Terrenos del PAI conocido como el Manhattan de CulleraVALÈNCIA. El Ayuntamiento de Cullera hizo público este lunes el acuerdo plenario adoptado el pasado 20 de diciembre por el que el sector Vega-Port del municipio -conocido como el Manhattan de Cullera por los altos edificios proyectados en el lugar- se abre a la gestión indirecta, es decir, a la iniciativa privada por parte de empresas o particulares, independientemente de que estos controlen o no la mayoría de los terrenos -de hecho ni siquiera se exigirá en adelante que los impulsores posean un solo metro de superficie en el lugar-.
Según reza en el anuncio realizado a tal efecto, el consistorio toma esta decisión "dado que la Agrupación de Interés Urbanístico de la Vega Port ni ningún otro propietario con capacidad o solvencia suficiente ha propuesto ante este ayuntamiento asumir y utilizar la fórmula de la gestión urbanística en régimen de gestión directa por los propietarios".
Este escenario contrasta con el que preveía hace unos meses el ayuntamiento, cuando el promotor Andrés Ballester, a través de de su sociedad Florazar -la mercantil, a excepción de los bancos, que acumula un mayor porcentaje de terreno en el lugar- trasladó a la administración local su voluntad de liderar una agrupación mayoritaria de propietarios que reactivara el proyecto mediante la gestión directa.
Tal circunstancia no llegó a materializarse en los plazos previstos para ello, de modo que el ayuntamiento ha optado por abrir el PAI a la gestión indirecta, según explica a este diario el concejal de Urbanismo, Juan Vicente Armengot. Por el momento el consistorio todavía está elaborando las bases para el desarrollo de esta vía, con la que el dirigente augura que "se escogerá el mejor proyecto para Cullera".
Según afirma el dirigente, "mediante la gestión indirecta podrá constituirse una Agrupación de Interés Urbanístico o impulsarse el proyecto por parte de una empresa aunque no sea propietaria de suelo". En consecuencia, la nueva iniciativa podrá ser abanderada por Florazar, por el resto de propietarios o por parte de cualquier sociedad externa.
"Ya se han interesado empresas que no tienen nada de terreno, y también algunos de los que están dentro", cuenta Armengot, que agrega sobre los interesados externos que quienes han contactado con el ayuntamiento son "representantes de fondos de inversión y grandes empresas de Europa".
Además de la firma de Andrés Ballester y la banca -heredera de parcelas en el lugar que pertenecieron a empresarios como Juan Bautista Soler- en el PAI están presentes otras firmas como Grupo Montoro o el tándem Atitlan-Gesfesa agrupado en Nuevas Actividades Urbanas (NAU). No obstante, a día de hoy esta última enseña se descarta para liderar la iniciativa.
Como informó este diario, el factor que más ha influido en la reactivación de este proyecto -además de la recuperación del sector inmobiliario en la costa- ha sido el impulso por parte de la Generalitat del Plan de Acción Territorial de la Infraestructura Verde del Litoral (Pativel), que restringe la construcción en primera línea de costa.
La aprobación de este plan activó una cuenta atrás de cinco años para que proyectos urbanísticos sin desarrollar previstos en suelo urbanizable como el Manhattan de Cullera sean aprobados. En caso contrario los terrenos volverían a la calificación de rústico, lo que impediría la iniciativa y reduciría significativamente su valor económico. Estas circunstancias llevaron a NAU a recurrir contra el Pativel.
