análisis

El sufrido silencio de Ximo Puig

3/05/2016 - 

VALENCIA. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, recuperó a finales de junio de 2015 el timón del Gobierno valenciano para el PSPV-PSOE tras 20 años de dominio popular. Lo hizo tras unas semanas de tensas negociaciones con el que iba a ser sus socio en el Ejecutivo, Compromís, y de un pacto lleno de simbolismo en el Botánico donde también se integró Podemos.

Once meses después, son muchas las dudas que atormentan a militantes, cuadros intermedios y altos cargos del Consell del PSPV. La eclosión mediática de alcance nacional de la vicepresidenta del Ejecutivo y coportavoz de Compromís, Mónica Oltra, es un hecho incontestable que viene sembrando el desasosiego en las filas socialistas. Aumentan las voces que piden una reacción, adoptar un perfil más agresivo, articular métodos de respuesta ante el avance del socio -y rival- o, en definitiva, propinar en algún momento un puñetazo en la mesa de autoridad presidencial.

Sin embargo, el líder se mantiene tranquilo. La orden a los suyos es clara: nadie debe saltar al enfrentamiento con Compromís porque la prioridad para Ximo Puig es dar la imagen de que el Consell va a una y está centrado únicamente en gobernar para los valencianos. Sin duda, noble tarea, pero no son pocos los estrategas del PSPV, así como buena parte de la militancia y de los críticos, que sienten cómo la vicepresidenta aprovecha su tirón con apariciones televisivas en prime time que dejan en entredicho la preeminencia del presidente.

En este punto, cabe recordar que la ventaja del PSPV en las autonómicas fue exigua y, en las generales, se adivina un fortalecimiento del sorpasso conseguido por Compromís-Podemos en diciembre, si es que llegan a un pacto en el que además incluyan a Esquerra Unida. Pese a todo ello, no parece que a Puig le inquiete la visibilidad que Oltra pueda adquirir o, al menos, no la considera relevante para el objetivo final. Algo que sí preocupa incluso a los más optimistas -o maliciosos- de su entorno, que auguran que cuando aparezca el desgaste también Oltra estará más expuesta por la visibilidad acumulada y por su cargo como portavoz del Consell.

Pero, ¿cuál es el plan? En su entorno algunos cuentan que a Puig le preocupa únicamente recuperar la credibilidad de la institución para los valencianos. Esto es, ejercer su papel de presidente con la máxima dignidad, sin que la Administración se convierta en un campo para las batallas internas o las maniobras estratégicas de cara a las futuras elecciones. Lograr este objetivo implica una cesión casi constante a cualquier pretensión que emane de Compromís, una condición quizá incompatible con mantener al PSPV en la cabeza de las fuerzas progresistas en 2019.

La tesis es que los ciudadanos terminen por ver que, al margen de la fuerza mediática y política de Oltra, el presidente es el artífice auténtico del cambio, la persona con temple capaz de aglutinar a las fuerzas que alumbraron el llamado Pacto del Botánico. Desde esa atalaya, conseguir que los ciudadanos entiendan que Puig es el verdadero estadista y que ya no se trata solo de pugnar por los votos de izquierdas, sino más bien de que los electores que han apostado por fuerzas como PP, C’s o se quedaron en la abstención, confíen en el actual presidente.

Un hombre tranquilo, con un fuerte perfil institucional, que está pilotando el cambio en la Generalitat tras más de 20 años de gobierno del PP. Así que este es el relato, a tres años vista, con el que Puig quiere volver a ser presidente en 2019. Veremos si tiene compradores.

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