Esta semana se han publicado las estadísticas del turismo nacional en las diferentes provincias de España. La mayoría se quedó con el titular de que Asturias ha superado en el mes de julio a Málaga en turismo nacional. Curioso, pero cierto. Pero esa misma estadística también ofrece otro dato: y es que Alicante fue, en julio, la segunda provincia más visitada de España, con 426.000 turistas, después de Madrid. Le siguen, por este orden, Tarragona, Barcelona, Girona y Cádiz.
No conozco todos los datos en detalle, pero supongo que será un conjunto de razones: buenas conexiones viarias, ferroviarias (la provincia cuenta con cuatro estaciones de AVE, más allá de la mejorable conexión con el corredor Mediterráneo, todavía convencional) y el aeropuerto, con el que tanto debate se ha generado acerca de su ampliación y la segunda pista. También cabe apuntar que Alicante es el sitio de veraneo de muchos residentes de otros puntos de la Comunitat Valenciana.
Sea como fuere, en este caso, Alicante, que siempre se compara con Málaga en muchos asuntos —lamentablemente, con el asunto tecnológico ya hemos perdido comba— recibe casi 100.000 turistas nacionales más que la Costa del Sol (con los datos de julio) y casi 130.000 a Baleares. Por contra, el aeropuerto de Málaga le saca 700.000 pasajeros de diferencia al aeródromo de Alicante-Elche (en el acumulado anual de 2024).
Valgan todos estos detalles para poner en valor la aportación del turismo nacional a estas tierras. Y dentro del contexto de este verano: el precio de los hoteles (y de los aviones) se ha disparado, pero especialmente los alojamientos, lo que ha empujado a muchos españoles a proyectar sus vacaciones fuera del país, donde determinados gastos son más económicos. Ahí está la lucha de Baleares por atraer turistas de la Península ante el incremento del precio de la oferta hotelera (y otras circunstancias) por la demanda exterior.
Está claro que el turista internacional gasta más, y posiblemente paga más por determinados alojamientos (y adquisición de viviendas), pero en este caso las cifras demuestran que el turismo nacional es un gran valor para la Costa Blanca, y por tanto para la Comunitat Valenciana. Pese a los titulares se los llevan las cifras de los turistas internacionales, los vuelos y otros datos.
Las cifras son un toque de atención para una provincia como Málaga, como han reconocido las informaciones de aquella provincia. También lo es que en España han dejado de moverse casi 400.000 turistas nacionales durante el mes de julio. Pero sobre todo, no deja de ser otro toque de atención para toda la industria turística en general, que empuja a ese fenómeno llamado turistificación, que muchos gobernantes no quieren ver, pero es el que está trasvasando, entre otras cosas, a los turistas al fenómeno de la hotelización de los apartamentos turísticos, que tanto cuestiona, y con razón, la patronal hotelera Hosbec. Esperemos que la nueva normal de la Generalitat Valenciana pueda atajar este fenómeno; ahora bien, una cosa es la actividad de los apartamentos, que siempre ha existido, y otra bien diferente es poner la oferta de las viviendas en régimen del alquiler de corta estancia. Yo, como dijo una vez un dirigente de Exceltur en un foro de Benidorm, sigo pensando que es una cuestión de política urbanística, de ordenar que debe ir en cada zona de la ciudad.
Pero bien, sea como fuere, quédemonos con ese dato: Alicante recibe muchos más turistas nacionales que Málaga. Imaginaros si esta cifra fuera acompañada de la lógica política: el aeropuerto conectado por tren con las principales ciudades, Alicante, Elche o Benidorm; o que de las cuatro estaciones de AVE pudieras llegar en Cercanías a otros puntos del litoral (o del interior), cosa que no se puede. Ya que Alicante no lo tiene, y va razonablemente bien, al menos, tomemos nota en lo que está fallando Málaga para no caer en los mismos errores.