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El sector de la construcción: reinventarse o morir

20/06/2016 - 

MADRID. “La tendencia está clara, sobre todo porque nos la están marcando desde Europa, especialmente en lo que respecta a las políticas energéticas”, dice Alejandro A. Díaz, CEO y fundador de Vagalume Energía, una consultoría de energía integral con sede en Pontevedra. “Aunque vayamos con retraso, conforme a la normativa europea, cualquier construcción nueva ya tiene que cumplir unos requisitos mínimos”. Entre esos requisitos se halla el de que, a partir de 2020, todas las viviendas de promoción privada deberán disponer de un certificado energético tipo A, es decir, un consumo inferior a 50 kilowatios por metro cuadrado.

“Desde hace ya años, cualquier vivienda nueva que se haga tiene que tener un mínimo de aportación de energías renovables”, explica Alejandro A. Díaz. “Esto ha sido una trampa porque los constructores no creyeron, inicialmente, en que esto fuera rentable y pusieron equipos que no funcionaban. Yo, como empresa, lo encuentro en muchas comunidades donde el promotor, obligado legalmente a hacer eso, lo tomó como un cumplimiento de expediente y compró las instalaciones de segunda mano. Hablo de todo tipo de edificios, los públicos también. Pero ahora parece que ya se lo toman en serio, y la tendencia va por ahí, porque la idea es cobrar más por la venta o alquiler de una vivienda sostenible que por otra, que está al lado, y no lo es”.

La casa pasiva

Conforme a la inclinación observada por este biólogo marino reconvertido en emprendedor de energías renovables, están surgiendo promociones de viviendas de consumo energético mínimo, también conocidas como casas pasivas. Pere Linares, gerente de House hábitat  explica en qué consisten: “El concepto es amplísimo, pero su nacimiento hay que situarlo en Alemania, donde surge el Passivhaus, que es un estándar para la construcción de viviendas. Se basa en levantar construcciones que cuenten con gran aislamiento térmico para obtener finalmente un consumo medio de energía de 15 kilowatios por m2 de una casa.  Conforme a estos parámetros, el consumo de una casa de 350 m2 en Barcelona, para una familia de 4 miembros, sería de 35 euros al mes, es decir, entre un 70 y un 80% menos de lo que paga actualmente”.

Las casas edificadas bajo estos estándares de arquitectura bioclimática, serían prácticamente capaces de funcionar sin aportaciones de energía exterior, sin consumo de calefacción o aire acondicionado, para mantener una temperatura confortable, de aquí que a las casas pasivas se las conozca también como nZEB correspondiente a las siglas en inglés de Nearly Zero Energy Building (edificios de consumo energético casi cero).

Explica también Pedro Linares que “este tipo de edificios, se combina con la construcción bioclimática de los elementos pasivos (persianas, voladizos…) y los activos (instalaciones de doble flujo, bombas de alto rendimiento…) confluyendo todos en un diseño que hay que dimensionar conforme a la ubicación geográfica de la vivienda”. Es decir, que una casa pasiva nunca será igual en Almería que en Barcelona.

Bioconstrucción

Pero, perseguir el concepto de la eficiencia energética con el único objetivo de abaratar costes, parece insuficiente dado que hay empresas que quieren conseguirlo a cualquier precio recurriendo al uso de materiales altamente contaminantes. Por ello, al concepto de la casa pasiva, añaden otros constructores el valor de la sostenibilidad mediante la utilización de materiales ecológicos. También aquí los hay de todo tipo. Están desde los que Pere Linares llama “talibanes ecológicos”, que construyen sólo con madera, pacas de paja, bambú… “hasta otros que utilizan materiales más comerciales, pero también sostenibles, como nosotros”.

Integración en la naturaleza

Si a la construcción sostenible y eficiente, le sumamos un entorno natural, nos elevemos ya a un nivel casi celestial. No hay que ir muy lejos para hallar uno de estos templos cuyo principal ejemplo en España lo representa el hotel paisaje Vivood en la provincia de Alicante, entre las sierras de Aitana y la Serrella. El lujo aquí consiste en despertar por la mañana con un ventanal a los pies de la cama desde el que contemplar la naturaleza, caminar escuchando los árboles o ver atardecer desde un paraje privilegiado donde una habitación de 26 m2 se convierte en un amplio mirador al valle de Guadalest.

Daniel Mayo, arquitecto y emprendedor vocacional, trasladó la idea original de su negocio, viviendas prefabricadas mediante módulos, a un hotel de lujo en mitad de la naturaleza con 25 suites de diseño dispersas en una parcela de 84.000 m2.  La arquitectura modular le permitió levantar el hotel en apenas 3 meses y estrena esta semana una ampliación de 250 m2 para espacios comunes que ha culminado en 4 días.

El nombre de Vivood procede de la suma de las palabras Vivo y Wood (madera) que era lo que mejor “resumía nuestro espíritu vivo y nuestros valores sostenibles, representados en la presencia de la madera como material predominante de nuestros proyectos”, aclara Daniel Mayo.

Y además inteligente

Pero a estos nuevos modelos de edificaciones desean dotarlos también de inteligencia. Para ello se valen del Internet de las Cosas (IoT) mediante la conectividad digital de los dispositivos. El teléfono móvil es el instrumento que, a modo de mando a distancia, activa ese espacio inteligente. También aquí cabe citar a Vivood dado que, gracias a su alianza con otra startup valenciana, Lock Up, permite a los clientes acceder a sus habitaciones y a otras instalaciones a través del móvil.

Adhesión a las nuevas tecnologías

Hay otras tecnologías que, de manera transversal, están impulsando la renovación de un sector tradicionalmente resistente al cambio. Sería el caso de la Realidad Virtual que empiezan a aprovechar ya algunos estudios de arquitectura, como Mi5vr  que, tras años de depresión, triplicó el número de clientes gracias a la VR. También la impresión 3D se alza como una de las tecnologías más disruptivas para el sector de la construcción en los próximos años dado que se utiliza ya para imprimir muros, ladrillos y hasta materiales aislantes. 

Pero lo más alentador es que, también las grandes, empiezan a desperezarse conscientes de que muchos de los cambios han llegado para quedarse. Mario Rondán y Jesús Cordero, son los fundadores de la startup gaditana Evolucionapp http://evolucionapp.com/ ganadora del Premio Sacyr de la 5º edición de los Premios de Innovación de Construcción y Servicios. “Queremos ir hacia una nueva cultura corporativa que se adecúe a los nuevos tiempos”, decía el presidente de la potente constructora el día que entregaba el galardón al proyecto EPC Tracker http://www.epc-tracker.com/es/ , la solución móvil con la que Evolucionapp pone en orden todo el proceso de gestión y ejecución de un proyecto y resuelve el problema de trazabilidad. “Menos caos y mayor productividad”, es su eslogan.

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