ELCHE (EFE). La ilicitana Julia Navarro triunfa en las tablas de los escenarios de Nueva York, donde llegó hace apenas tres años para estudiar en una escuela de interpretación con una aventura que ha tenido momentos difíciles e incluso oscuros al ser inmigrante, pero saliendo "muy reforzada" frente a las adversidades en una ciudad que ya considera su hogar.
Todo esfuerzo, por duro que sea, tiene su recompensa. Una frase que tiene todo el sentido al hablar de Julia Navarro, de 32 años y que un día dejó su barrio de Elche, Carrús, "con una mano delante y otra detrás" y que, tras su paso por Londres hace tres años, dio el salto "de su vida" al recibir una audición para la prestigiosa escuela de interpretación Stella Adler en Nueva York.
Una "locura muy bonita", explica en declaraciones a EFE, que ha dado sus frutos y por la que ahora su nombre aparece en los carteles de escenarios de Broadway, tras una vida apasionada por las artes escénicas a partir de crecer en un hogar lleno de música dado que su padre, guitarrista, le inculcó "desde pequeña cantar, bailar y actuar".
Pese a este amor por el arte, Julia estudió Filología inglesa, aunque también empezó a formarse como actriz y performer en Inglaterra y España para, incluso, llegar a formar parte de la obra Presas, una colaboración de las compañías de teatro amateur ilicitanas Carafur y la Baranda que logró decenas de premios a nivel nacional e internacional por un drama carcelario ambientado en la España de la posguerra en el que interpretaba a la novicia Sor Adoración.
Además de la interpretación, una de sus mayores pasiones es viajar y por eso se marchó a vivir a Londres, donde estuvo dos años hasta que en 2019 cruzó el Atlántico destino Nueva York para iniciar una aventura, un intenso aprendizaje durante dos duros e intensos años;tras su graduación hace algo más de un año "comenzó lo bonito de verdad".
Y es que en este tiempo ha trabajado en diversos shows de baile, cabarets y obras de teatro en prestigiosos locales de Manhattan, una de ellas la comedia satírica 'A Sketch of New York' o la obra 'What May Arise', con la que participó en el Rogue Theater Festival de New York.
Pero sin duda el proyecto del que se siente más orgullosa hasta ahora es 'Ana el Trópico', una aclamada obra del dramaturgo Nilo Cruz premiada con el premio Pulitzer en el 2003, donde interpretó a Conchita, el papel femenino protagonista.
Un sueño que tan sólo ha comenzado, pero que lo ha luchado sin descanso, porque llegar a él no ha sido un camino de rosas: "Nueva York es una ciudad en la que, si no eres fuerte, te pisan", asegura Julia, quien vivió unos primeros meses muy difíciles como inmigrante en Estados Unidos.
“Cuando llegué viví en modo supervivencia, incluso tuve que cambiarme de piso muchas veces. Los primeros cuatro meses fueron muy oscuros con continúas mudanzas”, recuerda echando la vista atrás. Unos comienzos complicados a los que tuvo que sumar muchas horas de ensayos en la escuela de interpretación y una serie de trabajos para pagar sus estudios y la cara vida americana.
Pero también fue difícil irse tan lejos de la familia, los amigos y su gatito, su bebé, Simba. “Hay días en los que la ausencia de los míos duele más que otros. Siempre se añora abrazarles y estar físicamente más cerca de ellos”, ha relatado aunque “nunca” ha pensado realmente en tirar la toalla, hacer las maletas y regresar a España. “He salido reforzada y he aprendido muchas lecciones”.
Lo bueno que tiene Nueva York, reconoce, es que “si estás dispuesta a pasar por ese proceso inicial y a luchar por lo que quieres, sorteando los obstáculos que van apareciendo por el camino, la ciudad te recompensa muchísimo”.
“Todo tiene su lado bueno y su lado malo. Decidí salir de España para buscar nuevos retos, nuevas aventuras. Aposté fuerte y no me equivoqué porque estoy viviendo cosas muy bonitas y no me arrepiento de nada, siempre voy a sentirme orgullosa de lo que he hecho y estoy haciendo”, afirma convencida.
Los proyectos afortunadamente no paran y acaba de estrenar la obra E.G.G con la que participará en el New York Theater Festival. Y de cara al futuro, el siguiente reto es El viento del deseo, una obra de un solo personaje escrita por la dramaturga española Laura J. García y dirigida por el actor y director neoyorquino Giovanni Marine.
“Es un proyecto que me hace especial ilusión porque se trata de una autobiografía ficticia, basada parcialmente en mi vida y en mis inicios como actriz, pero también en los comienzos y momentos difíciles que he pasado todo este tiempo en Nueva York”, asegura Navarro.
Momentos difíciles que no han sido pocos, pero todo lo vivido, lo bueno y lo no tan bueno, le ha ayudado mucho a crecer como persona y como artista: “Ya no soy la misma Julia que salió de España hace unos años” porque tres años después de pisar Nueva York ya siente que esta ciudad es un “hogar” para ella.
"Quizás en un futuro muy lejano me pueda plantear volver a España, pero ahora mi vida está en Nueva York. Eso sí, cada cierto tiempo, siempre voy a volver a casa para estar con los míos", ha apuntado.
Después de una carrera de obstáculos durante muchos meses, de subidas y bajadas, de días malos, de cambios de humor, agobios, nervios, incertidumbre, ganas de tirar la toalla, el momento ya ha llegado: El sueño ha comenzado y no hay quien lo pare. “Pese a las dificultades, esta locura la volvería a repetir sin duda”, recalca.