Alberto Núñez Feijóo. Foto: DAVID ZORRAKINO/EPTambién el verano, también eso. Andan las derechas afanadas en instalar su pesimismo plomizo en nuestras vidas, en predicar que todo acaba tras el verano. No sea que tras dos durísimos años de pandemia nos atrevamos durante unos días a ser felices en familia o con amigos, a escapar de la red de desánimo que quieren tejer en nuestras vidas.
No es algo nuevo en las filas del PP, es su única estrategia, la del ‘cuanto peor, mejor’ que intentan convertir este año -a base de repetirla una y otra vez- en la canción del verano para que nadie escape de su electoralismo del desánimo. Porque su discurso es eso: electoralismo del desánimo. Ni propuestas, ni preocupación por mejorar la vida de la gente. Su interés empieza y termina en lograr el poder para tener el poder. Y el desánimo es un arma poderosa.
Es el mismo PP de siempre. Durante la pasada crisis económica, que todos recordamos por el dolor que causó, afirmaba el entonces Presidente del Gobierno del PP, M.Rajoy, que habíamos vivido “por encima de nuestras posibilidades”, tanto que incluso nos habíamos atrevido a comprar a crédito “viajes al Caribe”. Hoy, ese mismo PP profetiza ufano una gran crisis con la esperanza de que se convierta en realidad. El encargado de profetizar es hoy Alberto Núñez Feijóo, un avezado economista que confunde la prima de riesgo con el tipo de interés, un gestor de lo público tan eficaz que ha triplicado la deuda pública de Galicia con su gestión.
No voy a lanzar predicciones sobre el otoño porque no me convertí en servidor público para buscar problemas sino para encontrar soluciones. Y hoy la única certeza que tengo es que si hay soluciones a los problemas de la gente es porque hay gobiernos socialistas en las instituciones. No nos presentamos a las elecciones con un programa que recogía medidas para gestionar una pandemia, ni una crisis económica global causada por una guerra. Nos presentamos con un programa para mejorar la vida de la gente. Y a eso nos hemos dedicado: salvando vidas primero, reactivando la economía después y luchando ahora contra la inflación. Porque de eso se trata gobernar: de buscar soluciones a los problemas, de que cada uno de nosotros sepa que el Estado está para ayudarnos. Gobernar para transformar nuestra realidad y proteger a las clases medias y trabajadoras.
Nadie puede poner en duda el aumento de los precios, la mayoría de nosotros sabe bien lo que nos cuesta ahora llenar el carro de la compra. Pero hay una gran diferencia entre frotarse las manos ante un problema como hace el PP, y ponerse manos a la obra para solucionarlo como está haciendo el PSOE. Porque tras el aumento de precios hay personas que sufren, familias y empresas a las que tenemos la obligación de ayudar desde el las instituciones. Por eso hace unos días el Gobierno aprobó nuevas medidas adicionales para frenar la escala de precios que supondrán una inversión de 9.000 millones y que permitirá contener en 3,5 puntos la subida de precios.
El Gobierno socialista ha aprobado importantes medidas para poner freno al coste de la energía, para proteger a las familias. Se rebaja al 5% el IVA de la electricidad, esto supondrá que una factura de la luz de 91,7 euros pasará a pagar 64 euros con las medidas impulsadas por el Gobierno. Se ha acordado también la prorroga de la bonificación de 20 céntimos por litro de combustible, se reduce el 50% el precio del transporte público y se congela el precio de la bombona de butano. Se protege a las familias, y a las personas más vulnerables con el aumento del Ingreso Mínimo Vital y las pensiones no contributivas, con una ayuda de 200 euros a las rentas inferiores a 14.000 euros lo que beneficiará a 2,7 millones de personas. Ayudas para la mayoría, impuestos para la minoría; porque se ultima también un nuevo impuesto sobre los beneficios extraordinarios de las eléctricas. Un Gobierno que trabaja para transformar, que trabaja para ayudarte como hicimos en la pandemia, sin profecías, con hechos. Frente al electoralismo del desánimo, un gobierno que cumple.
