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CRÓNICAS POR LOS OTROS / OPINIÓN

El viaje imposible

Hablamos con Juan Manuel Baixauli, autor de 'El viaje imposible. 10 lecciones que nos enseñó África en 1988', acerca de su expedición pionera al continente

20/02/2016 - 

Tras una cena entre amigos para celebrar los 25 años de aquella expedición a África, Juan Manuel Baixauli decidió adentrarse en su siguiente aventura, escribir un libro de una expedición pionera formada por un grupo de pioneros.

A Juanma le conocí hace unos años, África nos unió. Aunque nunca hemos estado juntos en este maravilloso continente, es de las pocas personas que conoce la  África de los años 80, la África de antes de los safaris populares, la África que no contaba con tantos proyectos que desarrollo que tanto la "ayudan" como la "hunden" en ocasiones... La África de entonces y la de ahora. Juanma puede contar historias para no dormir sobre sus viajes a África,y Juanma empieza y no acaba, Juanma está lleno de anécdotas africanas y Juanma sigue amando África como el primer día. Cuando se quita su gorra de empresario valenciano, Juanma saca su espíritu aventurero y se embarca en viajes como el que montó en 1988.

Dos facetas que combina a la perfección. De esta manera, sale de su zona de confort y aprende a vivir otras realidades, otros esquema de valores, reflexionar sobre lo que es prioritario de lo que no lo es, lo que es importante de lo que no lo es. Entender que hay muchas formas de entender y vivir la vida, la familia, las relaciones sociales. El sentido de pertenencia. Claro está que esto depende de cómo te acerques al continente, según asegura Juanma Baixauli, cómo hagas tu entrada en él, y cómo enfoques la experiencia. 

Hablamos con su autor, con Juan Manuel Baixauli.

¿Qué aporta de novedad este libro para los amantes de África?

Para los amantes de Africa supone una aventura en toda regla, llena de momentos apasionantes, quienes han viajado por varios países africanos verán en su lectura mucho más de lo que la gente normal podrá ver, seguro que son capaces de ponerse en nuestra piel, si a veces ya es difícil atravesar una frontera con un vehículo, pasarla con un convoy y un cargamento es una lucha de estrategia y paciencia. Supone una inmersión total en lo que es este continente, tomar decisiones permanentemente en situación límite con un colectivo y un cargamento detrás de ti, imaginarse lo que es viajar con algunos vehículos de desguace, es una auténtica locura. Imaginarse lo que debieron ser algunas jornadas de travesía de extraordinaria dureza, pasos complicados, imprevistos, averías, tensiones entre el personal hasta extremos que fuera de ese contexto parecen imposibles.

Todo en el libro transcurre con cierta “normalidad”, pero quienes hemos viajado por Africa sabemos que cada paso, sacar un camión de un puerto y sus aduanas, atravesar una frontera, cargar mercancía en un vagón de tren, conseguir recursos económicos durante el viaje, hacer que una furgoneta de desguace atraviese el desierto,… Todo, absolutamente todo es infinitamente más costoso y complicado de lo que deja entrever el libro.

¿También lo recomendarías para los que desconocen el continente africano?

Conforme fui escribiendo el libro, se fue estructurando... La propia historia alcanzo vida propia y entidad propia. De hecho no dejaba de ser inicialmente la nostalgia de dejar por escrito testimonio físico de lo que aquello fue, pero al avanzar en su desarrollo la historia tenía muchos valores personales y humanos que decidí reflejar, de ahí apareció la idea de las 10 lecciones, porque en un momento como el actual y posiblemente como el que se nos viene de ahora en adelante, ese espíritu de soñar, y luchar por tus objetivos, creer en ellos, que los puedes llevar a cabo, formar equipo, sortear todo tipo de dificultades,… todo ello se está convirtiendo en elementos básicos en la competitividad actual.

Así que el libro adquirió también una dimensión ligada al “managemet”, un brindis a nuestra capacidad de luchar y perseguir nuestros objetivos.

Paralelamente al enfoque de aventura africana, y al enfoque del “management”, el libro está totalmente ligado a la cooperación. Este viaje de aventura acabo siendo un transporte de material humanitario. Fuimos los primeros en entender que la forma de ayudar era conseguir a quienes ya operan en estos escenarios ayudarles a transportar material que era necesario para sus centros de cooperación, buscamos organizaciones y ONG que ya estaban perfectamente introducidas en estos países, con proyectos sólidos y definidos, entroncados con la sociedad local. Podríamos decir que fue algo así como el primer viaje de turismo solidario. Pero lógicamente las dimensiones del proyecto, la cantidad de misiones que visitamos, las charlas que tuvimos con muchos misioneros, en diferentes países y procedentes de varios países y varias idiosincrasias personales (religiosos, laicos,…) nos terminó dando una dimensión humana que no habíamos imaginado al principio.

