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El puerto de València acoge 9 escalas de cruceros en 48 horas y prevé cerrar 2018 con 443.500 pasajeros

30/10/2018 - 

VALÈNCIA (EP). El puerto de València ha acogido este lunes y martes nueve escalas de cruceros de varias dimensiones y capacidad de turistas, lo que posiciona a los meses de octubre y noviembre como los de mayor actividad de la temporada alta de este tipo de embarcaciones en el recinto.

Valenciaport prevé cerrar el año con 197 escalas de cruceros y 443.500 pasajeros, cifra que pone de relieve el crecimiento sostenible del sector y la adaptación de la oferta a la demanda. En 2017 se registraron un total de 416.938 pasajeros de crucero en València.

Se trata de "la primera vez que sucede: dos días consecutivos con cinco cruceros atracados simultáneamente en los muelles del puerto y con todos los servicios operativos para atender las necesidades que se plantean ante este tipo de tráficos", destaca la Autoridad Portuaria de Valencia (APV) en un comunicado.

Durante las últimas 48 horas, el recinto valenciano ha gestionado nueve barcos de crucero en sus instalaciones. En concreto, la pasada jornada escalaron los buques Sea Cloud, Mein Schiff II, Oriana, Wind Star y Zenith, y este martes --además del emblemático Sea Cloud, que permanecerá hasta este miércoles-- el Sea Cloud II, el Costa Favolosa, el Clío, y el Celebrity Eclipse.

Todos estos cruceros estaban programados con antelación, si bien se incorporaron el Wind Star y el Zenith al cambiar su escala prevista en Palma de Mallorca por la de València, a causa de las malas condiciones meteorológicas en Baleares.

Los pasajeros que han recalado en València han copado la oferta turística de la ciudad y parte de la provincia. Los buques Sea Cloud, Sea Cloud II y el Clío son embarcaciones que albergan a un máximo de 100 pasajeros; en algunos casos con más tripulación que pasaje.

Un velero de lujo que participó en la IIGM

Se trata de navíos con "historias legendarias" como el Sea Cloud, un velero de lujo que participó en la Segunda Guerra Mundial y que fue vendido a la Marina de Estados Unidos por el precio simbólico de un dólar. Tiene 109,5 metros de eslora, 30 velas, cuatro mástiles, un palo mayor de 54 metros y una tripulación compuesta por 72 personas.

Este mismo buque se reformó en 1931 como "el barco más lujoso del mundo" con mármol de Carrara, sedas de la India, porcelana de Sévres, grifos bañados en oro y huevos Fabergé. En 1955 pasó a manos del dictador de República Dominicana Rafael Leónidas Trujillo, que lo bautizó como 'Angelita', en honor a una de sus hijas, y con el que huiría años después de su país.

El Sea Cloud II sigue la trayectoria de su 'velero hermano' y, como el Clío, dan cobijo a viajeros "ávidos de aventuras de naturaleza, de cultura y de gastronomía exquisita, como la que ofrecen los mejores restaurantes de Valencia", destacan desde Valenciaport. Para estos visitantes, la observación de las aves en L'Albufera, la práctica del golf en El Saler o una visita a València en bicicleta son actividades preferentes.

De esta forma, las navieras ofrecen a los cruceristas opciones que permiten un amplio conocimiento de la ciudad: la visita a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, un recorrido por la València más moderna, el centro histórico, la València más tradicional, influenciada por la arquitectura en todas sus etapas históricas, el Museu Faller y todo lo que rodea al proceso artístico de elaboración de los monumentos falleros.

Paralelamente, los turistas pueden disfrutar de un recorrido por los principales puntos neurálgicos de la fiesta y del Bioparc, el parque de animales con más de 4.000 animales de 250 especies, entre otras actividades disponibles en la capital valenciana.

Excursiones a l'Albufera, ruta de vinos y museo Lladró

Los otros buques de mayor tamaño han ofertado excursiones a los alrededores de la ciudad que ponen en valor la oferta cultural, gastronómica, arquitectónica, lúdica, de ocio y comercial, con la visita a L'Albufera, un ecosistema mediterráneo con más de 20.000 hectáreas de playas salvajes, dunas, bosques, arrozales y un enorme lago por el que pasear en barca y descubrir la fauna que lo habita.

También la ruta de la horchata en bici, un paisaje verde agrícola que envuelve a la ciudad, una degustación de vinos valencianos en Requena, el Museo de Lladró en Tavernes Blanques, en el que se puede seguir el proceso creativo y de fabricación de piezas y una exposición donde se pueden adquirir estas joyas artísticas.

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