Se ahonda, aunque parezca lo contrario, el divorcio entre la UE y la Defensa continental, produciéndose esta semana un nuevo paso en esa, esperemos momentánea, ruptura
Para los que no estén familiarizados con los bailes de salón (yo tampoco lo estoy) cuentan los eruditos de la coreografía y la danza que los bailes de estilo Swing surgieron al inicio del siglo pasado en la tierra de la Libertad cuando los bailarines creaban, inventaban o simplemente improvisaban nuevos pasos (medidas) en base ala música (situación) que en ese momento escuchaban (se producía), y es un poco lo que está ocurriendo respecto a las últimas y cambiantes medidas de los países de la UE en el ámbito de la Defensa y la Acción Exterior.
En las últimas semanas, y dentro de la crisis institucional de la UE, que parece lleva camino de cronificarse, hemos hecho referencia desde estas líneas a diferentes aspectos de la Seguridad Exterior de Europa, hoy trataremos dos importantes noticias (una coyuntural y otra algo más estructural) acaecidas en el viejo continente, que hasta ahora representaba a través de la EU, un modelo supranacional de éxito, y que como no surja una minoría-grupo de líderes que responda con éxito a los últimos desafíos (ya saben ustedes el clásico Challenge and Response de Arnold J. Toynbee) puede fenecer.
La primera noticia es la creación de la Iniciativa de Intervención Europea (EII) este 25 de junio pasado entre nueve países de la UE, Francia, Reino Unido (todavía es miembro de la Unión), Alemania, Dinamarca, los Países Bajos, Bélgica, Estonia, España y Portugal, liderados por ese joven y activo francés, presidente por exclusión popular de su competidora Marine Le Pen, que se llama Emmanuel Macron. Muchos de ustedes, los más ilustrados o veteranos en estas lides internacionales ya habrán llegado a preguntarse, ¿no es esta la enésima medida al respecto?, pues sí es la reiterada declaración de buenas intenciones que deforma coyuntural surge en Europa, pero cuál es el motivo ahora, si hace poco el11 de diciembre se firmó otra distinta, entre los que estaban la mayoría de esos nueve miembros, e impulsada por Federica Mogherini, la cual no debe estar muy contenta, pues es como si parte de los socios del negocio que uno gerenciase, montasen al lado otro igual.
La fundación de las comunidades europeas, que como ya les he contado es en sí una estrategia para mantener la Paz y Seguridad en Europa, ha tenido diferentes iniciativas para crear órganos o estructuras de Defensa. Desde la non nata Comunidad Europea de la Defensa (CED) propuesta en 1950 y sacrificada por sus intereses nacionales en 1954 por Francia (en ambos casos), pasando por la poco eficaz UEO, o la época del gran impulso integrador tras el fin de la guerra fría y la caída del imperio soviético con el Tratado de Maastricht o de la Unión Europea en 1992/1993, con la aparición del segundo pilar de la construcción europea, el de la Política Exterior y de Seguridad Común, a cuyo frente como Míster PESC estuvo Javier Solana. O el posterior impulso a la Política Exterior y de Seguridad y Defensa (PESD) con el Consejo Europeo de Helsinki de diciembre de 1999 y las misiones Petersberg, para después venir los acuerdos Berlín Plus en diciembre de 2002 (inteligente intento de colaboración entre la UE y la OTAN).
E incluso en el Consejo de Ministros de 12 de julio de 2004 se creó la Agencia Europea de Defensa "para apoyar a los Estados miembros y al Consejo en sus esfuerzos por mejorar las capacidades de defensa europeas en el ámbito de la gestión de crisis y sostener la seguridad europea y la política de defensa tal como está ahora y se desarrolla en el futuro”…., para llegar a este diciembre pasado en el que a impulsos de Angela Merkel se creó la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO) de la UE que tenía que empezar a funcionar este enero de 2018. En fin continuas medidas, que oscilaban (swing en inglés), según la coyuntura del momento.
Pero a la vez, Francia, con su viejo y napoleónico propósito de liderar Europa, ha actuado con lo que después se titularía Doctrina Sinatra, nombre que uso el gobierno de Mijaíl Gorbachov para identificar los procesos vividos por los miembros del Pacto de Varsovia para poner fin al bloque del este, es decir a su manera (my way). Ya en 1947 firmó con Gran Bretaña el Tratado de Dunkerque de 1947 para hacer frente a un posible rearme (entre otras cosas) de Alemania, lo ya dicho de 1954 echando por tierra la CED, después la Francia liderada por Charles De Gaulle en 1966 anuncio su salida de la parte militar (lo principal) de la OTAN después de vetar a Gran Bretaña su entrada en las Comunidades Europeas en 1963, toda una política del perro del hortelano.
