CASTELLÓ. Parece que 2023 ha traído una tregua en los desorbitados precios del gas que Europa venía sufriendo desde finales de 2021. El índice holandés TTF (índice de referencia para la industria cerámica) marcaba este lunes unos niveles que no se veían desde antes de la invasión rusa de Ucrania; 55 euros/ MWh. La climatología, con una temperatura por encima de la media, el nivel elevado de las reservas y la caída de la demanda de gas de las industrias han provocado que los precios experimenten una bajada notable. Sin embargo, este descenso llega tarde para la industria cerámica que ya se encuentra sumida en una crisis de demanda.
"Es cierto que el gas está dando un respiro, pero ahora el mayor problema es la caída de la demanda y todo lo que ello conlleva", asegura David Fernández-Valladares, director general de Realonda. En este sentido, otras fuentes del sector explican que en estos momentos muchas de las empresas ya cuentan con una cantidad importante de stock por lo que no van a aprovechar esta bajada del precio del gas para producir más. "Antes se agotaba la producción en tres meses y ahora en cinco o seis".
De hecho, todos los indicadores vienen señalando la notable caída de la producción que sigue experimentando el sector cerámico, que en el caso del azulejo acumula ocho meses consecutivos de descenso. Es más, según se desprende del boletín de Gasindustrial, la demanda industrial de gas en diciembre se redujo un 37,3% respecto al mismo mes de 2021. Un indicador que refleja la situación de caída de la producción que el sector viene alertando.
Además del TTF, el boletín de precios de mercados de Gasindustrial del 31 de diciembre de 2022 al 13 de enero de 2023 muestra una bajada del 25% de la media de los precios spot de los hubs europeos, alcanzando los 65,37 €/MWh, 21,79 €/MWh menos que la quincena anterior. "A pesar de que se haya moderado, sigue siendo tres veces el precio que teníamos antes de esta crisis", puntualizan desde la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos Ascer. La patronal aclara que el problema es que se trata de "bajadas puntuales que pueden deberse a causas concretas como la climatología". Para Ascer, la clave no es tanto si el precio del gas está "unos euros más alto o menos alto", lo primordial -recalcan- es contar con una garantía de un nivel de precios que haga "confiable y previsible ejecutar inversiones, continuar produciendo y garantizando los puestos de trabajo que dependen del sector".
En el mismo sentido se manifiesta la patronal de fritas, esmaltes y colores cerámicos, Anffecc, que reconoce que aunque cualquier bajada de los precios del gas es positiva, reclaman "una estabilidad que nos permita hacer previsiones". En esto coincide también la presidenta de la Asociación Gasindustrial, Verónica Rivière, que sostiene que es crucial que la industria disponga de herramientas para afrontar la incertidumbre del mercado del gas.
Además, Riviere señala que pese al descenso de los precios en los principales índices, la industria gasintensiva de España sigue perdiendo competitividad. "La industria italiana, francesa o portuguesa también se beneficia de esta bajada del precio y además, cuenta con potentes ayudas de sus gobiernos", señala. La presidenta de Gasindustrial incide en la importancia de que el Gobierno de España acelere la articulación de las ayudas que anunció a finales de diciembre. "Todavía no sabemos los requisitos ni las cuantías que corresponderán a cada grupo empresarial", afea. A esta reivindicación se suma también el sector azulejero, que alerta de la pérdida de mercados que está sufriendo el azulejo español precisamente por la pérdida de competitividad. "Italia no necesita repercutir los costes porque tienen ayudas, están ganando cuota que nosotros estamos perdiendo", asegura un miembro del sector.
En cuanto a la evolución del gas para este 2023, la presidenta de Gasindustrial señala que estará muy vinculado a la climatología. Este pasado verano Europa comenzó a prepararse para el primer "frío invierno" sin gas ruso y el fantasma de los cortes de suministro sobrevoló el continente. Ahora, a mediados de enero, parece que las temperaturas, anormalmente altas para la época del año, han propiciado que el precio del gas se haya alejado de los temidos índices del verano pasado. Sin embargo, Rivière recuerda que "todavía quedan tres meses de invierno, sobre todo en centro y norte de Europa" y que además, la segunda parte del invierno suele ser más fría con lo cual aumenta la demanda y puede provocar una nueva subida de los precios. "Europa tiene que mantener los niveles de almacenamiento elevados y ya no dispone del gas ruso para llenarlos, por lo que toda Europa competirá por el gas licuado que antes llegaba sin problema a las regasificadoras de España".
Por el momento, la bajada del precio del spot no se puede traducir en una mejora de la situación del sector cerámico que tras meses de tensión en sus costes ya se encuentra sumido en una crisis de demanda más difícil de abordar. Además, cada día que pasa sin que lleguen las ayudas la situación del sector es más delicada. "Aguantarán los que tengan más pulmón financiero, pero llevamos ya muchos meses aguantando la respiración", concluye Verónica Riviere.