L'Elca después de Brines
L'Elca después de Brines
VALÈNCIA. “Escribimos porque somos lectores. En la poesía hay mucho de innato pero también mucho de aprendido. Y esa metamorfosis, ese autodescubrimiento de uno mismo, tuvo en mí su pleno desarrollo aquí, en Elca”. Con estas palabras expresaba Francisco Brines a la revista Plaza, en el año 2014, la importancia de ese paraíso cotidiano en el que había convertido la finca de Elca, ubicada en el municipio de Oliva. El espacio se convirtió también en el escenario de su último gran homenaje. Su débil estado de salud le impidió recoger el Premio Cervantes, el máximo galardón de las letras hispánicas, en la ceremonia celebrada en la Universidad de Alcalá. Días después, Elca recibió a políticos, representantes culturales y amigos, un grupo en el que se incluía al President de la Generalitat, Ximo Puig, y a los reyes de España, para entregarle el premio. El acto se convirtió en una despedida para el autor, que pocos días después fallecía, dejando un legado que recorre las páginas de sus libros y, también, esa finca que forma parte de la historia de la cultura.
Ese paraíso personal es, ahora, un poco de todos sus lectores y admiradores, pues el espacio está más cerca de ser declarado Bien de Interés Cultural (BIC), tal y como recoge este viernes el Boletín Oficial del Estado (BOE), un expediente iniciado por la Conselleria de Educación, Cultura y Deporte que está más cerca de ser una realidad. Tanto el inmueble como su entorno “constituye un patrimonio de vital importancia por el valor de su conjunto, tanto por el legado bibliográfico y pictórico que dejó, como por el significado de su representación como paisaje escrito”, reza el informe. Según recoge el texto, el espacio “reúne las condiciones exigidas para ser declarada bien de interés cultural con la categoría de sitio histórico, ya que se trata de un lugar vinculado de manera indisoluble a la obra del poeta Francisco Brines, que a través de su obra mitificó el lugar como uno de los paisajes escritos más importantes de la poesía castellana del siglo XX”.
Es precisamente el objetivo de la fundación que custodia el legado de Brines que la finca de Elca se convierta en el epicentro de su actividad, abriéndola a los lectores y convirtiéndola en un espacio vivo. “Queremos que la gente del pueblo –es algo que quería Brines– se acerque y que realmente haga suyo un patrimonio como L’Elca”, explicaba la poeta Ángels Gregori, directora de la fundación Francico Brines, el pasado mes de agosto a Culturplaza. “En su primer libro, Las brasas, no tenía ni 30 años y ya demuestra la ilusión o la voluntad que tenía de envejecer en L’Elca. Sorprende que, con tanta juventud, visualizara su final ahí”, añadió. Con este afán de ampliar horizontes la fundación ya ha puesto en marcha distintas acciones para divulgar la figura de Brines, con acciones como el proyecto 'La poesía a l'escola' o los premios de poesía.
Una de las partes más interesantes del conjunto es la propia colección bibliográfica, que suma más de 15.000 ejemplares, principalmente de poesía contemporánea, tanto en lengua castellana como catalana, así como una “completísima colección” de los poetas de su generación, muchos de ellos con dedicatoria autógrafa. Entre sus fondos también se encuentran libros de los siglos XVI al XVIII de poetas clásicos como Lope de Vega o Francisco de Quevedo, aunque es el siglo XX el que ocupa principalmente sus estantes, con autores como Luis Cernuda, Federico García Lorca o Antonio Machado, o firmas de Hispanoamérica como Rubén Darío o Jorge Luis Borges. “Cabe señalar otros dos grandes conjuntos de singular interés para el estudio y aprecio de la poesía contemporánea: las traducciones al castellano, en ediciones españolas y americanas, de una inmensa cantidad de autores universales, a menudo muy difíciles de localizar en el mercado debido a su rareza”, recalca el informe. A esto se suma una rica colección pictórica que suma piezas de entre los siglos XVII y XX, de autores como Francesc Gimeno Barón, Sebastián Gessa y Arias o José Tapiró y Baró.
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