VALÈNCIA. Al igual que la Tierra, nuestro interior está formado por distintas capas y estratos, que van forjando nuestra identidad y relatan nuestra historia de vida. ¿Qué circunstancias intervienen en este proceso y nos convierten en quienes somos hoy? Es la pregunta que se hacen las imágenes de la película documental Sedimentos, del valenciano Adrián Silvestre, en la que seis mujeres trans viajan a un pequeño pueblo leonés donde explorarán insólitos paisajes, así como los entresijos de su propia personalidad. Y será buscando respuestas sobre aquello que las une, como aprenderán a lidiar con sus diferencias.
Una historia tierna y divertida sobre la empatía, la individualidad y la necesidad de pertenencia que se estrenó en el Festival de Málaga y que desde entonces no ha parado de recibir reconocimientos en diferentes citas internacionales: esta misma semana ha sido premiado como Mejor Documental en el Cinespaña de Toulouse, Premio Especial del Jurado en Tesalónica, Mención Especial en el Outfest de Los Ángeles, participación en la sección Made in Spain de San Sebastián, premio del público en FIRE!!, seleccionada en el BFI London Film Festival…
Mostra de València acogerá el estreno de la película en su tierra, con la presencia de parte del equipo y el propio Adrián Silvestre, quien ha declarado que “espera que la película sea interpretada como un alegato de la individualidad, ya que aunque las protagonistas comparten la categoría identitaria de ser trans, cada una tiene otras muchas categorías que las definen y que forjan su identidad, y eso es muy valioso”.
El objetivo de Sedimentos es lograr trascender más allá de las películas que no salen normalmente del circuito cinematográfico y cultural del colectivo trans. “La gente que viene del colectivo a ver estas películas ya tiene una implicación y una serie de ideas preconcebidas que suelen ser positivas, de apoyo y tolerancia, pero me gustaría pensar que es una película que apunta a la universalidad, y que puede tener un alcance mucho más amplio”, ha comentado.
El proyecto surgió hace cinco años, a partir de la voluntad del director de explorar ciertas historias de vida de la comunidad trans a través del cine. Entró en contacto con una asociación de mujeres trans en Barcelona, les expuso sus intenciones y le abrieron las puertas.
Así se fue forjando una relación de intercambio de experiencias que desembocó en el documental, planteado como una road movie en la que los personajes, como sucede en las mejores muestras del género, no son los mismos al llegar a su destino que cuando iniciaron el viaje. "Una película que no deja indiferente y que augura un brillante futuro a Silvestre", sentencia la nota remitida por el festival valenciano.