un espacio específico dedicado a las artes gráficas. “Me parece hoy más importante que nunca. Pero ojo, no como un mero habitáculo expositivo e inamovible, sino un organismo vivo que atendiera a diferentes aspectos: primero, como lugar para la preservación del patrimonio gráfico pasado, presente y futuro; segundo, como centro de documentación que favoreciera la investigación; tercero, como espacio expositivo (por supuesto, también) y de actividades profesionales y divulgativas; cuarto, como taller que favorezca y posibilite la creación y quinto, como territorio de diálogo con la sociedad y sus problemáticas actuales”.

Por su parte, la diseñadora gráfica, docente e investigadora en la Universitat Politècnica de València (UPV), Melani Lleonart, apunta a la “oportunidad” que supone que València sea en 2022 Capital Mundial del Diseño para convertir a la ciudad en un verdadero referente nacional e internacional en ilustración. Una oportunidad que, también, pasa por descentralizar la cultura y así evitar que el cierre de un espacio deje sin más opciones a los profesionales del sector, apunta Lleonart, quien también fue una de las artífices de la Ocultas e ilustradas, el gran proyecto expositivo de La Nau que reconstruyó la historia de la ilustración valenciana a través de sus firmas femeninas. “Como otros profesionales del ámbito, opino que el Museu Valencià de la Il·lustració i la Modernitat (MuVIM) podría ser un espacio idóneo para albergar este museo. En todo caso, esto no está reñido con incluir exposiciones y actividades vinculadas al cómic y la ilustración en otros museos y centros culturales de la ciudad. Lejos de concebir estos espacios como contenedores estancos con sus historias o líneas de trabajo particulares, me gusta imaginarlos como entes colaborativos que generan un tejido vivo y en continuo diálogo”.

Ha sido precisamente el MuVIM uno de los grandes aliados del sector con proyectos como València en Vinyetes o La eclosión de los clásicos, una línea expositiva heterogénea pero que siempre ha dado su lugar al cómic. Así, junto con otros espacios, ha sido uno de los centros clave para su divulgación/exposición, aunque su naturaleza no es la de museo del cómic propiamente dicho, como sí lo es el Museo ABC. “Tanto si se trata de un cierre temporal o de una reestructuración que, debido a la circunstancia que estamos viviendo con la covid-19, hace que el museo no pueda continuar con la labor que ha hecho hasta ahora, la noticia no es buena. ¿Puede ser una oportunidad para València? No lo sé”, reflexiona Cristina Chumillas, responsable del Departamento de Arte de My Artist Lab y comisaria del proyecto València se ilustra. En este sentido, la experta apunta a la importancia de tener en cuenta el punto de partida de cada proyecto expositivo, en el caso de ABC de una colección privada, lo que obliga a llevar a cabo proyectos imaginativos que poco o nada pueden tener que ver con los impulsados en otras ciudades. Y, València, ¿qué imagina?

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