El Consell del PP nos puso en el mapa con eventos controvertidamente judicializados y el tripartito del Botànic ha pretendido con atrevidas medidas expulsar de la ciudad a los vehículos a motor para dárselo a cicloturistas y pedestres, Quo vadis, Valencia!
Acabamos de disfrutar del reposo de la Semana Santa, una de las principales épocas de turismo además de celebración religiosa. Estando en plena Cincuentena Pascual más de uno o una debería aprovechar, dado lo propicio de las fechas, para hacer recapitulación de todos sus tropiezos y pecadillos, tanto privados como público-políticos, antes de que tras la vuelta a la vida que se celebra en la Pascua Florida y pasados los correspondientes 50 días no les llegue la acción del Espíritu Santo y en el juicio final de la legislatura -las elecciones- caigan en el frío infierno que supone la oposición.
Uno de los deberes públicos, el impulso del bienestar de los ciudadanos, se consigue entre otras medidas a través del fomento de actividades económicas –ojo, que no de intervencionismos que alteran la libre y real competencia–. Miren aquel buen propósito (ya se sabe que el infierno está empedrado de buenas intenciones) de aumentar la competencia para mejorar la calidad del servicio en las gasolineras y el precio de los combustibles mediante la liberalización del monopolio estatal y lo que se consiguió fue la creación de una especie de oligopolio privado que ha recibido alguna condena del Tribunal de Defensa de la Competencia, ratificada por la Audiencia Nacional por fijar los precios.
Entre las actividades económicas más importantes está el turismo, sector clave en la recuperación de la economía española por el efecto positivo en nuestras cuentas nacionales input del sector exterior y que lleva de forma encadenada su acción a otros sectores como hostelería, alimentación, cultura, medio ambiente, construcción, etcétera. Batió ya récords en 2016 y en 2017 tiene un buen comienzo pues se ha incrementado en un 10%. Entre otras cosas (buenas infraestructuras, gran patrimonio,...) esto ha sido posible gracias al carácter seguro que es y que transmite nuestro país a diferencia del entorno Mediterráneo, incluso centroeuropeo, por la actuación de las FCSE -Policía y Guardia Civil- en esta época que nos atenazan tanto las amenazas, sobre todo terroristas.
Y dentro de España, la Comunitat Valenciana es una autonomía donde este sector tiene también un importante peso económico que, además y desde hace años, se está adaptando a las nuevas circunstancias, pasando de ser exclusivamente de sol y playa a tener una variada oferta para el turismo cultural, universitario, gastronómico incluso religioso.
Este año, por ejemplo, se han vivido las primeras Fallas Patrimonio de la Humanidad para la UNESCO. Para los valencianos siempre lo han sido porque en ellas confluyen en primer lugar la celebración religiosa del patrón del gremio de los carpinteros, con ese acto de exaltación Mariana como es la ofrenda a la Mare de Déu dels Desamparats, además expresión artística con esos monumentos, efímeras esculturas, que rendirán culto al fuego, como nuestro más lejanos ancestros hacían ya hace milenios, por supuesto fiesta para nuestros sentidos, con la paella como exaltación culinaria de nuestra gastronomía, la música de nuestras bandas para deleite de nuestros oídos y el olor a pólvora que todo lo envuelve en ese arte pirotécnico, en el que mientras otros oyen ruido nosotros escuchamos melódicas composiciones sinfónicas.
Por otra parte se ha puesto sobre la agenda política de esta legislatura la peatonalización del centro histórico, uno de los más grandes de Europa (tuve que viajar a Bolonia para leer en sus guías que el suyo es el segundo más grande detrás del de Valencia, ya saben: en casa de herrero, cuchillo de...). Como iniciativa para incrementar y mejorar el turismo que visita nuestras calles hace años puede ser fenomenal, pero que habrá que analizar cómo afecta a la vida cotidiana de los vecinos del Cap i Casal, a sus negocios y establecimientos, y por su puesto preguntarles no sea que se peatonalicen manu militari. En fin, no puede ser un pensat i fet.
Y ya en la parte final del artículo, como soy curioso y pregunto, un par de fines de semana, y enviando a persona interpuesta (por eso de la objetividad) pregunté en una oficina de Turismo (no será la primera vez) por esas diferentes rutas que había en Valencia. Y estas son las observaciones al respecto:
Primero, mi alegría al observar que parte de la carta a los Reyes Magos escrita en este diario de Valencia Plaza se ha cumplido (será este el famoso poder de la prensa o simple coincidencia), por fin hay mapas en los folletos de nuestras rutas, ya sea de la Seda, del Santo Grial, de los Borja, etcétera ¡Enhorabuena!.
