VALENCIA. El dónde lo cambia todo. El Ayuntamiento de Valencia se ha convertido en el actor principal de una intervención artística que no dejará indiferente a nadie. Han pasado cuatro días desde que el despacho de la concejalía de Espacio Público cerrara sus puertas, cuatro jornadas de intenso trabajo en las que se ha ejecutado la primera actuación de un artista urbano en el 'templo' consistorial. El resultado: Nosaltres, el poble, un mural firmado por Vinz Feel Free que, antes incluso de que su pintura esté seca, ya es un hito. VER FOTOGALERÍA
“Es algo underground, de la calle. Muchos pueden considerarlo vandalismo, sin embargo, cuando lo pones en un lugar como este, una institución, pasa a ser arte”, explica el propio artista, que ayer daba el último repaso a la obra, pocas horas antes de tomar un avión con rumbo a París. Siendo uno de los creadores de street art 'marca Valencia' más reconocidos fuera de España, es consciente de que este encargo sitúa su obra en otra dimensión. Si no histórica, como mínimo es una intervención sin precedentes. Otra vez, la importancia del dónde.
Pero, a todo esto, ¿a quién se le ha ocurrido invitar a un artista urbano al sagrado Ayuntamiento? Ha sido el concejal Carlos Galiana quien ha querido dar un giro de 180 grados a la decoración de su despacho con un mural que Vinz ha realizado sin percibir ninguna compensación económica, tal y como acordaron inicialmente. "Siendo regidor de Espacio Público, el objetivo no era otro que trasladar ese concepto al interior del propio Ayuntamiento, que sea un puente entre la calle y el gobierno".
La cruz del salón Pompeyano
Tal y como explica el propio Galiana, su despacho es una sala "muy peculiar". Ubicada sobre el señorial salón Pompeyano, cuenta con la misma estructura que éste, un espacio de forma redonda cuyos enormes ventanales saludan a la plaza del Ayuntamiento desde la esquina con la calle periodista Azatti. Hasta aquí las similitudes. "Es una sala recargada, rococó, que representa al gobierno anterior", incide el concejal sobre la clásica sala, anexa al despacho de alcaldía y usada para recepciones oficiales.
Con un presupuesto para el Consistorio de cero euros, la obra tiene además un carácter efímero pues, de no ser así, su ejecución se habría complicado por una cuestión de permisos. "Es con carácter temporal, no hay compromiso de mantenimiento. Además, se ha hecho con material no abrasivo para que el siguiente que venga pueda cambiarlo o no", indica Carlos Galiana. "Salvando las distancias, se han hecho otras intervenciones en instituciones, como la de Miquel Barceló en la ONU. Esto es una obra de arte, yo la mantendría".
En el mural aparecen hombres y mujeres desnudos de diferentes edades y sexos, personajes que representan el trabajo, la igualdad, la vida contemplativa, la maternidad, la vejez, la enseñanza, la diversidad sexual o las artes. Todos ellos, eso sí, con cabeza de pájaro, marca de la casa del artista. La desnudez, en este caso, no es con un fin provocativo, sino con el objetivo de eliminar los símbolos y divisiones y centrar la atención en el mensaje. Libres e iguales, ese es el pueblo de Vinz.
-¿Es Nosaltres, el poble una obra política?
-Es una obra social. Quiero hablar de lo que pasa en la sociedad, no como protagonista, sino como un mero observador. El mural representa la enseñanza, la maternidad, el trabajo o la diversidad sexual. Por otra parte, también quería llevar a los ciudadanos a una institución que siempre ha sido exclusivamente para los políticos. Los personajes están mirando a las personas que ocupan el despacho para que, cuando tomen las decisiones que han de tomar, sepan que se deben a ellos, que están alquilados durante cuatro años. No tienen que olvidar que se deben al pueblo.
-¿Sigue siendo arte urbano aun cuando se hace en los muros del Ayuntamiento de Valencia?
-No. En mi opinión, el arte urbano sólo tiene una regla: tiene que estar en la calle. Puedes utilizar espray, pincel, baldosines, papel o lana, pero tiene que estar en la calle. Esto es un mural de interior. Aun así, me interesa que la gente, por estar en despacho del concejal, empiece a ver con otros ojos lo que antes pensaba que eran cuatro garabatos. Lo que tenemos que hacer los artistas urbanos, cuando llega una oportunidad como esta, es no agachar la cabeza y hacer algo que sólo sea bonito y que vaya a contentar a todos. No sé la repercusión que va a tener, pero toda las obras que hago son desde la sinceridad, la dignidad y el tacto.
Si hay una palabra que define cómo se enfrenta Vinz a la tabula rasa esa es "responsabilidad", un eje que vertebra cada uno de los mensajes que quiere plasmar, ya sea en la calle o en el Ayuntamiento de Valencia. Un aparente juego de personajes de fábula que poco o nada tiene que ver con los cuentos de fantasía. Criaturas de ficción para representar su visión de la sociedad actual. Como curiosidad, y aunque el mural lo ha ejecutado con pintura plástica, el icono con el que representa el arte es -como no podía ser de otra manera- un bote de espray. Con Vinz, el street art ya no está en la calle.