Si los sondeos aciertan, Joe Biden se convertiría en el próximo presidente de EE UU en 2021... pero ¿cómo se lo tomaría la economía y Wall Street?
MADRID (EP). Si los sondeos aciertan, Joe Biden se convertiría en el próximo presidente de EE. UU. en 2021. En comparación con la victoria de Donald Trump en 2016, este resultado debería impactar menos en la economía estadounidense, ya que el riesgo para los inversores proviene de la volatilidad que sigue a cualquier resultado incierto.
A pesar de las aspiraciones radicalmente diferentes de los candidatos para el futuro de los Estados Unidos en el orden mundial, las elecciones del 3 de noviembre de 2020 no deberían suponer un gran cambio para las perspectivas económicas del país. Al enfrentarse a la recesión más profunda de la historia moderna, a niveles récord de desempleo y al gasto fiscal para contrarrestar los efectos del virus, las cuestiones económicas clave de EE UU están centradas en la recuperación.
A continuación cuatro aspectos que deberían tenerse en cuenta en este contexto y que marcarán los movimientos en los mercados:
1. Compromisos electorales
Las promesas electorales de Joe Biden, dadas a conocer antes de la pandemia, se centran en la creación de empleo, el incremento del salario mínimo, la reconstrucción de las empresas, el gasto en infraestructuras y la energía sostenible. Muchas de estos compromisos, incluido la reducción de las tensiones comerciales con China, deberían proporcionar algún impulso positivo neto para los beneficios empresariales y compensar en gran medida cualquier aumento de los impuestos a las compañías que el propio Biden planea utilizar para pagar el 'Nuevo Pacto Verde' (Green New Deal).
Desde el comienzo de la pandemia, Donald Trump ha tratado de restar importancia a la magnitud de la crisis y desviar las responsabilidades de su gestión. Su consideración de Estados Unidos como una víctima geopolítica, su insistencia en que el país se enfrenta a una crisis de orden público y sus apelaciones a un pasado mítico, han demostrado éxito para mantener su apoyo central y un índice de aprobación ligeramente superior al 40%.
A la vista de las habituales críticas de Trump a la política de la Reserva Federal, puede que intente sustituir al presidente Jerome Powell por un candidato menos convencional cuando el mandato de Powell expire en 2022. Bajo la presidencia de Biden, es probable que la Fed permanezca en manos de Powell, continuando así con el plan de no aumentar los tipos de interés hasta por lo menos 2023.
2. Potencial volatilidad
El verdadero riesgo en estas elecciones es el institucional. Trump no ha prometido aceptar el resultado de las elecciones, ha sembrado dudas sobre la fiabilidad del sistema electoral estadounidense y está desfinanciando al servicio postal para desalentar el voto por correo. Además, ha sugerido que los votantes violen la ley federal e intenten emitir dos votos para desafiar al sistema.
Cualquier resultado en la madrugada del 4 de noviembre, o la falta de una concesión clara de uno de los candidatos y las incertidumbres jurídicas probablemente alimentarían semanas de volatilidad en el mercado. Los inversores, considerando ese escenario; así como los mercados de futuros, muestran un mayor interés en posicionar las carteras para un aumento de la volatilidad en octubre y noviembre, lo que no ocurrió en 2016.
3. Impacto de los resultados electorales.
Existen varios posibles escenarios de cara al resultado en la carrera presidencial. En todos ellos, la exigencia económica para crear las condiciones necesarias que lleven a una completa recuperación interna de la crisis de la Covid-19 es la misma.
Es importante mencionar que poner en marcha las promesas hechas durante la campaña electoral depende del resultado en el Senado. En el caso de una barrida republicana o demócrata de ambas cámaras del Congreso, un proyecto de ley de infraestructura o nuevos recortes de impuestos mejoraría las perspectivas de crecimiento.
A nivel geopolítico, un segundo mandato de Trump podría hacer reflexionar sobre la relación de los EE UU con China. Después de haber dominado el pensamiento económico internacional durante 18 meses, se puede esperar que la administración explore soluciones a largo plazo, o al menos que termine la ‘primera parte’ del pacto comercial. Desde primeros de 2020, los aranceles de importación de productos chinos en los EE UU es del 13,8% en promedio.
En cuanto a la política exterior, los desafíos a los que se enfrenta una presidencia de Biden serían significativos. Aunque se espera que baje los aranceles chinos, las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China persistirán en el largo plazo con sus efectos en el comercio mundial. También se espera que Joe Biden se centre en el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, en sus siglas en inglés) como parte de los esfuerzos para seguir conteniendo el desafío económico de China y que trate de recuperar la posición multilateral de los EE.UU. en el ámbito de la política exterior, incluyendo la vuelta al Acuerdo de París en materia de cambio climático y un compromiso con Irán.
4. Efectos sobre los activos.
Cualquier resultado dejaría la tendencia de debilitamiento del dólar, pero una victoria de Biden aceleraría esta depreciación. Asimismo, dejaría al dólar menos expuesto a la volatilidad de los riesgos políticos y a los presuntos 'tuits presidenciales'. A pesar de la reciente e importante caída, la moneda sigue sobrevalorada, aumentando el alcance de cualquier posible depreciación si Biden ganara. La magnitud de estas pérdidas dependerá de si el Congreso continua o no dividido. En términos más generales, una victoria de Biden proporcionaría al yuan chino un impulso en las perspectivas de una reducción de los aranceles y de una retórica más constructiva entre las superpotencias del mundo.
Un gobierno republicano no tendría un impacto tan significativo en el mercado de bonos durante los primeros seis meses ya que el presidente Powell no sería reemplazado en la Reserva Federal hasta 2022. En el caso de una presidencia con Biden y un Congreso dividido, la recuperación económica puede ser más débil y traducirse en menores rendimientos de la deuda soberana. Por el contrario, una barrida demócrata fortalecería el crecimiento y llevaría a mayores tasas de interés.
En el mercado de valores, nuevos recortes fiscales bajo el mandato de Trump y un Congreso controlado por los republicanos apoyarían el ánimo y las valoraciones de los inversores. Si los demócratas ganaran la presidencia y ambas cámaras del Congreso, se puede esperar que cumplan sus promesas en cuanto a las subidas de impuestos corporativos. Sin embargo, el consenso del mercado es que los beneficios por acción del índice S&P 500 no caerían más de un dígito medio. Esto se debe a que los nuevos compromisos de estímulo compensarían cualquier impacto negativo de las subidas de impuestos. Por último, en el caso de una presidencia de Biden y un Congreso dividido, la mejora del contexto geopolítico y la continuación de un contexto con bajos tipos de interés apoyarían las valoraciones.
Los planes de Biden de aumentar los impuestos y los salarios mínimos favorecerían relativamente a las grandes empresas que son capaces de asumir los costes sobre las capitalizaciones más pequeñas y a las que tienen un alto contenido de propiedad intelectual como la atención médica y la tecnología de la información.
En el caso de que los demócratas arrasen el Congreso, probablemente presionarán por una cobertura médica universal que, a su vez, ejercerá presión sobre los precios de la industria farmacéutica. Por último, la competencia industrial con China debería limitar los riesgos de una mayor regulación en el sector de las tecnologías de la información, que está creciendo rápidamente.
Stéphane Monier es CIO de Lombard Odier