Después advertir cierta pereza intelectual al crear dos rutas imitando a nuestro socios de la Corona de Aragón, con el Camins de Dinosaures (como los turolenses y su dinopolis) y la Ruta de los Últimos Cátaros (producto ya utilizado por nuestros vecinos de los condados catalanes-Marca Hispana) con la gran osadía histórico de afirmar en el folleto que el primer gran éxodo europeo fue el de los Cátaros en el siglo XIV, pues no se no se, que se lo cuenten a los cristianos que huyeron de la invasión musulmana hacia el norte en el siglo VIII, o de los mozárabes que huían de los almohades en el siglo XII, o el éxodo de los godos del este de Europa ante la presión de lo Hunos durante la agonía del imperio Romano.
También existe una Ruta de los Borja, que teniendo en cuenta que el turismo es para los de fuera (creo yo) es mejor usar marcas y nombres conocidos (por eso a la otra ruta se le llama del Grial y no del Santo Cáliz) por eso casi mejor titularla de los Borgia (la italianización del apellido tan conocido en todo el mundo). Además algún detalle se han olvidado como otro Papa en la 5ª generación de Lucrecia Borgia o de su hermano Cesar (hay sus dudas), pero se han olvidado de un dato que por curioso y sorprendente puede tener mucho interés o por lo menos llame la atención del potencial turista que desde su sala de estar vea por internet la información de la Ruta de los Borgia, y es que desde el 31 de agosto de 1492 hasta el 17 de agosto de 1498 el controvertido, polémico, y unos cuanto más calificativos, Cesar Borgia fue Arzobispo de Valencia, por favor hay que documentarse un poco y buscar datos con tirón mediático, utilicemos eso que se llama Inteligencia Turística.
Finalmente nuestro querido Santo Cáliz, con la marca turística de Ruta del Grial (perfecto), y que me permitirán que me extiendan un poco más sobre los comentarios de los folletos, dado que sobre el tema algo he estudiado.
En primer lugar, antes de realizar alguna aproximación al tema hay que preguntar o aprender de los dueños del Cáliz, por eso con una búsqueda sencilla en internet se puede encontrar la web de la Catedral de Valencia o el especial dedicado a la sagrada copa en el Paraula, y así evitar el cumulo de confusiones no sólo de estrategia turística, sino de datos concretos, como los que les transcribo, por ejemplo.
En primer lugar se entremezclan propósitos, targets y clientes potenciales para la ruta del Grial, pues se mezclan excesivas actividades colaterales que no tienen nada que ver y que, más que reforzar, sirven para distraer o para que el turista con conocimientos culturales e incluso religiosos vea desvirtuado el tema, pues en el folleto se habla de autenticidad. Estas acciones sería la práctica de senderismo por parques naturales fuera de una de las posibles rutas históricas, visitar ruinas, construcciones históricas que no tienen nada que ver con el Cáliz como el Teatro Romano o religiosas como monasterios, conventos o iglesias como la de San Nicolas, o la Entrada de Toros y Caballos de Segorbe, actividades y patrimonio todos ellos maravillosos pero nada relacionados con el Grial.
Pero además se mezclan y citan (induciendo al equivoco, por no explicarse) diferentes rutas (que potencialmente pudieran existir, ojo), como es la ruta transnacional del Proyecto Europeo Cultural y Patrimonio Holy Grial Route, que mezcla dos rutas, con muy poco apoyo histórico, como es una desde Gran Bretaña hasta los Pirineos (el mito del rey Arturo) y otra marítima desde Bulgaria, pasando por Creta y con escala en Malta hasta España también, junto con la ruta histórica de Jerusalem a Roma pasando por Aragón hasta Valencia, y con la ruta del Territorio Grial (SIC) que describe la parte valenciana de la ruta del Camino del Cid.
Para finalizar en la Ruta del Grial, el magnífico folleto-desplegable dice que el Museo de la Catedral alberga los tesoros de La Corona de Aragón, cuando en verdad lo que guarda por ser más precisos es el Relicario Real de esa Corona, pero sobre todo cuando expresa que esta copa que inició su viaje... hasta culminar su recorrido en la Catedral de Valencia, de la mano de Alfonso V, el Magnánimo en 1432, cuando los investigadores y estudiosos de la reliquia conocen que se depositó en la Catedral de Valencia un 18 de marzo de 1437 según el documento público ratificado por Don Pedro de Anglesola, por parte del Rey, y Don Jaime de Monfort por parte del Cabildo (Volumen 3.532, fol.36v, del Archivo catedralicio), en fin...
Como conclusión el turismo en Valencia va progresando adecuadamente, pero necesita bastante que mejorar como he expuesto brevemente con estas leves pinceladas acerca del turismo cultural, pues muchas veces no es cuestión de dinero, sino de inteligencia....turística.