Tras semanas de volatilidad tras la decisión del presidente Emmanuel Macron de convocar elecciones anticipadas en Francia, los mercados respiraban el lunes con cautela después de que los resultados de la ultraderechista Reagrupación Nacional (RN) se situaran por debajo de las previsiones de las encuestas.
Después de que RN obtuviera el 33% de los votos al ganar la primera vuelta el 30 de junio, la principal preocupación de los mercados era que el partido de Marine Le Pen pudiera salir de la segunda vuelta del 7 de julio con mayoría absoluta y un programa extremista que podría haber lastrado las finanzas públicas y la estabilidad europea.
Al final, aunque RN aumentó su número de escaños hasta 143, se quedó muy lejos de los 289 necesarios para la mayoría absoluta en la Cámara Baja, al obtener unos resultados muy inferiores a los que pronosticaban las encuestas. Como resultado, están lejos de poder formar o incluso desempeñar un papel significativo en un futuro gobierno.
En cambio, fue la alianza de izquierdas Nouveau Front Populaire (que incluye al grupo de extrema izquierda La France Insoumise de Jean-Luc Mélenchon) la que se alzó con una sorprendente victoria con 182 escaños, seguida de la alianza centrista del presidente Macron, que también obtuvo mejores resultados de lo esperado con 168 escaños.
Sin ningún partido o coalición que consiga la mayoría, el presidente Macron tendrá que nombrar a un primer ministro que consiga el apoyo suficiente en la Cámara Baja. Esta tarea será más fácil de decir que de hacer, teniendo en cuenta lo alejadas que parecen estar los programas de las coaliciones rivales. Ya se han producido luchas internas en el seno de la alianza de izquierdas, con el partido más extremista La France Insoumise reclamando que se le otorgue el puesto, y el líder de otra parte de la alianza, Les Ecologistes, rechazando inevitablemente esta idea e insistiendo en que el primer ministro necesitará un apoyo más amplio.
Por ahora, desde el punto de vista de los mercados, se ha evitado el peor escenario posible, el de una mayoría absoluta de RN, y con un parlamento sin mayoría es muy improbable que alguno de los partidos más extremistas consiga el apoyo suficiente para sacar adelante sus programas. La caída del diferencial entre la deuda pública francesa y la alemana a unos 63 puntos básicos el lunes por la mañana evidenció un repunte de alivio.
Sin embargo, el resultado no contribuye a disipar las legítimas preocupaciones en torno a las finanzas públicas francesas. Aunque es difícil opinar en este momento, lo más probable es que Francia acabe con una amplia coalición inclinada hacia el ala izquierda del espectro. Aunque una coalición amplia mantiene al margen a los partidos más extremistas, también implica un estancamiento de facto, sin que ninguna medida legislativa importante pueda obtener apoyo parlamentario durante los próximos tres años. Aunque hay ejemplos en otros países de este escenario benigno para los mercados, tenemos que reconocer que el presupuesto de Francia ya está en números rojos y se espera que continúe en esta tesitura en los próximos años.
Una coalición de izquierdas en el Parlamento no ayudaría a mejorar la situación del déficit presupuestario. Para que un primer ministro sea aceptable para el nuevo parlamento, es casi seguro que Macron tendrá que comprometerse de alguna manera con la izquierda. Es difícil ver cómo esto no implicaría una mayor relajación fiscal, dada la agenda política de la izquierda y el hecho de que fueron la mayor coalición electoral.
Esperamos que el sentimiento de riesgo siga siendo débil hacia los activos franceses mientras dure el proceso de nombramiento de un nuevo primer ministro, y no vemos que los diferenciales soberanos franco-alemanes vuelvan a caer a los niveles previos a las elecciones, dada la incertidumbre fiscal.
Dicho esto, los activos franceses ya han registrado un rendimiento inferior y el riesgo de que se produzcan resultados extremos en las elecciones es ahora menor. También deberían contenerse las ramificaciones más amplias para la unidad y la estabilidad europeas. Desde el punto de vista de la renta fija, esto debería favorecer los diferenciales europeos periféricos.