A juicio de los expertos de la firma neoyorquina tienen claro que el 'metal amarillo' tiende a beneficiarse en momentos de incertidumbre
MADRID. Desde nuestras últimas perspectivas del oro publicadas en enero de 2019, mucho ha cambiado. La Reserva Federal (Fed) ha modificado sus directrices de política monetaria a futuro para 2019 -a través de su ya bastante conocido 'gráfico de puntos'- eliminando las dos subidas de tipos de interés planteadas a los mercados en diciembre de 2018. Asimismo ha culminado el cierre del Gobierno federal de EE UU. De todos modos, más importante aún, es que ahora tenemos claridad por parte de la Commodity Futures Trading Commission respecto al posicionamiento de los inversores en el mercado de futuros sobre oro. Desde los niveles deprimidos constatados durante el cuarto trimestre de 2018, el posicionamiento ha repuntado fuertemente.
Por su parte los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años han caído sustancialmente. Esto disipa el pesimismo que recaía sobre las perspectivas de crecimiento a largo plazo de Estados Unidos, generadas a partir de la disminución del efecto de los recortes impositivos de 2018. Con todos estos cambios, en febrero de 2019 el oro pegó un salto bastante pronunciado desde los 1.280 dólares/onza a fines de 2018 hasta los 1.350. Sin embargo, en el primer trimestre de 2019, el valor de la onza se retrajo a los 1.290 dólares ante un entorno propicio para la demanda de activos de riesgo. Esto último parecería ser un momento déjà vu, ya que durante el año pasado atravesamos varias veces esta situación. Antes de las caídas de los mercados de renta variable de febrero de 2018 y diciembre de 2018, los precios del oro estaban débiles.
De todos modos, los inversores han seguido recurriendo a los aspectos defensivos del metal precioso ante la continuación de la volatilidad de mercado. Una diferencia más notoria es que el posicionamiento especulativo en los futuros sobre oro dista mucho de los niveles de pesimismo del cuarto trimestre de 2018, lo cual indica las perspectivas positivas que muchos inversores mantienen sobre él. Asimismo los reembolsos en los fondos cotizados sobre oro (ETFs), han mermado considerablemente, sugiriendo que los inversores no están dispuestos a tomar beneficios a corto plazo. De esta forma mantienen sus posiciones por motivos defensivos y los riesgos latentes.
Hemos actualizado nuestras proyecciones hasta el primer trimestre de 2020, utilizando el modelo presentado en el informe titulado: 'Oro: cómo valoramos al metal precioso'. La sombra de hoy de los precios del oro débiles nos lleva a establecer una estimación relativamente conservadora de 1.385 dólares/onza para el final del período establecido (desde los 1.290 al momento de confección de este informe). Creemos que el metal precioso es más propenso a subir, dado que es probable que los bancos centrales hayan culminado los ciclos de políticas restrictivas. Con muy poco margen para realizar recortes de tipos a pesar de esto último, es probable que a los bancos centrales los veamos recurrir a herramientas más creativas en caso de que enfrenten otro shock económico.
Dado los efectos distributivos adversos de las medidas de flexibilización cuantitativa -las cuales parecen favorecer un redescuento de los activos financieros, ayudando a 'Wall Street' más que a 'Main Street'-, sospechamos que los bancos centrales estarán bajo presión cuando a futuro les toque reconsiderar las herramientas de flexibilización. Es probable que dichos experimentos sean positivos para el precio del oro. Asimismo el metal tiende a beneficiarse en momentos de incertidumbre.
Equipo de Análisis de WisdomTree