VALÈNCIA. El coronavirus ha disparado los tiempos de espera en intervenciones quirúrgicas y pruebas diagnósticas. Actualmente, según datos de la Conselleria de Sanidad, la operación que tiene la mayor lista de espera es la de cataratas, con 9.724 pacientes y una media de demora de 114 días. Una patología que disminuye la calidad de vida del que la padece, al producir en la mayoría de pacientes visión borrosa o distorsionada, empeoramiento progresivo de la visión, dificultad para conducir y cambios frecuentes en la graduación de las gafas.
Una catarata es la pérdida de transparencia del cristalino, la lente natural que tiene el ojo para enfocar las imágenes en la retina. Por eso, cuando el cristalino pierde su transparencia se produce una pérdida de visión. Tal como explica la doctora Teresa Sánchez-Minguet, responsable de la unidad de oftalmología de Vithas Valencia Consuelo y Vithas Aguas Vivas, “la formación de cataratas es un proceso normal del envejecimiento del ojo. A partir de determinadas edades todos los cristalinos tienen un cierto grado de turbidez. Aparte de este envejecimiento normal, también pueden existir cataratas en personas más jóvenes debido a causas metabólicas (diabetes), inflamatorias, traumáticas, congénitas o asociadas al consumo de ciertos fármacos”.
A día de hoy, el único tratamiento posible para la catarata es la cirugía. Es una intervención segura y con unos resultados visuales excelentes que se aprecian inmediatamente. Se trata de una intervención corta (20 minutos) con anestesia local, en gotas, y para la que no es necesario el ingreso hospitalario. Según la especialista, “la técnica consiste en colocar en su lugar una lente intraocular de una potencia adecuada que permite ver con claridad y sin necesidad de gafas. Así de fácil, con anestesia tópica y sin ingreso hospitalario. Pese a los buenos resultados, debemos recordar que se trata de una cirugía que no está exenta de riesgos. Por eso, es fundamental ponerse en manos expertas”.
Las técnicas quirúrgicas actuales permiten operar cataratas de forma eficaz y segura en el momento en el que aparecen los primeros síntomas. “En líneas generales, -subraya la profesional-, lo ideal es operarlas cuando se empieza a tener dificultades visuales para realizar las tareas cotidianas. Si dejamos evolucionar mucho la catarata, la visión continuará empeorando y la catarata se irá endureciendo, haciendo más difícil la cirugía y más lenta la recuperación visual”.
Desafortunadamente, la catarata no se puede prevenir. Por eso, es recomendable la visita al oftalmólogo para un correcto diagnóstico y determinar cuándo es el mejor momento para tratarla. Además, comenta la doctora Sánchez-Minguet, “en el momento que existe una pérdida de visión o visión borrosa, se debe acudir al oftalmólogo para una revisión ocular. Hay que saber que no toda la disminución de visión es debido a una catarata y será fundamental descartar otras causas”.
Durante la cirugía de cataratas, el cristalino opacificado se reemplaza por un lente artificial llamado lente intraocular o LIO de diferentes tipos según el beneficio que se quiera buscar en cada paciente. “En este tipo de intervenciones que realizamos en nuestros centros hospitalarios, -concreta la doctora Sánchez-Minguet- seleccionamos la lente idónea a cada paciente, por esta razón diferenciamos entre catarata con lio monofocal, catarata lio bifocal y catarata con lente trifocal”.
El equipo de oftalmología recomendará al paciente la lente que considere más adecuada para su caso, dependiendo de sus actividades diarias y otras necesidades. Por ejemplo, las lentes bifocales y trifocales permitirán al paciente ver tanto de cerca como de lejos, no obstante, es fundamental el estudio personalizado de cada paciente para indicar lo mejor en cada caso.
Por otra parte, se debe prestar especial atención a la degeneración macular, una enfermedad degenerativa de la retina que afecta a la zona de máxima visión, denominada mácula. Es una patología muy frecuente entre las personas mayores de 50 años que se va agravando con la edad y que provoca visión central borrosa, reducida o deformada debido al adelgazamiento de la mácula o al crecimiento de neovasos. Con el tiempo, la visión puede empeorar y afectar la capacidad de hacer ciertas cosas, como leer, conducir o reconocer rostros al provocar la pérdida de la agudeza de la visión central.
La doctora Sánchez-Minguet explica que “la mácula es la parte de la retina responsable de que la visión sea clara en la línea directa de visión e insiste en afirmar que la detección temprana y el tratamiento precoz cuando sea posible pueden retrasar la pérdida de la vista por degeneración macular”.
El diagnóstico y el tratamiento precoz es muy importante ya que “con el tratamiento de inyecciones de antiangiogénicos se puede conseguir que la visión de detalles se restablezca al menos parcialmente, es decir, que las zonas negras o distorsionadas que antes veía en el centro sean más claras y menos torcidas. En cambio, si se espera mucho tiempo a tratarla y la enfermedad está muy evolucionada, presentando una cicatriz en la mácula o atrofia, no habría posibilidad de mejoría”.