VALÈNCIA. Las elecciones catalanas celebradas el pasado domingo siguen resonando en el panorama político nacional y también valenciano. La victoria del socialista Salvador Illa, aunque probablemente no le sirva para ser presidente de la Generalitat, sí ha provocado diversas interpretaciones dentro del ecosistema del PSOE, algunas de ellas que implican a los principales dirigentes valencianos.
Una de las situaciones que para la mayor parte del público pasó desapercibida (aunque no para los distintos cargos de la formación socialista), fue el especial agradecimiento que pronunció Illa en su discurso dirigido a Iván Redondo, director de Gabinete de Presidencia y estratega de Pedro Sánchez, y a su adjunto, Paco Salazar, que además es secretario de Acción Electoral del PSOE.
Unas menciones, con ambos presentes además, de las que se desprendía un señalamiento público a los artífices de la estrategia en la cita electoral catalana, incluida la elección de Illa como candidato a la Generalitat. Una decisión arriesgada, debido a que el aspirante tuvo que dejar el Ministerio de Sanidad en el momento más duro de la pandemia y sobre la que existían dudas razonables de cómo podía juzgar el electorado al gestor de la pandemia. Una maniobra con la que no todo el PSOE estaba de acuerdo pero que, a juzgar por los resultados, fue acertada.
Es obligado detenerse en estos agradecimientos puesto que Illa no citó al ministro de Transporte y secretario de Organización del PSOE, el valenciano José Luis Ábalos. Que no existiera la mención a un cargo orgánico de tanta relevancia en la noche electoral y sí a otros cargos, evidencia que tanto las decisiones como la propia campaña no fueron controladas por la citada área de Organización o, al menos, por su responsable.
En un escenario donde ya hay un congreso del PSOE a la vista -octubre-, lo acontecido tiene relevancia. Más aún cuando diversos medios nacionales vienen informando desde tiempo atrás sobre las dos almas que pugnan por acumular poder dentro del partido y que se focalizan precisamente en Redondo y en Ábalos. En octubre, eldiario.es apuntaba a que Paco Salazar se estaría moviendo para sustituir a Ábalos y ser el próximo secretario de Organización del PSOE. Realidad o no, pocos días después, Sánchez lo designaba jefe adjunto de su Gabinete para que trabajara codo con codo con Redondo.
En la otra orilla, la victoria del candidato socialista en Cataluña es una buena noticia para el presidente de la Generalitat y líder del PSPV, Ximo Puig, quien participó en la campaña en un acto en el que fue considerado por Illa como una "inspiración". "Pretendo hacer en Cataluña lo que tú has hecho en la Comunitat Valenciana", comentó el exministro, en una cita en la que además coincidieron en la importancia de reivindicar conjuntamente la reforma del sistema de financiación y el Corredor Mediterráneo.
En este sentido, la relación entre el presidente de la Generalitat y La Moncloa ha mejorado notablemente desde el inicio de la pandemia. Puig se ha convertido en un apoyo importante para Sánchez en las Conferencias de Presidentes que se han ido celebrando a tenor de la crisis sanitaria. Así, y aunque no fuera decisivo en el resultado, que públicamente Illa alabara el modelo valenciano de Puig y apostara por una intensificación de la mejora de las relaciones y la reivindicación conjunta, adquiere mayor valor tras la victoria electoral del candidato socialista. Incluso hilando fino, aunque Illa no llegue a la Presidencia, Puig también saldrá reforzado -de forma circunstancial- al seguir siendo el presidente regional de la autonomía más grande donde gobiernan los socialistas.
Por tanto, puede decirse que, de cara al futuro congreso del PSPV en el que Puig deberá enfrentarse a su reelección, el buen resultado de Illa en Cataluña le beneficia estratégicamente más que a Ábalos, cuya familia política es la más claramente dispuesta a presentar una alternativa al presidente de la Generalitat, una operación que pretenden situar bajo el paraguas del 'sanchismo'. Un sobrenombre que molesta a muchos en el PSPV: "Ser 'sanchista' no significa ser 'abalista'", puntualiza un alto cargo de Puig a este diario.