VALÈNCIA. La dimisión de Yolanda Díaz como máxima responsable de Sumar no provocó ninguna reacción pública extraordinaria por parte de su socio valenciano, Compromís, que logró este domingo situar a uno de sus dirigentes, el exconseller Vicent Marzà, como eurodiputado en Bruselas gracias a esta alianza.
Más allá del "respeto" y "simpatía" trasladado por el portavoz de Compromís en Les Corts, Joan Baldoví, hacia Díaz tras su dimisión, en la coalición valencianista asumieron un papel neutral, casi 'suizo', respecto al portazo dado por la también vicepresidenta del Gobierno de España. "No es un asunto nuestro. Ya decidimos en su día no formar parte de la estructura orgánica de Sumar", comentaba a este diario un dirigente de Compromís, que deslizaba que esa era la posición que mantendrá esta fuerza política tras la ejecutiva celebrada este lunes.
Y precisamente, aquella decisión está la clave de buena posición estratégica de la coalición valencianista en este asunto. El rechazo a formar parte de la dirección de Sumar evidenció el deseo de Compromís de mantener las distancias con un proyecto que, prácticamente desde el inicio, ha sembrado dudas. Los resultados en las urnas han dado la razón a la prudencia mostrada por la formación valenciana: malos resultados en Galicia, País Vasco, Cataluña y, ahora, en las europeas. Un menú difícil de digerir para la propia Yolanda Díaz, quien decidió abandonar su puesto al frente del partido.
Los tres eurodiputados conseguidos por Sumar y sus aliados saben a poco, a muy poco. La batalla dada por Compromís para ocupar el puesto número tres de la candidatura se revela ahora como vital para la coalición valencianista, que ha conseguido regresar al Parlamento Europeo sin tener que preocuparse del problema interno que se avecina en Sumar. Eso sí, desde Compromís sacan pecho por los resultados (150.000 votos, un 7,6% del total en la Comunitat, el porcentaje más alto en una autonomía para Sumar). Unos datos que vienen a justificar el pulso planteado por los valencianistas en la negociación de la candidatura: "Si no hubiéramos estado, ni siquiera el segundo escaño habría estado asegurado", subrayan.
El problema, o uno de ellos, es que ahora es el representante de Izquierda Unida en los puestos cabeceras, Manu Pineda, se queda fuera del Europarlamento. Las aguas bajan revueltas, incluso algunas fuentes de Sumar hablan de que IU aspira a la renuncia del número dos de la candidatura, Jaume Asens (Comuns), para que corra la lista y entre Pineda. Más allá de que esta posibilidad se ponga o no sobre la mesa, la cuestión es que estas formaciones, además de Más Madrid, forman parte de la estructura orgánica de Sumar, descabezada desde ayer con el sonoro adiós de Yolanda Díaz.
Una marejada ante la que Compromís se desmarca. Tal y como ha venido informando este diario, la coalición valencianista lleva desde hace meses guardando especialmente la distancia con Sumar. Especialmente a raíz de su intento de aterrizaje en la Comunitat Valenciana con una estructura problema y también con algunas decisiones dentro del Gobierno de España que no gustaron a la coalición. Fuentes de Compromís aseguran que en estas elecciones europeas, pusieron sobre la mesa la posibilidad de buscar una alianza de izquierdas más amplia, incluso buscando acuerdos con fuerzas catalanas independentistas o vascas como EH Bildu. Una opción rechazada por Sumar que, este domingo, constató su debilidad allá donde no existe la estructura de alguna fuerza autonómica que le dé soporte.
Desde Compromís, se conjuran para mantener la misma línea discursiva hasta ahora de fomentar la cooperación con Sumar, con quien siguen teniendo un acuerdo en el Congreso; pero aseguran que la idea inicial de mantenerse a distancia ha quedado reforzada por la situación en la que ha quedado Sumar tras la marcha de Díaz y la incertidumbre respecto a los partidos que sí se han integrado formalmente en el citado proyecto político.