El deporte en la búsqueda de la cooperación y de la paz

Recientemente se celebró en la Universidad Mohamed V de Rabat, un encuentro internacional sobre la Diplomacia Cultural y Deportiva en el que tuve la ocasión de participar. La propuesta de la presentación de la candidatura conjunta de España Portugal y Marruecos para albergar el mundial de fútbol del 2030, fue el motivo  que despertó el interés por tratar la función del deporte en la cooperación entre los pueblos y con ello fomentar la paz. El deporte ha jugado un papel importante en la diplomacia entre los pueblos y ejemplo de ello son las treguas de paz que se decretaban en la antigüedad durante las Olimpiadas.

Pero no solo en la antigüedad tuvieron un papel los deportes en la promoción de la paz, también ocurre en tiempos más cercanos a los nuestros. A lo largo de los años se ha contado en Europa aquella hazaña que llevaron a cabo los soldados en el frente cuando en la Nochebuena del año 1914, después de que fracasaran los intentos para que se decretase una tregua de paz en los días de la Navidad, los contendientes de ambos bandos decidieron, desafiando las normas de los estados mayores, salir de sus trincheras y acercarse en son de paz a los que se consideraban los enemigos, una tregua que se escenificó en uno de los frentes con un partido de fútbol. Un ejemplo que podríamos decir de diplomacia popular que demostró su poder ante esos estados mayores que tuvieron que recurrir a graves sanciones para que los soldados volvieran a las armas. 

La hazaña de aquellos soldados se llevó a las pantallas por Christian Carión en la película Joyeux Noël. Es cierto que también los encuentros deportivos en ocasiones se convierten en escenario de las tensiones que se viven entre los pueblos, la llamada guerra del fútbol entre El Salvador y Honduras en 1969 es un ejemplo de ello, pero en no pocas ocasiones los encuentros deportivos han servido como avanzadilla en la apertura de relaciones entre los países: el ejemplo de la llamada diplomacia del ping-pong como imagen de apertura entre los EEUU y China a principios de los años 70 o la llamada diplomacia del cricket entre la India y Pakistán. El deporte no solo ha servido para evitar conflictos entre estados, también para fomentar la paz y la convivencia interior, de sobra se conoce el papel que jugó el deporte en la consolidación de un país como Sudáfrica bajo el liderazgo de Nelson Mandela, quien recién elegido Presidente quiso superar la fractura social de su país tras la abolición del apartheid, aprovechando la Copa Mundial de Rugby para unir a su pueblo. En un mundo tan polarizado como el que vivimos, las Naciones Unidas decretaron la "Tregua Olímpica" para los juegos olímpicos de 2024.

De otra parte, los valores asociados al deporte inciden en la vida ciudadana: el respeto a las reglas del juego, el saber ganar y el saber perder, el sentido de competición limpia respecto al adversario, todo ello son actitudes que potencian el sentido de la ciudadanía. También el deporte incide en muchas facetas de la vida: el fomento de un estilo de vida saludable, objeto del programa "Ciudades Saludables" de las Naciones Unidas, cuyo papel fue decisivo en los años 80 y 90 en la concepción del modelo de la ciudad de Elche; la promoción de las personas con discapacidad; el reforzamiento del multiculturalismo así como la promoción del papel de la mujer en el deporte y especialmente en estos momentos en el fútbol, probablemente el deporte en el que hasta ahora la mujer se hallaba menos representada. 

También el fútbol juega un papel importante en el afianzamiento de la identidad de nuestras localidades y así el Elche C.F. ha jugado un papel muy considerable en la construcción de una ciudad integrada. Los momentos más exitosos del Club se vivieron en los años en que la ciudad se encontraba en pleno crecimiento económico y fueron muchas las personas de otras regiones que emigraron a Elche en búsqueda de  trabajo. En los colores del equipo que en el año 1959 asciende a primera división, encuentran el emblema que les ayudó a sentirse plenamente vecinos de su nueva ciudad. Creo que es esta una lección que debiéramos tener presente ante los retos de la nueva inmigración. La paz no se construye considerando a los inmigrantes como enemigos, sino como vecinos. Píndaro el poeta cantor de las Olimpiadas, resumía las virtudes del atleta con aquellas palabras: "Acoge a los extranjeros, su alma ha sido alimentada con el amor a la paz que es la salvación de los pueblos". Los versos de Píndaro a pesar de los muchos años en que se escribieron, adquieren hoy día plena actualidad.