¿ Qué salió de esa expedición? Cuales fueron los proyectos que podríamos decir que con el tiempo se gestaron en ese viaje? ¿ Por qué fue tan importante esta expedición para la solidaridad valenciana?

Al regreso, estábamos convulsos, lo que habíamos vivido nos transformó. Hay que pensar que dos años antes de la salida nuestra actividad era frenética, solo había un objetivo conseguir los recursos materiales y económicos para poder llevar a cabo el proyecto, fue una lucha casi de 24 horas al día, muchos dejaron su carrera temporalmente, era imposible compaginarla, así que el 9 de octubre nos fuimos, pero nosotros ya hacía tiempo que estábamos desconectados del día a día normal de otros universitarios, habíamos sido “abducidos” por el proyecto. Y luego vinieron 3 meses y medio de lucha diaria contra todo tipo de dificultades, vehículos, económicas, personales, financieras, geopolíticas, alimentación, enfermedades….

"hay compañeros a los que teníamos que dar de comer por los herpes, a otros que teníamos que arropar cuando la fiebre los destrozaba, buscar recursos en ÁFRICA"

El libro lógicamente no puede ahondar en todo, y simplemente da pinceladas, en las que el lector puede intuir cosas, es más, en muchos casos mostramos nuestra cara más integradora con el entorno, buscando siempre lo positivo porque realmente éramos personas que siempre buscábamos ese lado, o teníamos la facilidad de verlo, pero hay compañeros a los que teníamos que dar de comer por los herpes que tenían en su boca, a otros que teníamos que arropar cuando la fiebre los destrozaba, buscar recursos en Africa para seguir financiando todos los problemas que nos surgían: perdidas de vehículos, alquileres de otros, aduanas donde debíamos negociar y llegar a “acuerdos” para pasar…. Algunas noches nos hubiéramos “literalmente matado” por las broncas que teníamos.

Pero hay una cosa que tengo clara, el elemento que permitió que todo llegara a su fin y nunca desistiéramos, fue sin duda el durísimo proceso de selección que supusieron los dos años primeros. Al final solo llegaron a salir los que realmente lo daban todo por salir. Eran de otra “casta” y ese fue el éxito de proyecto.

Al regreso muchos de ellos siguieron conectados al mundo de la cooperación, y de nuestras experiencias también empezaron a nacer los embriones de otras importantes ONG actuales, fruto de ir sembrando esa experiencia en terceros. Algunos trabajaron y siguen durante muchos años en Médicos sin fronteras, por poner un ejemplo, pero también nació aquí en valencia Farmaceuticos Mundi, hoy una gran ONG nacional basada en el medicamento, o Motores sin Frontera, que ha desarrollado importantes proyectos durante más de 20 años como orfanatos, un centro de asistencia a mujeres embarazadas en Mali, etc. etc.

¿Qué tuvo de especial ese viaje con respecto a los que has hecho más tarde?

Este viaje fue una lección poderosa, de lucha, capacidad y superación. Fue convulsa, nos mostró la realidad cruda del continente africano, nos vapuleo nuestros valores, nos hizo entender muchas cosas, o adquirir una perspectiva diferente, nos hizo encontrarnos con la religión desde otro lado que nunca habíamos visto, y fue una inmersión completa, el resto de viajes o expediciones que he realizo por Africa, ya son 16 los países que he cruzado, y en diferentes condiciones, no han dejado de ser una extensión de este primero.

En ocasiones he buscado experiencias “más salvajes”, he cruzado países inhóspitos “haciendo dedo”, sin muchos recursos, o he entrado en países en conflicto, casi en plena guerra por expediciones humanitarias de emergencia (como fue el caso de Rwanda en 1994). Pero también he realizado viajes de lujo, disfrutando de maravillosos safaris, o experiencias lúdicas inolvidables. Así que tengo diferentes puntos de vista y experiencias en el continente. Todo ello me ha ido forjando una idea, y una forma de verlo, asumiendo que cuando hablamos de Africa es un continente muy grandes, con grandes diferencias entre unos países y otros, por tanto no siempre es bueno generalizar. Hay que bajar al detalle.

 ¿Crees que desde el mundo desarrollado tenemos una imagen muy distorsionada de la realidad africana?

Totalmente. Conocemos Africa solo a través de los desastres, la hambruna, las guerras,… realmente no la conocemos, no entendemos su forma de enfocar la vida, sus problemas cotidianos, sus necesidades elementales, su cosmovisión de las relaciones humanas, familiares, sociales y de pertenencia a un colectivo. Tendemos a comparar, y todo lo que no sea igual a nosotros y a nuestros estándares no es bueno. Eso es un error terrible.