En una cabriola estratégica y tras el fin de la guerra fría, los antaño enemigos, después aliados y posteriormente competidores, se hicieron una declaración, casi casi de amor, en la Cumbre de Saint-Malo, en diciembre de 1998, contando con dos actores (y nunca mejor dicho) protagonistas Jacques Chirac y Tony Blair, en donde se firmó una declaración conjunta con tan buenos propósitos que sus corifeos afirmaban que suponía el nacimiento de la política europea de seguridad y defensa (cuando ya existía por ejemplo la PESC).
En 2008 Gordon Brown y Nicolás Sarkozy, Gran Bretaña y Francia, renuevan la alianza y la amplían al ámbito atómico y que fue llamada por ellos "Entente Amigable" (por parte del francés) o "Entente Formidable" (por el inglés). Así en este enero de 2018, en laque en una nueva cumbre anglo francesa se reunieron Theresa May y Emmanuel Macron en la que se analizó la implicación británica en la defensa europea cuando ésta salga de la UE (BREXIT), y cuyo uno de los resultados, o por lo menos claras influencias ha sido la conformación de esta recién creadaIniciativa de Intervención Europea.
Porque claro, desde una perspectiva solamente europea, los dos grandes países con verdadero y autónomo músculo militar, que les proporciona por ejemplo su armamento nuclear, son Francia y Gran Bretaña. Y para todos esos soñadores o maledicentes que quieren prescindir de los USA de nuestras estrategias de defensa, les sería impensable prescindir de las capacidades atómicas y militares británicas, esta es una de las principales razones que motivan la última iniciativa, coyuntural, europea de la defensa.
Aunque como muchas veces les he transmitido soy bastante escéptico de la capacidad europea de ser autosuficiente estratégicamente hablando, los norteamericanos nos han sacado las castañas del fuego, con el consiguiente coste en vidas humanas y económicas, en numerosas ocasiones: las dos Guerras Mundiales, la Guerra Fría, la guerra de los Balcanes, las ofensivas contra el Yihadismo y el DAESH, etc... , que me hace complicado, a la par de injusto, pensar en una seguridad propia, dándole la espalda a nuestro aliado del otro lado del Atlántico.
Fíjense en el anuario de la UE sobre la seguridad (YES2018), donde se recogen 103 ejercicios militares celebrados por miembros de la UE durante el 2017. Pero excepto trece, los otros 90 sonde carácter combinado con países ajenos a la UE fundamentalmente la OTAN y los USA, que generalmente los lidera, por lo que difícil sería lograr esa real autonomía estratégica, sin contar con un buen músculo militar.
Respecto a la otra noticia, con unas consecuencias más estructurales y españolas, es la referente a la decisión de la UE, según confirmó nuestra ministra de Defensa Margarita Robles este lunes, de dar a España el Mando de la operación Atalanta de lucha contra la piratería, el principal esfuerzo de carácter militar europeo. Y seguramente, habrá que esperar al BOE, su Cuartel General se establecerá en la Base Naval de Rota, proveniente de Gran Bretaña, por las claras sinergias que conlleva, lo que le otorga a España mayores responsabilidades y capacidades de liderazgo estratégico. Otra herencia del gobierno anterior. Lo que por una parte nos debe satisfacer de orgullo por el reconocimiento al trabajo de nuestras Fuerzas Armadas y nuestra acción Diplomática, y que, por otra parte, nos debe permitir aprovechar ese liderazgo geopolítico, en la defensa de nuestros propios intereses nacionales.
Aunque, y ya para finalizar, se me plantea una duda: la ciudadanía está preparada para que España tenga esa importancia y responsabilidad a nivel europeo e incluso mundial, estaremos a la altura el pueblo español para aceptar esos nuevos compromisos y capacidades militares tan importantes y no caeremos en populismos antimilitaristas. Porque recordemos que la libertad allende de las fronteras tiene un precio que se llama Seguridad, y esa Seguridad sin lugar a dudas nos la proporcionan nuestras Fuerzas Armadas.