El audiovisual y las artes escénicas valencianas crean un protocolo para combatir los abusos en la profesión

CASTELLÓ. Una vez más la cultura, y en este caso más concretamente las artes escénicas y el audiovisual, han demostrado ir un paso por delante del conjunto de la sociedad. La Associación d'Actors i Actrius Professionals Valencians (AAPV) y la Associació d'Empreses d'Arts Escèniques del País Valencià (AVETID), junto a la delegación valenciana de Dones Cineastes i de Mitjans Audiovisuals (CIMA) y la Acadèmia Valenciana de l'Audiovisual (AVAV) han puesto en marcha un protocolo para combatir el acoso sexual y de género, así como los abusos de poder. Un documento de obligatorio cumplimiento que las empresas escénicas y audiovisuales deberán adoptar en el plazo aproximado de un año. En él, no solo se dan medidas preventivas, sino que además se informa sobre cómo proceder cuando el acoso o el abuso ya ha ocurrido. 

Fue en septiembre del año pasado cuando AAPV y AVETID empezaron a trabajar en esta iniciativa, que según el artículo 48 de la Ley Orgánica 3/2007 debería implantarse en todas las empresas, independientemente del número de trabajadores que sean. Se trata, sin embargo, el suyo de un documento prácticamente pionero. Aunque para su elaboración se ha tomado como ejemplo tanto el protocolo de la compañía valenciana l'Horta Teatre como el de l'Associació d’Actors i Directors Professionals de Catalunya, contempla por primera vez el abuso de poder.

"Queríamos crear un documento que fuera lo más específico posible para nuestro sector y en este caso los abusos de poder tienen mucho peso. Es muy común que a alguien se le amenace con manchar su nombre o con no volver a trabajar en la profesión. También los castings son lugar de mucho acoso. Puede ocurrir que un director o productor demande un tipo de prueba que no debería. Y en estos casos nadie sabe a quién acudir, porque ante todo se quieren evitar los corrillos", señala Aina Gimeno, de la Comisión de Igualdad de AAPV, quien incide en que la puesta en marcha de este protocolo nace de una "voluntad por hacer las cosas bien y avanzar dentro el sector". 

La iniciativa que fue presentada este martes por Ma Ángeles Fayos (presidenta de AVETID) Pau Vercher i Puchol (secretario general de AAPV), Teresa Cebrián (presidenta de AVAV) y Sara Mansanet (delegada en el País Valenciano de CIMA) ha conseguido en poco menos de un día recibir la solicitud de adhesión de la asociación valenciana de doblaje. Y es que, como recalca Gimeno, el desconocimiento sobre la Ley "es generalizado" y no hay prácticamente empresas que cuenten con un protocolo de actuación para prevenir y abordar los acosos. "Están obligadas independientemente de su tamaño. Nosotras pensábamos que el plan de Igualdad solo se dirigía a empresas de más de 200 trabajadores, pero no", advierte Gimeno. 

No tenerlo es motivo de sanción

En este sentido, las cuatro entidades han enviado el documento a todas y todos sus miembros, empresas y profesionales de las artes escénicas, el cine y el audiovisual. No obstante, darán un año de margen para que estas se pongan al día. "Entendemos que había mucho desconocimiento. Nuestra labor no es perseguir a las empresas, ni mucho menos, sino enseñarles cómo se ha de proceder, porque esto nos protege a todos y todas. Ahora bien, si dentro de un tiempo nos llega la información de que una empresa ha hecho oídos sordos ante un caso de acoso, como sindicato tendremos que denunciar", expone la profesional. 

Es decir, no basta con tener el documento, sino que las empresas han de implantarlo y encargarse de difundirlo entre sus trabajadores y trabajadores. E incluso, ha de constituirse una comisión instructora y de seguimiento para casos de acoso que, según recomienda el documento, debería estar formado por dos personas de la empresa. 

En caso de no aplicarse el protocolo de acoso por inexistencia de este, si se produce una infracción en esta materia, la sanción oscila entre los 40.986 y los 819.780 euros, según marca la ley. 

Una oficina contra el acoso

Como sea, insisten desde las asociaciones culturales que el protocolo es muy sencillo de entender y aplicar. Lo califican, pues, como "el más avanzado del Estado", por haber actualizado además leyes y conceptos -se diferencia entre género y sexo-, pero en cualquier caso, desde las entidades se comprometen a acercarlo a escuelas escénicas para que el máximo número de personas puedan comprenderlo.

Así mismo, esperan poder abrir próximamente una oficina contra el acoso sexual y los abusos que ayude tanto a víctimas como a testigos. Ya cuenta la Academia Catalana con un teléfono dedicado a la atención de casos y desde los colectivos valencianos estudian cómo poder implantarlo. "Tenemos que hablar con las instituciones para saber de qué manera podrían implicarse. Si podemos contar con ellas económicamente o tenemos que tirar de nosotras", señala Aina Gimeno.