"Conocemos Africa solo a través de los desastres, la hambruna, las guerras,… Tendemos a comparar, y todo lo que no sea igual a nosotros y a nuestros estándares no es bueno"

¿Sobre el mundo de la cooperación y los proyectos que has apoyado en momentos diferentes que pensamiento tienes tu ahora? Te sigues decantando por proyectos grandes o pequeños?

Sobre el mundo de la cooperación creo que deberíamos hacer dos distinciones:

1º- por un lado las ayudas de emergencia, es decir cuando ayudamos y colaboramos ante un desastre humanitario puntual. Pero que es algo que puede ocurrir en Africa o en cualquier lugar del planeta.

2º.- cuando colaboramos en “cooperación al desarrollo”. Y aquí creo que hay una imagen distorsionada, cada vez que les resolvemos las cosas fácilmente y gratuitamente no les ayudamos, ese “buenismo” nos relaja a las mentes occidentales.

Porque damos 10 euros al mes a una organización ya sentimos que colaboramos. Pero ¿realmente estamos poniendo las bases para que a medio plazo se lo puedan resolver ellos?, sinceramente no. Todo lo que no sea cooperar para ir dejando las bases de que ellos lo puedan desarrollar por sí mismos, desde mi punto de vista es una cooperación que a la larga es un problema. La cooperación debe ser algo que siempre decimos pero que pocas veces se hace, “no se trata de llevarles el pescado, sino de enseñarles a pescar”, tampoco basta con llevarles las cañas, ¿Qué pasara cuando se les rompan y no tengan? ¿Volveremos a llevarles otras? Esta metáfora la podemos aplicar a multitud de cosas.

En muchas culturas no se acepta la agresión a la tierra, y hacer un pozo para sacar agua es una “agresión”, ¿nos hemos parado a pensar que lo pueden ver así?. No se puede hacer nada sin entender su esquema de valores, su cosmovisión, y eso lleva años, diría generaciones, y una actitud muy tolerante, muy reflexiva, muy poco colonizadora o invasora.

Aquí creo que lo mejor que podemos ofrecer es formación, educación, entrenamiento. Intercambiar estudiantes que vengan a nuestros países, aprendan y luego regresen a su territorio para iniciar una transformación constructiva lenta, pero constante.

Que vean otras formas de gestionar los recursos, de gestión público administrativa, tecnología, sistemas educativos, y asumir que es un proceso largo. Si en algunos países están como en el neolítico, no podemos aspirar a que estén en la edad contemporánea en cuatro días, a nosotros nos costó miles de años.

"Si en algunos países están como en el neolítico, no podemos aspirar A PASAR A LA edad contemporánea en cuatro días"

Por ello  Juanma estudia muy bien qué proyectos apoyar y de qué manera colaborar. Una de sus últimas acciones ha sido la donación para la Asociación ONE DAY YES de más de 1.000 de estos libro. Así que todo lo que se ha recaudado con  estos libros ha sido donado para el mantenimiento de la escuela Twashukuru Nursery School en Lamu, Kenya.

¿ Sería difícil volver a repetir una expedición así?

Creo que sí, con madurez, con recursos económicos,… pueden hacerse otras cosas, pero esta no nació así. Nació de la “insensatez”, de la “inconciencia”…

En su primer viaje a África, el autor del libro, Juanma Baixauli,  aprendió capacidad y habilidades para sortear las dificultades, capacidad de liderazgo, y como afrontar la adversidad. Además de un baño increíble de humanidad y reflexión sobre los valores. Un viaje que se cuenta en este libro. Un libro que ha contado con un equipo de trabajo formado por tres profesionales que han dado vida e historia a las más de 4.000 fotos que se consiguieron recaudar de aquella expedición, noticias en prensa, cartas, testimonios gráficos, elementos utilizados en las actividades, agendas, etc. Todo, sin la ayuda que supone la tecnología actual , pues hablamos de los 80! Hablamos de fotos impresas y de  máquinas de escribir. Además , la mayoría de miembros de esta expedición no residen en España con lo que el trabajo de captación de información se ha hecho más costoso. El resultado final es una joya, un libro especial y único. Un libro sencillo de leer, con una visualización espectacular, con infografías del recorrido, distancias, etapas... Un libro que comenzó a gestarse en mayo de 2014 y que tras 16 meses de trabajo, sale ahora al mercado. Un libro que no pasará desapercibido, para los amantes de África y los que quieras descubrirla.

* El libro 'El viaje imposible. 10 lecciones que nos enseñó África en 1988' se presentará el 3 de marzo a las 19:00 horas en Bolsa de Valencia. Organiza la Fundación de Estudios Bursátiles.

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