El alcalde de Rótova gobierna con tres ediles sobre nueve al pasarse dos de su candidatura, Compromís, al grupo de no adscritos. El PP, con cuatro concejales, denuncia la falta de diálogo
VALÈNCIA. Oliva, Tavernes, Bellreguard, Piles… han ido aprobando los nuevos estatutos de la Mancomunitat de la Safor, una entidad de prestación de servicios que agrupa a los 31 municipios de la comarca.
No obstante, lo que en principio tendría que constituir un tema protocolario, la aprobación de ese punto para adaptarse a la nueva legislación, ha encallado porque un pleno ya lo ha rechazado en dos ocasiones y podría volver a hacerlo en una tercera, en la sesión que se celebra hoy. Y resulta necesaria la aprobación de todos los municipios para que, por ejemplo, pueda acceder la Mancomunitat a subvenciones.
Lo rechaza el pleno de Rótova, una localidad con poco más de mil habitantes, cuyo porcentaje respecto al total de la comarca apenas representa el 0,7% de población de la Safor.
¿Qué tiene Rótova contra la Mancomunitat? En principio, nada. El motivo de la oposición se debe a la grave crisis política que soporta el ayuntamiento de esta población. En las últimas elecciones, Compromís ganó la alcaldía al lograr cinco concejales frente a los cuatro del Partido Popular. No obstante, dos de ese quinteto de ediles se marcharon al Grupo de No adscritos, y una tercera (Felicitat Balbastre) renunció a su acta.
En la actualidad el alcalde, Jordi Puig, gobierna con un tercio del pleno. Tres ediles: él, Isabel Pérez y Pedro Císcar, que aglutinan hasta 20 delegaciones sin contar la presidencia. En la oposición se hallan los cuatro ediles del PP, partido que se quedó a siete votos de empatar con Compromís en los últimos comicios, y los dos no adscritos, Gustavo Morant y Ana Puig, ambos en la candidatura de la coalición compromisaria en 2019 y que desde el año pasado mantienen una dura pugna con el alcalde. Los seis han rechazado el punto de la Mancomunitat, al igual que el presupuesto y otras numerosas medidas.
El tema tiene visos de no salir a flote en la nueva sesión plenaria. Desde la entidad mancomunal tratan de que el PP lo respalde. Jesús Bou, portavoz local del grupo popular en el Ayuntamiento de Rótova, explica a Valencia Plaza la postura de su formación hasta la fecha al indicar que "nuestro rechazo es una forma de visibilizar la pésima gestión del alcalde para que su partido tome cartas en el asunto. Con su falta de transparencia y participación ha generado la situación de desgobierno y carencia de negociación que sufrimos".
Cuando se refiere a visibilizar, alude directamente a la presidencia de la Mancomunitat, que la asume la alcaldesa de Potries, Assumpta Domínguez, de Compromís, en cumplimiento del acuerdo de alternancia con el PSPV-PSOE. La negativa de Rótova deja en evidencia a la presidenta, que comparte militancia con el alcalde Puig. "La solución es que se vayan el primer edil y su mano derechas (Ciscar)", ofrece Jesús Bou a Compromís.
La formación compromisaria no quiere ni escuchar esta propuesta y respalda a su alcalde, mientras que desde el PSPV, que no logró representación en el pleno de Rótova tras las últimas elecciones y que ostenta la vicepresidencia de la Mancomunitat y durante el primer tramo de mandato tuvo la presidencia, intentan mediar para que se alcance un acuerdo. "No puede ser que esa negativa de Rótova tenga bloqueada, por ejemplo, una subvención de un millón de euros para toda la comarca", insisten desde el Partido Socialista, que busca la complicidad del Partido Popular en la provincia para desatascar la situación ante el enquistamiento de la lucha cainita en Compromís.
Ahora, todo queda a expensas de un cambio de última hora que la dirección del PP en la Safor, a sabiendas de lo que hay en juego, también respaldaría, aunque fuera como una tregua en la batalla política de Rótova.